/ sábado 12 de diciembre de 2020

También se puede afirmar que lo padece

Hace aproximadamente un año, en mis artículos que me hace el favor de publicar este magnífico diario, llevé a cabo una aportación que intitulé: “Al parecer es cierto el diagnóstico”.

En él hago mención de que tanto se ha dicho de determinada persona, sumamente muy conocida, que padece trastorno de paranoia, y que, decidí ponerme a estudiar sobre ese tema, del cual tenía un ligero concepto no errado, pero con la idea de saber si el diagnóstico que se empleaba para designar a esa persona era el apropiado, y que había encontrado que la paranoia es un trastorno mental al igual que los delirios, es decir, las ideas absurdas y descabelladas en las que se cree son percibidas con un rigor que va más allá de lo razonable, que quien padecía de este trastorno de la paranoia tiene una tendencia a creer todo lo que ocurre y que percibe conscientemente, es por la causa de un mismo hecho y que, se intenta ocultar por fuerzas misteriosas.

Afortunadamente, recibo múltiples comentarios e incluso, opiniones, sugerencias y hasta acontecimientos para narrarlos como cada semana.

En uno de los comentarios que recibí, fue con relación a un experto en la materia, cuyo nombre omito, que, adivinó de quien se estaba comentando y afirmando que, sí era muy cierto dicho diagnóstico, me indicó que existen algunos trastornos más aún, dentro de ellos indicaba el padecimiento del trastorno de “Bradilalia”.

Por supuesto que me expuso brevemente las características de dicho trastorno, así como de otros que, a decir de dicho profesional, son notorios de la persona de la cual trato, pero es necesario conocer un poco más al respecto, esperando tener un poco de tiempo para enterarme bien, y estudiar un poco al respecto, considero que además de lo que se le endilga a este personaje, sí le queda, ahora sí “como anillo al dedo” ese trastorno de Bradilalia.

De la red de internet, puede enterarme que, el término bradilalia es un neologismo médico cuyo nombre proviene del griego “bradi”, o “bradys”, que significa “lento” o “lentitud” y de “lalein”, que significa, hablar. De modo que bradilalia es “lentitud al “hablar “y que, es una enfermedad estudiada también dentro de la fonoaudiología.

Como no soy profesional de esta materia, casi reproduzco, parte de lo que he encontrado en la red de internet, en donde se indica que el origen de la bradilalia, puede existir ante la presencia de algún tipo de lesión cerebral, específicamente en las áreas del cerebro vinculadas a la producción del lenguaje y, una de las causas más habituales de su aparición es la presencia de accidentes cerebrovasculares, traumatismos craneoencefálicos o enfermedades neurodegenerativas apareciendo a lo largo del desarrollo de múltiples demencias, como el Parkinson o el Alzheimer.

Otras patologías que producen deterioro cognitivo también pueden generar bradilalia, como en pacientes psicóticos con sintomatología negativa. También algunas intoxicaciones y envenenamientos pueden producirla, así como estados confusionales. La presencia de infecciones cerebrales, como encefalitis, es otro posible origen de esta alteración del lenguaje.

Nadie puede negar que, lo que cualquier persona con habla normal, expresa en un minuto, la persona de la que hago mención y que ya saben quién es, se tarda cinco minutos o más en decirlo, pero además no indica gran cosa y menos congruentemente, pero al parecer, para él es un éxtasis cuando todas las mañanas habla, la gran mayoría de las veces falsedades, acusaciones calumniosas, pero es notorio que se siente realizado plenamente en sus homilías.

Hace aproximadamente un año, en mis artículos que me hace el favor de publicar este magnífico diario, llevé a cabo una aportación que intitulé: “Al parecer es cierto el diagnóstico”.

En él hago mención de que tanto se ha dicho de determinada persona, sumamente muy conocida, que padece trastorno de paranoia, y que, decidí ponerme a estudiar sobre ese tema, del cual tenía un ligero concepto no errado, pero con la idea de saber si el diagnóstico que se empleaba para designar a esa persona era el apropiado, y que había encontrado que la paranoia es un trastorno mental al igual que los delirios, es decir, las ideas absurdas y descabelladas en las que se cree son percibidas con un rigor que va más allá de lo razonable, que quien padecía de este trastorno de la paranoia tiene una tendencia a creer todo lo que ocurre y que percibe conscientemente, es por la causa de un mismo hecho y que, se intenta ocultar por fuerzas misteriosas.

Afortunadamente, recibo múltiples comentarios e incluso, opiniones, sugerencias y hasta acontecimientos para narrarlos como cada semana.

En uno de los comentarios que recibí, fue con relación a un experto en la materia, cuyo nombre omito, que, adivinó de quien se estaba comentando y afirmando que, sí era muy cierto dicho diagnóstico, me indicó que existen algunos trastornos más aún, dentro de ellos indicaba el padecimiento del trastorno de “Bradilalia”.

Por supuesto que me expuso brevemente las características de dicho trastorno, así como de otros que, a decir de dicho profesional, son notorios de la persona de la cual trato, pero es necesario conocer un poco más al respecto, esperando tener un poco de tiempo para enterarme bien, y estudiar un poco al respecto, considero que además de lo que se le endilga a este personaje, sí le queda, ahora sí “como anillo al dedo” ese trastorno de Bradilalia.

De la red de internet, puede enterarme que, el término bradilalia es un neologismo médico cuyo nombre proviene del griego “bradi”, o “bradys”, que significa “lento” o “lentitud” y de “lalein”, que significa, hablar. De modo que bradilalia es “lentitud al “hablar “y que, es una enfermedad estudiada también dentro de la fonoaudiología.

Como no soy profesional de esta materia, casi reproduzco, parte de lo que he encontrado en la red de internet, en donde se indica que el origen de la bradilalia, puede existir ante la presencia de algún tipo de lesión cerebral, específicamente en las áreas del cerebro vinculadas a la producción del lenguaje y, una de las causas más habituales de su aparición es la presencia de accidentes cerebrovasculares, traumatismos craneoencefálicos o enfermedades neurodegenerativas apareciendo a lo largo del desarrollo de múltiples demencias, como el Parkinson o el Alzheimer.

Otras patologías que producen deterioro cognitivo también pueden generar bradilalia, como en pacientes psicóticos con sintomatología negativa. También algunas intoxicaciones y envenenamientos pueden producirla, así como estados confusionales. La presencia de infecciones cerebrales, como encefalitis, es otro posible origen de esta alteración del lenguaje.

Nadie puede negar que, lo que cualquier persona con habla normal, expresa en un minuto, la persona de la que hago mención y que ya saben quién es, se tarda cinco minutos o más en decirlo, pero además no indica gran cosa y menos congruentemente, pero al parecer, para él es un éxtasis cuando todas las mañanas habla, la gran mayoría de las veces falsedades, acusaciones calumniosas, pero es notorio que se siente realizado plenamente en sus homilías.