/ sábado 14 de marzo de 2020

Temas de la república

¿El coronavirus como un salvavidas?

En el prólogo de su libro “El Decamerón”, el escritor italiano Giovanni Boccaccio (16 de junio de 1313–21 de diciembre de 1375) narra el cómo vivió (sufrió) la ciudad de Florencia (una de las más hermosas ciudades de Italia) la llamada peste negra.



El mal que asoló a la entonces próspera urbe, en la cual, sólo uno de cada cinco habitantes logró salvar la vida, empero el mal no sólo afectó a Italia, sino a otros países de Eurasia, en donde ubican a Asia como el origen del mismo, muy posiblemente en China, aunque en realidad, desde poco tiempo antes comenzó a hacer estragos por la ciudad de Mesina.

La “Peste Negra” es quizá la epidemia más devastadora que afectó a la humanidad, tuvo su pico de 1347 a 1353, y según los estudiosos del tema, fue provocado por la bacteria Yersinia Pestis, por supuesto que los judíos fueron culpados en muchos lugares por la propagación de la enfermedad, lo cual generó persecución, aunque los estudiosos aseguran que el comercio entre Asia y Europa fue la fuente principal de contagio, sobre todo a través de los marineros, comenzó en las ciudades con playa pero el mal se extendió por todos los países de la región, llegó incluso al norte de África y sólo Finlandia e Islandia, entre los países europeos, quedaron al margen.

La medicina de entonces no permitía investigar la enfermedad y tampoco encontrar la cura necesaria, por lo cual cientos de miles de personas quedaron abandonadas a su suerte, muchas de ellas expulsadas de sus casas por los propios familiares, un escenario que hoy se repite en su primer capítulo, es decir, actualmente ni con todos los avances de la medicina moderna, se cuenta con vacuna ni tratamiento para el coronavirus.

Los primeros síntomas de la “Peste Negra” fiebre alta, tos, y esputos sanguinolentos, sangrado, mucha sed y manchas en la piel, entre muchos otros, para cuando los enfermos eran apartados o aislados totalmente, los sanos huían de ellos, sin saber que poco después podían verse en la misma situación y con una dificultad añadida: En tránsito hacia otros lugares a donde propagaban el mal.

Hace mucho tiempo, diez mil años antes de Cristo para ser más exactos, las epidemias se sucedían unas tras otra diezmando poblaciones enteras, al extremo de que algunas culturas (como la de los Incas) preferían esperar a que los hijos contrajeran viruela y sobrevivieran para luego ponerles un nombre.

De los enfermos de viruela, poco más de un tercio moría, situación que se vio severamente afectada, por el hecho de que en la India pensaban que la viruela era una especie de bendición de una deidad, lo cual posibilitó que se contagiaran muchas personas que acudían a adorar al enfermo.

La viruela llegó a la nueva España de la manos de los conquistadores y fue factor importante en la derrota del imperio Inca y la caída del Tahuantinsuyo, incluso antes, en 1520, este mal afectó a los aztecas que defendían Tenochtitlán y sin duda provocó la muerte de uno de sus líderes, Cuitláhuac. Sin embargo, se ensañó en el territorio del imperio Inca, donde antes de llegar los españoles vivían unos 14 millones de personas, y para el siglo XVIII apenas estaba poblado por un millón y medio.

La viruela mató al emperador Huayna Capac, cuyo deceso generó una guerra civil, bien aprovechada por los conquistadores. Entre sus víctimas, la viruela incluyó a reyes, emperadores, figuras prominentes de la iglesia y el arte y es que las pandemias no reconocen estatus o vínculo social alguno, a las epidemias no les interesa nombre o sexo, les interesa edad, casi siempre niños y ancianos pero no siempre, en la epidemia de la llamada “Gripe Española” de 1918, en lugar de ensañarse en los niños y los ancianos, escogió a los jóvenes y adultos saludables, además de los animales, sobre todo a los perros y gatos domésticos, en cuyas filas hizo enormes estragos.

Y cabe mencionar que aunque se le llamó “Gripe Española” en realidad, esta pandemia se originó (también) en China, donde unos 30 millones de personas perdieron la vida, entre ellos el 35% de los militares que se enfermaron y se le denominó “Española” porque la prensa de aquel país ibérico, le prestó muchísima atención al fenómeno, a grado tal, que se comenzó a consultar a España para tratar de detener el avance de este mal, en el que tan sólo en los Estados Unidos, murió más de medio millón de personas, pero en América Latina y otros continentes también causó grandes pérdidas de vidas humanas.

Entonces, ante estos datos que se encuentran disponibles en la red para cualquiera y sobre todo, ante la propagación de una nueva pandemia, ya reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), por el Coronavirus 2019, de verdad no se entiende, simplemente uno no se puede explicar la política de puertas abiertas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que sigue recibiendo vuelos internacionales desde países súper contagiados por este mal.

¿Cuál es el objetivo? si todos los países están tomando medidas preventivas, como la cancelación de los vuelos internacionales, como Estados Unidos, que ya declaró la interrupción de la comunicación aérea durante 30 días entre Europa y el vecino país del Norte, ¿por qué nosotros no estamos haciendo nada? Gracias a Dios, alguno de sus flamantes colaboradores ya le dijo a nuestro ‘brillante’ Presidente de la República, que ahorita no sería buena idea que continuara con su circo de 5ta, de la rifa del avión presidencial, con lo que nos mantenía entretenidos y nos marcaba agenda, entonces ahora, el objetivo es enfermar a México de coronavirus, para que los estragos de un gobierno populista, paralítico, paranoico, incapaz, anencefálico, monotemático, recurrente, corrupto a más no poder, necio y estupefacto, pueda justificar su falta de resultados, en la crisis de la enfermedad del coronavirus, ¿de verdad será tan maquiavélica la cuarta transformación?

Lo que sí está de sospecha, es el hecho de que en México no se estén tomando las medidas que otras naciones ya tomaron, dice el flamante secretario de Salud, que no existen evidencias de que la interrupción de los vuelos internacionales influya para el control del virus, pero… ¿debemos recibir con besos y abrazos a los extranjeros que vengan infectados?, mi propuesta es que nuestro señor Presidente (por ser nuestro digno representante) reciba a cada vuelo procedente de China, España, Italia y Francia, con un saludo de mano y con besos y abrazos, para que nos ponga la muestra de que no debemos temerle al virus que al momento en que usted está leyendo esto, ya se encuentra presente en más de 130 países del pl

¿El coronavirus como un salvavidas?

En el prólogo de su libro “El Decamerón”, el escritor italiano Giovanni Boccaccio (16 de junio de 1313–21 de diciembre de 1375) narra el cómo vivió (sufrió) la ciudad de Florencia (una de las más hermosas ciudades de Italia) la llamada peste negra.



El mal que asoló a la entonces próspera urbe, en la cual, sólo uno de cada cinco habitantes logró salvar la vida, empero el mal no sólo afectó a Italia, sino a otros países de Eurasia, en donde ubican a Asia como el origen del mismo, muy posiblemente en China, aunque en realidad, desde poco tiempo antes comenzó a hacer estragos por la ciudad de Mesina.

La “Peste Negra” es quizá la epidemia más devastadora que afectó a la humanidad, tuvo su pico de 1347 a 1353, y según los estudiosos del tema, fue provocado por la bacteria Yersinia Pestis, por supuesto que los judíos fueron culpados en muchos lugares por la propagación de la enfermedad, lo cual generó persecución, aunque los estudiosos aseguran que el comercio entre Asia y Europa fue la fuente principal de contagio, sobre todo a través de los marineros, comenzó en las ciudades con playa pero el mal se extendió por todos los países de la región, llegó incluso al norte de África y sólo Finlandia e Islandia, entre los países europeos, quedaron al margen.

La medicina de entonces no permitía investigar la enfermedad y tampoco encontrar la cura necesaria, por lo cual cientos de miles de personas quedaron abandonadas a su suerte, muchas de ellas expulsadas de sus casas por los propios familiares, un escenario que hoy se repite en su primer capítulo, es decir, actualmente ni con todos los avances de la medicina moderna, se cuenta con vacuna ni tratamiento para el coronavirus.

Los primeros síntomas de la “Peste Negra” fiebre alta, tos, y esputos sanguinolentos, sangrado, mucha sed y manchas en la piel, entre muchos otros, para cuando los enfermos eran apartados o aislados totalmente, los sanos huían de ellos, sin saber que poco después podían verse en la misma situación y con una dificultad añadida: En tránsito hacia otros lugares a donde propagaban el mal.

Hace mucho tiempo, diez mil años antes de Cristo para ser más exactos, las epidemias se sucedían unas tras otra diezmando poblaciones enteras, al extremo de que algunas culturas (como la de los Incas) preferían esperar a que los hijos contrajeran viruela y sobrevivieran para luego ponerles un nombre.

De los enfermos de viruela, poco más de un tercio moría, situación que se vio severamente afectada, por el hecho de que en la India pensaban que la viruela era una especie de bendición de una deidad, lo cual posibilitó que se contagiaran muchas personas que acudían a adorar al enfermo.

La viruela llegó a la nueva España de la manos de los conquistadores y fue factor importante en la derrota del imperio Inca y la caída del Tahuantinsuyo, incluso antes, en 1520, este mal afectó a los aztecas que defendían Tenochtitlán y sin duda provocó la muerte de uno de sus líderes, Cuitláhuac. Sin embargo, se ensañó en el territorio del imperio Inca, donde antes de llegar los españoles vivían unos 14 millones de personas, y para el siglo XVIII apenas estaba poblado por un millón y medio.

La viruela mató al emperador Huayna Capac, cuyo deceso generó una guerra civil, bien aprovechada por los conquistadores. Entre sus víctimas, la viruela incluyó a reyes, emperadores, figuras prominentes de la iglesia y el arte y es que las pandemias no reconocen estatus o vínculo social alguno, a las epidemias no les interesa nombre o sexo, les interesa edad, casi siempre niños y ancianos pero no siempre, en la epidemia de la llamada “Gripe Española” de 1918, en lugar de ensañarse en los niños y los ancianos, escogió a los jóvenes y adultos saludables, además de los animales, sobre todo a los perros y gatos domésticos, en cuyas filas hizo enormes estragos.

Y cabe mencionar que aunque se le llamó “Gripe Española” en realidad, esta pandemia se originó (también) en China, donde unos 30 millones de personas perdieron la vida, entre ellos el 35% de los militares que se enfermaron y se le denominó “Española” porque la prensa de aquel país ibérico, le prestó muchísima atención al fenómeno, a grado tal, que se comenzó a consultar a España para tratar de detener el avance de este mal, en el que tan sólo en los Estados Unidos, murió más de medio millón de personas, pero en América Latina y otros continentes también causó grandes pérdidas de vidas humanas.

Entonces, ante estos datos que se encuentran disponibles en la red para cualquiera y sobre todo, ante la propagación de una nueva pandemia, ya reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), por el Coronavirus 2019, de verdad no se entiende, simplemente uno no se puede explicar la política de puertas abiertas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que sigue recibiendo vuelos internacionales desde países súper contagiados por este mal.

¿Cuál es el objetivo? si todos los países están tomando medidas preventivas, como la cancelación de los vuelos internacionales, como Estados Unidos, que ya declaró la interrupción de la comunicación aérea durante 30 días entre Europa y el vecino país del Norte, ¿por qué nosotros no estamos haciendo nada? Gracias a Dios, alguno de sus flamantes colaboradores ya le dijo a nuestro ‘brillante’ Presidente de la República, que ahorita no sería buena idea que continuara con su circo de 5ta, de la rifa del avión presidencial, con lo que nos mantenía entretenidos y nos marcaba agenda, entonces ahora, el objetivo es enfermar a México de coronavirus, para que los estragos de un gobierno populista, paralítico, paranoico, incapaz, anencefálico, monotemático, recurrente, corrupto a más no poder, necio y estupefacto, pueda justificar su falta de resultados, en la crisis de la enfermedad del coronavirus, ¿de verdad será tan maquiavélica la cuarta transformación?

Lo que sí está de sospecha, es el hecho de que en México no se estén tomando las medidas que otras naciones ya tomaron, dice el flamante secretario de Salud, que no existen evidencias de que la interrupción de los vuelos internacionales influya para el control del virus, pero… ¿debemos recibir con besos y abrazos a los extranjeros que vengan infectados?, mi propuesta es que nuestro señor Presidente (por ser nuestro digno representante) reciba a cada vuelo procedente de China, España, Italia y Francia, con un saludo de mano y con besos y abrazos, para que nos ponga la muestra de que no debemos temerle al virus que al momento en que usted está leyendo esto, ya se encuentra presente en más de 130 países del pl

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