En la medida en que el programa de resultados preliminares PREP iba arrojando números, la sorpresa, el asombro y la incredulidad crecía en millones de personas; muy pocos pensamos que el fenómeno de 2018 se volvería a repetir, pero ocurrió, aunque ahora con mayor intensidad.
Efectivamente, la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, ganó la presidencia de México con más de 30 puntos de ventaja sobre Xóchitl Gálvez; al momento de escribir la presente reflexión alcanzaba los 30,805,669 votos, lo que representa el 58.99% de la votación.
Pero la tunda no quedó ahí, todo parece indicar que Morena tendrá mayoría calificada en el Congreso de la Unión y que ganará 7 de las 9 gubernaturas en disputa, incluyendo su bastión histórico, la ciudad de México.
Ante la contundencia de los números no queda otra cosa más que reconocer que para buena parte del pueblo de México (al menos para 30,805,669 personas) el país marcha por el camino correcto y quieren continuidad al proyecto que enarbola AMLO. Quienes no están de acuerdo, o son una minoría o no salieron a manifestar su inconformidad en las urnas.
Luego entonces, Claudia Sheinbaum gobernará con una legitimidad impresionante y sin oposición, al menos en los primeros 3 años de su mandato, así lo decidió el pueblo bueno y sabio y no hay más que hacer. Debemos recordar que AMLO tendrá ese sueño de la mayoría calificada un mes, seguramente hará realidad sus planes A y B.
A propósito de la oposición, lo sucedido el domingo 2 de junio es otro claro mensaje a los partidos PAN, PRI y PRD, la ciudadanía los rechaza, por su pasado y por su presente. MC puede tener un futuro promisorio, pero si no quiere que sea llamarada debe deshacerse de ciertos personajes.
Por lo pronto la realidad dice hoy que en México no hay oposición. Vaya responsabilidad para Claudia, la línea de la autocracia es muy delgada, ojalá, por el bien de todos, no caiga en esas tentaciones de “grandeza”.