/ domingo 10 de febrero de 2019

Soto Gámiz asume la Subsecretaría de Servicios Educativos en la SEED

La inesperada renuncia del maestro Miguel Ruvalcaba a la Subsecretaría de Servicios Educativos de la SEED, sacudió el ambiente político y magisterial y no por lo intempestivo de su salida, sino por la falta de explicaciones a la opinión pública, la que permanecerá ayuna de ellas, dada la sensatez y discreción del exfuncionario, de quien nadie duda de su capacidad, pero sí de su resistencia, que sólo él sabe hasta qué grado la puso a prueba.

Que el Gobernador haya elegido a un maestro, para que éste se hiciera responsable del proceso entrega-recepción de la Secretaría de Educación, (SEED) y luego lo designara Subsecretario de Servicios Educativos, es un hecho doblemente histórico. Pero cuando esa experiencia finaliza, vale la pena valorar el símbolo del costo que cobra o paga un hombre por ser tan especial.

Queda la impresión en la opinión pública, de que los puestos de gobierno se usan como peldaños para carreras personales y que las secretarías antes que servicio público, son aparatos dispensadores de oportunidades públicas, que esta ocasión extrañamente dibuja una excepción, ya que el maestro José Luis Soto Gámiz, no se le estaría abonando una factura de ese tipo, sino reconociéndole su trayectoria que toda una vida ha fraguado en el campo educativo.

Sería deshonesto no reconocer la disposición y el buen tino del señor Secretario de Educación, al recomendarlo y hacerlo parte de su agenda, y así bajo ese tenor reconocer y respaldar sin límites la lealtad y el compromiso, de cuyas cualidades del elegido, dieron luz al titular de la SEED sobre su dimensión individual, social y política.

El maestro José Luis llega a la Subsecretaría de Servicios Educativos, con calificaciones sobresalientes: Formación y prácticas normalistas, currículum académico muy sólido, experiencia política y administrativa, cuenta con el reconocimiento de los maestros, respeto y aprecio de los funcionarios, aceptación de las instancias sindicales y motivación excepcional.

Con dichas credenciales, sin duda que podrá ser un excelente subsecretario que lleve a buen puerto los procesos en marcha hasta el fin del sexenio. Tiempo que apenas será suficiente para cerrar la etapa de una mal llamada reforma educativa e inaugurar la que viene empujando la cuarta transformación.

Su estilo suave y sencillo, muy alejado del autoritarismo será la clave para consolidar los cambios iniciados en la SEED: imprimir mayor solidaridad a todo el sistema educativo, cumplir compromisos explícitos de los derechos ciudadanos y hacer la acción más importante y justa que abarca el incumplimiento de los asuntos pendientes, en torno a las prestaciones lesionadas de muchos maestros.

Su presencia con dicha investidura no vacilará en esbozar su esfuerzo, así como su capacidad y experiencia al servicio de la nueva encomienda, la que tendrá el respaldo de dichos atributos, porque pese a duros problemas que ha enfrentado, su imagen no se ha debilitado y su prestigio personal se ha sostenido.

Todo bajo la premisa del respeto que lo caracteriza hacia los demás, ya que ser un hombre institucional no lo limita para dar cabida a todas las ideas. Sus aproximaciones ideológicas y políticas abrevan en sus recursos intelectuales.

Las causas que defiende y las ideas que postula, son una consecuencia natural de los valores y principios de los que firmemente está convencido. Es en ese orden un hombre congruente.

Las razones en que sustento mi modesta opinión sobre dicho personaje, parten de las opiniones de muchos y que afortunadamente concuerdan con la mía y que en lo particular sin el ánimo de presumir, me basta observar la propiedad con que el maestro se conduce en hechos tan simples como el de la comunicación, donde siempre prefiere tender puentes que dinamitarlos, le apuesta siempre a ganar la construcción y la interpretación que la discusión.

Firme en todo momento, sabe dónde ceder y dónde mantenerse; dónde estar en el centro y dónde solamente acompañar.

Nunca le he visto perder la compostura ni salirse de sí. Tampoco le he visto mentir ni aprovecharse de nada ni de nadie para su beneficio ni dejar que otros se aprovechen de las responsabilidades que ha desempeñado. Por ello las administraciones corrompidas del pasado, nunca tuvieron la visión para proyectar su imagen más allá de la medianía en que siempre lo mantuvieron.

Aunque su saber viene de muchas fuentes, sus raíces se hunden en el templo de Aguilera. Son ellas las que han alimentado y trascienden al sociólogo, al defensor de los derechos de los niños, al líder de los docentes, al joven que pasara por el Congreso del Estado, al político y ciudadano libre a la vez, al amigo, al compañero, al confidente y al maestro.

Podría decirse que en su meditación espiritual, el maestro aprendió e hizo suya una de las más hermosas revelaciones del magisterio: “La causa del maestro es la causa del verdadero hombre”. Esa causa lo ha enfrentado a posiciones radicales que han lastimado a su Alma máter, donde los ensayos del poder imponen su fuerza sobre los entes de su misma clase. Esa misma causa lo llevó a ser una de las grandes voces y estrategas para su solución.

Allí donde las movilizaciones de los estudiantes de Aguilera, en agosto del 2018 corrían al principio del año escolar, el peligro de estrangular y paralizar por tiempo indefinido, todo el proceso académico del plantel. De ahí que el maestro Soto Gámiz, como responsable de la coordinación de normales, supo equilibrar, supo convencer y abrir el diálogo. Ahí donde la cerrazón de los poderes instalaba la desesperanza. El maestro encontraba el hueco por donde transitar y rehacer la esperanza.

Aún en las situaciones más desesperadas nunca perdió de vista el profundo vínculo entre víctimas y culpables. Por supuesto que las víctimas de aquellos hechos lamentables de agosto del 2018 eran y seguirán siendo su prioridad.

La inesperada renuncia del maestro Miguel Ruvalcaba a la Subsecretaría de Servicios Educativos de la SEED, sacudió el ambiente político y magisterial y no por lo intempestivo de su salida, sino por la falta de explicaciones a la opinión pública, la que permanecerá ayuna de ellas, dada la sensatez y discreción del exfuncionario, de quien nadie duda de su capacidad, pero sí de su resistencia, que sólo él sabe hasta qué grado la puso a prueba.

Que el Gobernador haya elegido a un maestro, para que éste se hiciera responsable del proceso entrega-recepción de la Secretaría de Educación, (SEED) y luego lo designara Subsecretario de Servicios Educativos, es un hecho doblemente histórico. Pero cuando esa experiencia finaliza, vale la pena valorar el símbolo del costo que cobra o paga un hombre por ser tan especial.

Queda la impresión en la opinión pública, de que los puestos de gobierno se usan como peldaños para carreras personales y que las secretarías antes que servicio público, son aparatos dispensadores de oportunidades públicas, que esta ocasión extrañamente dibuja una excepción, ya que el maestro José Luis Soto Gámiz, no se le estaría abonando una factura de ese tipo, sino reconociéndole su trayectoria que toda una vida ha fraguado en el campo educativo.

Sería deshonesto no reconocer la disposición y el buen tino del señor Secretario de Educación, al recomendarlo y hacerlo parte de su agenda, y así bajo ese tenor reconocer y respaldar sin límites la lealtad y el compromiso, de cuyas cualidades del elegido, dieron luz al titular de la SEED sobre su dimensión individual, social y política.

El maestro José Luis llega a la Subsecretaría de Servicios Educativos, con calificaciones sobresalientes: Formación y prácticas normalistas, currículum académico muy sólido, experiencia política y administrativa, cuenta con el reconocimiento de los maestros, respeto y aprecio de los funcionarios, aceptación de las instancias sindicales y motivación excepcional.

Con dichas credenciales, sin duda que podrá ser un excelente subsecretario que lleve a buen puerto los procesos en marcha hasta el fin del sexenio. Tiempo que apenas será suficiente para cerrar la etapa de una mal llamada reforma educativa e inaugurar la que viene empujando la cuarta transformación.

Su estilo suave y sencillo, muy alejado del autoritarismo será la clave para consolidar los cambios iniciados en la SEED: imprimir mayor solidaridad a todo el sistema educativo, cumplir compromisos explícitos de los derechos ciudadanos y hacer la acción más importante y justa que abarca el incumplimiento de los asuntos pendientes, en torno a las prestaciones lesionadas de muchos maestros.

Su presencia con dicha investidura no vacilará en esbozar su esfuerzo, así como su capacidad y experiencia al servicio de la nueva encomienda, la que tendrá el respaldo de dichos atributos, porque pese a duros problemas que ha enfrentado, su imagen no se ha debilitado y su prestigio personal se ha sostenido.

Todo bajo la premisa del respeto que lo caracteriza hacia los demás, ya que ser un hombre institucional no lo limita para dar cabida a todas las ideas. Sus aproximaciones ideológicas y políticas abrevan en sus recursos intelectuales.

Las causas que defiende y las ideas que postula, son una consecuencia natural de los valores y principios de los que firmemente está convencido. Es en ese orden un hombre congruente.

Las razones en que sustento mi modesta opinión sobre dicho personaje, parten de las opiniones de muchos y que afortunadamente concuerdan con la mía y que en lo particular sin el ánimo de presumir, me basta observar la propiedad con que el maestro se conduce en hechos tan simples como el de la comunicación, donde siempre prefiere tender puentes que dinamitarlos, le apuesta siempre a ganar la construcción y la interpretación que la discusión.

Firme en todo momento, sabe dónde ceder y dónde mantenerse; dónde estar en el centro y dónde solamente acompañar.

Nunca le he visto perder la compostura ni salirse de sí. Tampoco le he visto mentir ni aprovecharse de nada ni de nadie para su beneficio ni dejar que otros se aprovechen de las responsabilidades que ha desempeñado. Por ello las administraciones corrompidas del pasado, nunca tuvieron la visión para proyectar su imagen más allá de la medianía en que siempre lo mantuvieron.

Aunque su saber viene de muchas fuentes, sus raíces se hunden en el templo de Aguilera. Son ellas las que han alimentado y trascienden al sociólogo, al defensor de los derechos de los niños, al líder de los docentes, al joven que pasara por el Congreso del Estado, al político y ciudadano libre a la vez, al amigo, al compañero, al confidente y al maestro.

Podría decirse que en su meditación espiritual, el maestro aprendió e hizo suya una de las más hermosas revelaciones del magisterio: “La causa del maestro es la causa del verdadero hombre”. Esa causa lo ha enfrentado a posiciones radicales que han lastimado a su Alma máter, donde los ensayos del poder imponen su fuerza sobre los entes de su misma clase. Esa misma causa lo llevó a ser una de las grandes voces y estrategas para su solución.

Allí donde las movilizaciones de los estudiantes de Aguilera, en agosto del 2018 corrían al principio del año escolar, el peligro de estrangular y paralizar por tiempo indefinido, todo el proceso académico del plantel. De ahí que el maestro Soto Gámiz, como responsable de la coordinación de normales, supo equilibrar, supo convencer y abrir el diálogo. Ahí donde la cerrazón de los poderes instalaba la desesperanza. El maestro encontraba el hueco por donde transitar y rehacer la esperanza.

Aún en las situaciones más desesperadas nunca perdió de vista el profundo vínculo entre víctimas y culpables. Por supuesto que las víctimas de aquellos hechos lamentables de agosto del 2018 eran y seguirán siendo su prioridad.