/ jueves 8 de agosto de 2019

TEMAS DE LA REPÚBLICA

Déjate sorprender (por la vida)

Normalmente abordo en este espacio temas de la república (políticos), y creo que la visita a nuestra entidad del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, resulta una irresistible oportunidad para cualquier editorialista ó analista para subrayar la importancia de tu opinión y que muchos más lectores de los que acostumbran leer tus líneas lo hagan a propósito del contexto coyuntural de la visita presidencial.

Así pensé en escribir sobre el fracaso de la 4T, sobre la falta de pago de las famosas pensiones universales en Durango, sobre la ausencia de recursos para el campo, sobre las externalidades negativas de haber cancelado en una asamblea de barrio a mano levantada, un metrobús que habría unido a Ciudad Lerdo con Gómez Palacio y con Torreón, sobre la necesidad del ferrocarril a Mazatlán, sobre la urgencia de nuevas vías de comunicación para Durango, rodeado por las principales rúas que transportan mercancías para los grandes centros de población en México, sobre la falta de intercomunicación de los ciudadanos con el gobierno federal que encabeza el presidente de la República, sobre la corrupción de algunos superdelegados en el país (léase Lomelí), sobre la ausencia de otros en algunas entidades, sobre el pobre desempeño de la economía mexicana, sobre el magro crecimiento previsto para el año que transcurre, sobre el capricho de la construcción de un aeropuerto (Texcoco) que nunca fue viable por sus condiciones geográficas, en fin, tantos y tantos tópicos y rubros que pude haber abordado en esta coyuntura, sin embargo elegí escribir sobre otro tema mucho más fundamental: la vida.

Hace algunas semanas, un familiar cercano perdió la salud y está luchando por regresar a su rutina cotidiana, trabajar, producir, descansar. Mis oraciones y las de mi familia lo acompañan. Días después, una buena amiga intentó quitarse la vida con nefastas consecuencias para sí misma. 24 horas después, un excelente amigo (Max Julio Almonte Flores) falleció en la ciudad de Cancún, Quintana Roo, su hermano lo trajo a su tierra natal a descansar para siempre, y platicando sobre el tema, una excompañera de preparatoria quien me inspiró a escribir esta columna y me compartió su experiencia con su esposo también en Quintana Roo (donde falleció por consecuencia de un accidente), me exhortaba a estar atento a las señales de la existencia para dejarse sorprender por la vida.

Sin duda alguna, existen aspectos que consideramos cotidianos en nuestra existencia, pero que en realidad son regalos, como la amistad, el amor, la familia, los paisajes y crepúsculos tan característicos de nuestra patria chica, los colores de un ocaso que cuando el amor recorre tus venas te amplía la gama de tonos, la víspera de un amanecer en las inmediaciones de un parque o dentro de la Sierra Madre, caminar junto a las olas del mar, experimentar un viaje al que parecía imposible antes de pensarlo.

Claro que no es fácil apreciar estos regalos si estás en medio del estrés y del correr cotidiano, durante la proximidad de un término legal o la presión por entregar un informe, ante la prisa por recoger a los niños de la escuela ó ante el comportamiento hostil de compañeros de trabajo. Pero en realidad, para alcanzar algún nivel de bienestar personal, no deben importarte los comportamientos ajenos, solo debes dar lo mejor de ti, seguir a quien pienses líder, con el tiempo se sabrá si lo es o no, y si lo es, valóralo, protégelo, impúlsalo, pero si no, entonces marca tus propios pasos y no pierdas el camino.

Date tiempo para compartir tu tiempo con quien consideras importante y elige a tus amigos, porque tus enemigos te eligen a ti, busca siempre la paz, pero no huyas de la guerra, porque el miedo es un mal consejero. Recuerda siempre quien te brinda una mano para que seas agradecido, quien te traiciona para que seas precavido y a quien hace ambas, porque de cualquiera de los tres, aprenderás lecciones importantes y la lección en sí misma es un regalo.

El universo te escucha como ente en el que te desenvuelves, te observa en cada movimiento y te envía señales invisibles que puedes reconocer si tu mente se contextualiza, pero nada influye más en tu destino que tu pensamientos, así que piensa positivo y trata de hacer felices a los que te rodean, porque cada día más, en realidad es un día menos y si no aprovechas el tiempo que tienes ahora, el amor que gozas, la atención de aquellos que te quieren y que siempre dejas al último, tal vez llegará el día en que te arrepientas y en alguna tarde lluviosa, querrás volver a estar ahí, en donde no apreciaste nunca ningún regalo y simplemente despreciaste lo más bello de nuestra existencia... el tiempo de los demás, por eso y sin duda alguna, la vida es aquí y es ahora, así que si tienes padres visítalos, si tienes hermanos perdónalos, si tienes amigos procúralos, si tienes amor, disfrútalo, bébelo, cómetelo a mordidas, porque el mañana solo es una promesa de esas que millones de veces hemos dejado de cumplir.

Agradeciendo el favor de lectura, le deseo un feliz fin de semana para usted y los suyos.

Déjate sorprender (por la vida)

Normalmente abordo en este espacio temas de la república (políticos), y creo que la visita a nuestra entidad del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, resulta una irresistible oportunidad para cualquier editorialista ó analista para subrayar la importancia de tu opinión y que muchos más lectores de los que acostumbran leer tus líneas lo hagan a propósito del contexto coyuntural de la visita presidencial.

Así pensé en escribir sobre el fracaso de la 4T, sobre la falta de pago de las famosas pensiones universales en Durango, sobre la ausencia de recursos para el campo, sobre las externalidades negativas de haber cancelado en una asamblea de barrio a mano levantada, un metrobús que habría unido a Ciudad Lerdo con Gómez Palacio y con Torreón, sobre la necesidad del ferrocarril a Mazatlán, sobre la urgencia de nuevas vías de comunicación para Durango, rodeado por las principales rúas que transportan mercancías para los grandes centros de población en México, sobre la falta de intercomunicación de los ciudadanos con el gobierno federal que encabeza el presidente de la República, sobre la corrupción de algunos superdelegados en el país (léase Lomelí), sobre la ausencia de otros en algunas entidades, sobre el pobre desempeño de la economía mexicana, sobre el magro crecimiento previsto para el año que transcurre, sobre el capricho de la construcción de un aeropuerto (Texcoco) que nunca fue viable por sus condiciones geográficas, en fin, tantos y tantos tópicos y rubros que pude haber abordado en esta coyuntura, sin embargo elegí escribir sobre otro tema mucho más fundamental: la vida.

Hace algunas semanas, un familiar cercano perdió la salud y está luchando por regresar a su rutina cotidiana, trabajar, producir, descansar. Mis oraciones y las de mi familia lo acompañan. Días después, una buena amiga intentó quitarse la vida con nefastas consecuencias para sí misma. 24 horas después, un excelente amigo (Max Julio Almonte Flores) falleció en la ciudad de Cancún, Quintana Roo, su hermano lo trajo a su tierra natal a descansar para siempre, y platicando sobre el tema, una excompañera de preparatoria quien me inspiró a escribir esta columna y me compartió su experiencia con su esposo también en Quintana Roo (donde falleció por consecuencia de un accidente), me exhortaba a estar atento a las señales de la existencia para dejarse sorprender por la vida.

Sin duda alguna, existen aspectos que consideramos cotidianos en nuestra existencia, pero que en realidad son regalos, como la amistad, el amor, la familia, los paisajes y crepúsculos tan característicos de nuestra patria chica, los colores de un ocaso que cuando el amor recorre tus venas te amplía la gama de tonos, la víspera de un amanecer en las inmediaciones de un parque o dentro de la Sierra Madre, caminar junto a las olas del mar, experimentar un viaje al que parecía imposible antes de pensarlo.

Claro que no es fácil apreciar estos regalos si estás en medio del estrés y del correr cotidiano, durante la proximidad de un término legal o la presión por entregar un informe, ante la prisa por recoger a los niños de la escuela ó ante el comportamiento hostil de compañeros de trabajo. Pero en realidad, para alcanzar algún nivel de bienestar personal, no deben importarte los comportamientos ajenos, solo debes dar lo mejor de ti, seguir a quien pienses líder, con el tiempo se sabrá si lo es o no, y si lo es, valóralo, protégelo, impúlsalo, pero si no, entonces marca tus propios pasos y no pierdas el camino.

Date tiempo para compartir tu tiempo con quien consideras importante y elige a tus amigos, porque tus enemigos te eligen a ti, busca siempre la paz, pero no huyas de la guerra, porque el miedo es un mal consejero. Recuerda siempre quien te brinda una mano para que seas agradecido, quien te traiciona para que seas precavido y a quien hace ambas, porque de cualquiera de los tres, aprenderás lecciones importantes y la lección en sí misma es un regalo.

El universo te escucha como ente en el que te desenvuelves, te observa en cada movimiento y te envía señales invisibles que puedes reconocer si tu mente se contextualiza, pero nada influye más en tu destino que tu pensamientos, así que piensa positivo y trata de hacer felices a los que te rodean, porque cada día más, en realidad es un día menos y si no aprovechas el tiempo que tienes ahora, el amor que gozas, la atención de aquellos que te quieren y que siempre dejas al último, tal vez llegará el día en que te arrepientas y en alguna tarde lluviosa, querrás volver a estar ahí, en donde no apreciaste nunca ningún regalo y simplemente despreciaste lo más bello de nuestra existencia... el tiempo de los demás, por eso y sin duda alguna, la vida es aquí y es ahora, así que si tienes padres visítalos, si tienes hermanos perdónalos, si tienes amigos procúralos, si tienes amor, disfrútalo, bébelo, cómetelo a mordidas, porque el mañana solo es una promesa de esas que millones de veces hemos dejado de cumplir.

Agradeciendo el favor de lectura, le deseo un feliz fin de semana para usted y los suyos.

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