/ lunes 6 de septiembre de 2021

Sofoco financiero

La autorización del Legislativo al Gobierno del Estado para que contrate una nueva línea de crédito, que además de proporcionarle instrumentos financieros para reestructurar el monto de la deuda pública, le permita hacer frente a compromisos que se pudieran generar para ejecutar con mezcla de recursos las obras del 2022.

“Revivió” el déficit presupuestal que sufre Durango a consecuencia del gasto educativo que tiene que sufragar con recursos propios. Esa insuficiencia financiera que arrastra desde hace varios sexenios la administración pública estatal, es consecuencia de concesiones excesivas, laborales sobre todo, que los gobiernos en turno adjudicaron, fuera del presupuesto, al sector educativo de todos los niveles.

Y aunque se daba cuenta de ello a la Secretaría de Educación Pública y las autoridades hacendarias, lo cierto es que ninguno de los gobiernos federales en turno ha reconocido como gasto federalizado los cerca de 2 mil millones de pesos anuales que le representa a Durango el desembolso en mención.

Hay Estados de la República, entre ellos la Ciudad de México, que sus gobiernos locales no pagan un peso en el rubro educativo, ya que la Federación se hace cargo al cien por ciento. Y pese a las gestiones permanentes para que haya equidad en la distribución de los recursos públicos federales, y se auxilie a Durango para que paulatinamente disminuya el quebranto en sus finanzas, no ha existido respuesta positiva.

Hasta antes del actual Gobierno Federal, la Secretaría de Hacienda canalizaba subsidios extraordinarios de fin de año a Durango, para que se hiciera frente al faltante. Sin embargo, desde la llegada de López Obrador, se suspendió el envío de tales recursos lo que agravó el problema.

Y con los recortes presupuestales que se instrumentaron a causa de la pandemia, sobrevino un sofocamiento en las finanzas públicas de Durango que se refleja en severas limitaciones de operación en obras y programas.

Destinar recursos propios al pago de la nómina educativa, le impide a Durango llevar a cabo obras de infraestructura que tanta falta le hacen para despegar.

Con tal escenario, el Gobierno del Estado recurre al financiamiento externo, aunque ello le signifique elevar el monto de la deuda pública que también se trae de hace años.

Los diputados de la LXVIII Legislatura, antes de terminar su gestión el 31 de agosto, le aprobaron al Ejecutivo Estatal contratar una nueva línea de crédito por hasta 980 millones de pesos, recursos que llegarían etiquetados para destinarse a obras, no al gasto corriente.

Pero además le autorizaron convenir con los acreedores la reestructuración del débito que hasta por 6 mil 200 millones de pesos enfrenta, con el fin de alargar plazos y obtener tasas de interés más “blandas” a las actuales.

Se haría uso del empréstito, únicamente si en el Presupuesto de Egresos Federal del 2022 que apruebe el Congreso, se olvida nuevamente lo que le suceden a las finanzas públicas de Durango.

La autorización del Legislativo al Gobierno del Estado para que contrate una nueva línea de crédito, que además de proporcionarle instrumentos financieros para reestructurar el monto de la deuda pública, le permita hacer frente a compromisos que se pudieran generar para ejecutar con mezcla de recursos las obras del 2022.

“Revivió” el déficit presupuestal que sufre Durango a consecuencia del gasto educativo que tiene que sufragar con recursos propios. Esa insuficiencia financiera que arrastra desde hace varios sexenios la administración pública estatal, es consecuencia de concesiones excesivas, laborales sobre todo, que los gobiernos en turno adjudicaron, fuera del presupuesto, al sector educativo de todos los niveles.

Y aunque se daba cuenta de ello a la Secretaría de Educación Pública y las autoridades hacendarias, lo cierto es que ninguno de los gobiernos federales en turno ha reconocido como gasto federalizado los cerca de 2 mil millones de pesos anuales que le representa a Durango el desembolso en mención.

Hay Estados de la República, entre ellos la Ciudad de México, que sus gobiernos locales no pagan un peso en el rubro educativo, ya que la Federación se hace cargo al cien por ciento. Y pese a las gestiones permanentes para que haya equidad en la distribución de los recursos públicos federales, y se auxilie a Durango para que paulatinamente disminuya el quebranto en sus finanzas, no ha existido respuesta positiva.

Hasta antes del actual Gobierno Federal, la Secretaría de Hacienda canalizaba subsidios extraordinarios de fin de año a Durango, para que se hiciera frente al faltante. Sin embargo, desde la llegada de López Obrador, se suspendió el envío de tales recursos lo que agravó el problema.

Y con los recortes presupuestales que se instrumentaron a causa de la pandemia, sobrevino un sofocamiento en las finanzas públicas de Durango que se refleja en severas limitaciones de operación en obras y programas.

Destinar recursos propios al pago de la nómina educativa, le impide a Durango llevar a cabo obras de infraestructura que tanta falta le hacen para despegar.

Con tal escenario, el Gobierno del Estado recurre al financiamiento externo, aunque ello le signifique elevar el monto de la deuda pública que también se trae de hace años.

Los diputados de la LXVIII Legislatura, antes de terminar su gestión el 31 de agosto, le aprobaron al Ejecutivo Estatal contratar una nueva línea de crédito por hasta 980 millones de pesos, recursos que llegarían etiquetados para destinarse a obras, no al gasto corriente.

Pero además le autorizaron convenir con los acreedores la reestructuración del débito que hasta por 6 mil 200 millones de pesos enfrenta, con el fin de alargar plazos y obtener tasas de interés más “blandas” a las actuales.

Se haría uso del empréstito, únicamente si en el Presupuesto de Egresos Federal del 2022 que apruebe el Congreso, se olvida nuevamente lo que le suceden a las finanzas públicas de Durango.