/ sábado 9 de mayo de 2020

Sólo actuando colectivamente superaremos la emergencia

La crisis provocada por la pandemia del COVID-19 se extendió -según la Organización Mundial de la Salud- a cerca de 90 países, con un fuerte impacto en materia de salud devastando los sistemas de sanidad de países altamente desarrollados, de las naciones emergentes y desde luego de los países subdesarrollados; se está colisionando la economía y alterando a las sociedades profundamente. Para muchos -por su huella colectiva- ésta es la peor crisis de la humanidad desde la Segunda Guerra Mundial.

Es una prueba compleja para nuestra generación, las enseñanzas de la pandemia son categóricas, ha evidenciado nuestra fragilidad individual, lo endeble de nuestras instituciones y sus sistemas, lo inviable de nuestro estilo de vida y el desgaste del estilo de valores en los que basamos nuestra convivencia. La profundidad de los efectos en la sociedad actual nos invita de manera necesaria a plantearnos nuevos prototipos de vida, es el momento de abrir espacio a nuevos pensamientos, de soñar, imaginar para construir un mundo distinto.

Es deseable que cada país afronte la pandemia de la mejor manera para evitar la profundidad de los daños en la psicología social, en la manera de relacionarnos y en las tareas productivas. En algunas naciones los jefes de Estado están utilizando métodos colectivos de trabajo en los que participan representantes de la sociedad aportando ideas y propuestas de solución, mientras que en otros el jefe del Ejecutivo desdeña las expresiones que provienen de fuera del gobierno, concentrando la conducción de la problemática y la toma de decisiones se da basada en una sola visión.

La sociedad organizada mexicana ha externado al Gobierno Federal múltiples propuestas para enfrentar con éxito la emergencia, para evitar daños mayores y salir fortalecidos; mediante cartas, misivas, manifiestos públicos cientos de ciudadanos, organismos y asociaciones han formulado proyectos de trabajo; dentro de estas expresiones es inevitable dejar de citar el escrito de personajes de la vida publica y privada encabezados por Cuauhtémoc Cárdenas y Rolando Cordera proponiendo un Pacto de Estado como mecanismo de trabajo para tomar colectivamente las decisiones más sensatas; en ese mismo tenor los integrantes del Consejo Coordinador Empresarial que agrupa a las cámaras empresariales más importantes planteando un amplio listado de medidas económicas para respaldar y evitar la quiebra y cierre de miles de micro, pequeñas y medianas empresas.

Durante la semana apareció una interesante carta signada por académicos, ex Secretarios de Salud, ex Rectores de la Universidad Nacional Autónoma de México, investigadores y comunicadores, solicitando al gobierno implementar medidas para combatir la contingencia, entre las que destacan: 1.- Se amplíe el número de pruebas para diagnosticar a las personas que hayan contraído el coronavirus, 2.- Se suspendan actividades masivas de toda naturaleza, 3.- Se cierren los espacios de convivencia pública, 4.- Se asignen recursos extraordinarios para fortalecer a las instituciones de salud y 5.- Se explique de manera clara a los mexicanos qué hacer durante la pandemia. Destacan entre un nutrido grupo de personajes de la vida nacional que hicieron llegar este documento a las autoridades, Julio Frenk, José Narro Robles, Salomón Chertorivski, Mercedes Juan, Guillermo Soberón Acevedo y Miguel Ángel Celis, todos conocedores del sector salud, de sus potencialidades y carencias.

Señala este grupo plural de mexicanos en su comunicado que las autoridades el país “han mostrado una pobre capacidad de planeación y anticipación, además de no mostrar el liderazgo y la autoridad que demanda una situación como la actual”. Subrayan que en México, dos meses antes de que llegara la pandemia sabíamos que era altamente probable que el problema nos afectara. En ese lapso se hizo muy poco para prepararnos, por ejemplo la situación de precariedad que sufren los trabajadores del sector salud se pudo evitar, esa falta de equipo para trabajar afecta severamente el servicio y a los pacientes de manera directa gracias a la limitada atención que se les brinda.

La solicitud central del documento es que se establezca un Plan Estratégico para el exceso de demanda de servicios hospitalarios (en particular de cuidados intensivos) que ya se están presentando y es de esperarse que seguirán en aumento en las próximas semanas. La capacidad hospitalaria de México es insuficiente para afrontar exitosamente un problema de las proporciones de esta pandemia.

Ante este tipo de situaciones siempre ha sido necesaria la unidad nacional, sólo juntos, con buena organización y contando con los recursos necesarios, podemos salir delante de esta situación.

Los aprietos que padecemos han hecho aflorar problemas vetustos como el deficiente sistema de salud nacional, así como la pobreza y la desigualdad como los mayores desafíos que padecemos. También se ha mostrado una sociedad humana contaminadora y explotadora en exceso de los recursos naturales, camino que nos lleva necesariamente al fracaso debido al entusiasmo desenfrenado por producir más, para consumir más.

Los bienes más importantes de los seres humanos no son necesariamente los materiales, hoy nos damos cuenta que tener salud sí es de verdadera trascendencia porque cuando la perdemos no podemos hacer casi nada. La crisis tienen su lado positivo cuando las comprendemos y la afrontamos inteligentemente, hoy nos damos cuenta que hemos abandonado los valores esenciales, estamos descubriendo la importancia de contar con satisfactores mas importantes que los que nos impone la sociedad basada en la cultura del consumo.

Para crear un nuevo sistema de valores, de prioridades, con objetivos superiores requerimos de líderes con apertura, incluyentes, capaces de escuchar las voces plurales que distinguen a un país multicultural como el nuestro. Hasta hoy la respuesta del gobierno a las propuestas de la sociedad ha sido el desdén, la esquivez, la indiferencia. Cuando le preguntaron al vocero gubernamental por los planteamientos de esta nueva misiva, en vez de analizar el contenido, respondió atacando a uno de los firmantes, al estilo de los imperios del pasado, “acaben al mensajero y se acabo el problema”. Esperamos que se den cuenta a tiempo que las decisiones univocas no son suficientes en estas situaciones, que es momento de pensar y actuar en colectivo, que esta oportunidad se debe aprovechar para construir juntos nuevas reglas para la convivencia y el fortalecimiento institucional.

La crisis provocada por la pandemia del COVID-19 se extendió -según la Organización Mundial de la Salud- a cerca de 90 países, con un fuerte impacto en materia de salud devastando los sistemas de sanidad de países altamente desarrollados, de las naciones emergentes y desde luego de los países subdesarrollados; se está colisionando la economía y alterando a las sociedades profundamente. Para muchos -por su huella colectiva- ésta es la peor crisis de la humanidad desde la Segunda Guerra Mundial.

Es una prueba compleja para nuestra generación, las enseñanzas de la pandemia son categóricas, ha evidenciado nuestra fragilidad individual, lo endeble de nuestras instituciones y sus sistemas, lo inviable de nuestro estilo de vida y el desgaste del estilo de valores en los que basamos nuestra convivencia. La profundidad de los efectos en la sociedad actual nos invita de manera necesaria a plantearnos nuevos prototipos de vida, es el momento de abrir espacio a nuevos pensamientos, de soñar, imaginar para construir un mundo distinto.

Es deseable que cada país afronte la pandemia de la mejor manera para evitar la profundidad de los daños en la psicología social, en la manera de relacionarnos y en las tareas productivas. En algunas naciones los jefes de Estado están utilizando métodos colectivos de trabajo en los que participan representantes de la sociedad aportando ideas y propuestas de solución, mientras que en otros el jefe del Ejecutivo desdeña las expresiones que provienen de fuera del gobierno, concentrando la conducción de la problemática y la toma de decisiones se da basada en una sola visión.

La sociedad organizada mexicana ha externado al Gobierno Federal múltiples propuestas para enfrentar con éxito la emergencia, para evitar daños mayores y salir fortalecidos; mediante cartas, misivas, manifiestos públicos cientos de ciudadanos, organismos y asociaciones han formulado proyectos de trabajo; dentro de estas expresiones es inevitable dejar de citar el escrito de personajes de la vida publica y privada encabezados por Cuauhtémoc Cárdenas y Rolando Cordera proponiendo un Pacto de Estado como mecanismo de trabajo para tomar colectivamente las decisiones más sensatas; en ese mismo tenor los integrantes del Consejo Coordinador Empresarial que agrupa a las cámaras empresariales más importantes planteando un amplio listado de medidas económicas para respaldar y evitar la quiebra y cierre de miles de micro, pequeñas y medianas empresas.

Durante la semana apareció una interesante carta signada por académicos, ex Secretarios de Salud, ex Rectores de la Universidad Nacional Autónoma de México, investigadores y comunicadores, solicitando al gobierno implementar medidas para combatir la contingencia, entre las que destacan: 1.- Se amplíe el número de pruebas para diagnosticar a las personas que hayan contraído el coronavirus, 2.- Se suspendan actividades masivas de toda naturaleza, 3.- Se cierren los espacios de convivencia pública, 4.- Se asignen recursos extraordinarios para fortalecer a las instituciones de salud y 5.- Se explique de manera clara a los mexicanos qué hacer durante la pandemia. Destacan entre un nutrido grupo de personajes de la vida nacional que hicieron llegar este documento a las autoridades, Julio Frenk, José Narro Robles, Salomón Chertorivski, Mercedes Juan, Guillermo Soberón Acevedo y Miguel Ángel Celis, todos conocedores del sector salud, de sus potencialidades y carencias.

Señala este grupo plural de mexicanos en su comunicado que las autoridades el país “han mostrado una pobre capacidad de planeación y anticipación, además de no mostrar el liderazgo y la autoridad que demanda una situación como la actual”. Subrayan que en México, dos meses antes de que llegara la pandemia sabíamos que era altamente probable que el problema nos afectara. En ese lapso se hizo muy poco para prepararnos, por ejemplo la situación de precariedad que sufren los trabajadores del sector salud se pudo evitar, esa falta de equipo para trabajar afecta severamente el servicio y a los pacientes de manera directa gracias a la limitada atención que se les brinda.

La solicitud central del documento es que se establezca un Plan Estratégico para el exceso de demanda de servicios hospitalarios (en particular de cuidados intensivos) que ya se están presentando y es de esperarse que seguirán en aumento en las próximas semanas. La capacidad hospitalaria de México es insuficiente para afrontar exitosamente un problema de las proporciones de esta pandemia.

Ante este tipo de situaciones siempre ha sido necesaria la unidad nacional, sólo juntos, con buena organización y contando con los recursos necesarios, podemos salir delante de esta situación.

Los aprietos que padecemos han hecho aflorar problemas vetustos como el deficiente sistema de salud nacional, así como la pobreza y la desigualdad como los mayores desafíos que padecemos. También se ha mostrado una sociedad humana contaminadora y explotadora en exceso de los recursos naturales, camino que nos lleva necesariamente al fracaso debido al entusiasmo desenfrenado por producir más, para consumir más.

Los bienes más importantes de los seres humanos no son necesariamente los materiales, hoy nos damos cuenta que tener salud sí es de verdadera trascendencia porque cuando la perdemos no podemos hacer casi nada. La crisis tienen su lado positivo cuando las comprendemos y la afrontamos inteligentemente, hoy nos damos cuenta que hemos abandonado los valores esenciales, estamos descubriendo la importancia de contar con satisfactores mas importantes que los que nos impone la sociedad basada en la cultura del consumo.

Para crear un nuevo sistema de valores, de prioridades, con objetivos superiores requerimos de líderes con apertura, incluyentes, capaces de escuchar las voces plurales que distinguen a un país multicultural como el nuestro. Hasta hoy la respuesta del gobierno a las propuestas de la sociedad ha sido el desdén, la esquivez, la indiferencia. Cuando le preguntaron al vocero gubernamental por los planteamientos de esta nueva misiva, en vez de analizar el contenido, respondió atacando a uno de los firmantes, al estilo de los imperios del pasado, “acaben al mensajero y se acabo el problema”. Esperamos que se den cuenta a tiempo que las decisiones univocas no son suficientes en estas situaciones, que es momento de pensar y actuar en colectivo, que esta oportunidad se debe aprovechar para construir juntos nuevas reglas para la convivencia y el fortalecimiento institucional.