Habiendo pasado casi tres meses desde que a fines de febrero se registrara en México el primer caso de contagio de coronavirus, para estas fechas en todo el mundo se impulsan diferentes alternativas para comenzar a retomar actividades económicas y a finalizar el confinamiento con el que se ha buscado controlar la pandemia.
Se trata de un proceso que por una parte es necesario para atenuar el impacto económico que ha tenido el freno a la actividad productiva, pero que por otra parte parece despertar más dudas que certezas sobre la forma en que habrá de llevarse a cabo y las consecuencias que en materia de salud, principalmente, puede llegar a tener.
Baste para ello ver concretamente el caso de Estados Unidos, país que en estos días está superando ya la cifra de los 100 mil muertos, al tiempo que los contagios son más de 1 millón 700 mil, cifra que luce lejos de atenuarse, y aun así, la presión es creciente para reabrir la economía.
Tal presión crece mucho más si se toma en cuenta que quien muestra más urgencia por que se lleve a cabo, es el propio presidente Donald Trump, quien tiene como última esperanza para lograr la reelección en los comicios del 3 de noviembre próximo, el conseguir algún grado de recuperación económica, ya que la historia muestra que ningún mandatario estadounidense en turno ha logrado refrendarse en el cargo si arrastra consigo una recesión económica.
La situación se pone más complicada para el propio Trump, si se toman en cuenta las negras cifras de contagiados y fallecidos, que en buena medida son atribuidas al mal manejo de que hizo de la pandemia, incluso desde mucho antes de que el propio virus comenzara a propagarse, ya que hizo importantes recortes al sistema de salud, además de que subestimó el poder destructivo del patógeno, algo que hoy se refleja en la situación que vive ese país.
Entre las primeras naciones que reabrieron su economía, se encuentra China, que fue el punto de partida del coronavirus hacia el mundo, tras haber comenzado a expandirse desde la ciudad de Wuhan, ubicada en la parte central de ese país.
Otras dos naciones que comenzaron a abrir su economía en las semanas recientes son Corea del Sur y Alemania, ocurriendo que, en esas dos naciones, además de la propia China, se volvieron a registrar contagios incluso en ciudades donde ya se había reportado una tasa cero, por lo que se encendieron voces de alarma que han advertido sobre los peligros de nuevas olas de contagios.
Al respecto, ha sido una constante recordar otra pandemia que se registró hace precisamente 100 años, la llamada ‘gripe española’ que azotó a varias naciones entre los años de 1918 y 1920, tratándose de una enfermedad con un nombre equivocado, si se toma en cuenta que su origen estuvo en la ciudad de Boston, Massachusetts.
La ‘gripe española’, llamada así debido a que fue en España el primer país donde como tema comenzó a ser tratada en la prensa, provocó la muerte de más de 50 millones de personas, la mayor parte de ellas registrada en una segunda oleada de contagios, que fue más de 10 veces superior a la primera.
Esa experiencia es la que hace tener una mayor preocupación por la posibilidad de que pueda ocurrir una nueva propagación del coronavirus que afecte más que la primera, lo que sería devastador física y moralmente para la humanidad, además de terminar derivando en un daño económico que bien pudiera hacer palidecer al provocado en la primera oleada que hemos vivido.
Por otra parte, está la preocupación de qué puede ocurrir si un eventual tratamiento terapéutico o bien una vacuna, demoran mucho más en conseguirse, ya que, en tales circunstancias, no quedaría más que tener que aprender a vivir con la presencia de contagios del coronavirus, algo que ya desde estos meses, ha estado cambiando radicalmente nuestra forma de vivir.
FB: YolandaDeLaTorreV
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