/ viernes 29 de mayo de 2020

Temas de la República

El caos como nueva normalidad

El crecimiento económico de México (como el de cualquier país) se mide a través del

Producto Interno Bruto (PIB), dicho crecimiento, ha presentado altas y bajas, acorde a la

toma de decisiones acertada o inadecuada de cada gobierno.

Con Carlos Salinas de Gortari –por ponerle un ejemplo– el crecimiento del PIB alcanzó un

máximo histórico que fue bautizado por economistas y líderes mundiales como “el milagro

mexicano”, fue un sexenio de bonanza, había crédito para viviendas, la gente ganaba bien y

tenía dinero en el banco, la delincuencia organizada aún temía al gobierno, así que no se

pasaba de la raya, se firmó el Tratado de Libre Comercio (TLC) y México era respetado a

nivel mundial.

Luego vino Zedillo y su animadversión contra Salinas, terminó por provocar una crisis

económica de magnitudes sísmicas, sin importarle las consecuencias, hizo todo,

absolutamente todo lo que estuvo a su alcance, para desprestigiar los logros de la anterior

administración de gobierno, incluso pactó con Estados Unidos, la tumba política del PRI,

entregándole a Vicente Fox, quien asustado por la entrega–recepción de su antecesor y el

desastre económico que se había convocado, creó económico para prevenir tempestades

financieras, desastres naturales y hasta pandemias, al que denominó: Fondo de

Estabilización del Gobierno Federal.

Fox se corrompió y traicionó casi todo lo que había prometido en campaña, pero nunca

nadie tocó los recursos de este Fondo, ni siquiera Martita Sahagún o sus hijos y cuando

terminó el sexenio, lo entregó completito a Felipe Calderón, 187 mil millones de dólares,

los cuales ni siquiera con la falta de recursos económicos para combatir al narco, se le

ocurrió tocar ese Fondo a Calderón, por el contrario, lo aumentó a 200 mil y se lo entregó a

Enrique Peña Nieto, quien sabedor de la importancia de estos “guardaditos” para cualquier

gobierno, ordenó aumentarlo a 300 mil millones de dólares y con todo y sus negocios,

jamás comprometió los recursos de este Fondo, pensando en un terremoto, una tormenta

económica, un devastador huracán o cualquier cosa como una lejana pandemia.

Hoy este Fondo ya no existe, al llegar nuestro actual presidente de la República y al

preguntar que para que era esa Fondo, sus funcionarios le informaron que era para atender

cualquier contingencia que pusiera en riesgo a México como país o a sus habitantes… no lo

pensó dos veces, ordenó mutilarlo a la mitad y creó las becas universales para ninis,

aumentó la de los adultos mayores y comenzó a regalar dinero de ese fondo, hasta para

países extranjeros, el 21 de junio de 2019, con mucho orgullo, el flamante canciller, el

secretario de Relaciones Exteriores, (quien durante su gestión como jefe de Gobierno de la

Ciudad de México, tomó nada más y nada menos que 17 mil millones de pesos, que estaban

destinados para la construcción de una línea del metro) anunció complacido que el

Gobierno Federal “invertiría” 100 millones de dólares en Centroamérica como parte del

Plan de Desarrollo para Centroamérica, luego de un encuentro con el presidente de El

Salvador, Nayib Bukele, se dio la “gran noticia” e inició el programa de cooperación “más

grande” que México hubiera hecho con Centroamérica, así se anunció.

Se regalaron 100 millones de dólares de los bolsillos de los contribuyentes mexicanos, para

implementar el programa 'Sembrando Vida', o un programa muy parecido, en El Salvador y

después en Guatemala y Honduras" claro que como todo en este gobierno, la aplicación de

estos recursos fue opaca, turbia, maltrecha, parca y sospechosa, nunca se supo si en realidad

llegaron esos recursos allá o se los robaron aquí, a fin de cuentas, el gobierno de El

Salvador, no estaba en condiciones de decir nada si llegaban 10 millones en lugar de 100

millones de dólares.

Fue el propio Marcelo Ebrard, quien anunció que los recursos se habrían de tomar del

Fondo creado para la atención de contingencias y cuando se le preguntó qué pasaría si

sucedía un terremoto o una pandemia, el flamante secretario de la 4T, dijo que “México

estaba preparado para cualquier eventualidad”.

Hoy vemos que tan preparado estaba el gobierno de López Obrador para la pandemia, a tres

meses, aún siguen protestando los médicos y las enfermeras por la falta de insumos básicos

para atender a los enfermos de Covid–19 y combatir su propagación, pero andaban

regalando dinero a Centroamérica y bueno olvídese usted de los insumos que hubiera

comprado con el dinero que supuestamente le entregó a los ninis (porque yo no conozco

ninguno que haya recibido esa famosa beca) ¿Cuántos cubre–bocas, batas y caretas

profesionales cree usted que el gobierno hubiera comprado con esos 100 millones de

dólares que López Obrador le regaló a El Salvador?.

Pero voy mas allá, ¿Cuántos cubre–bocas, batas profesionales, guantes y caretas,

hubiéramos comprado con las millonarias y estratosféricas indemnizaciones que el

gobierno de López Obrador tuvo que pagar a los inversionistas por cancelar el nuevo

aeropuerto de la Ciudad de México? ¿Cuántos recursos podríamos invertir con las

millonarias y estratosféricas indemnizaciones que el gobierno federal tendrá que pagar a

todos los inversionistas en energías limpias en nuestra patria para que retiren sus

generadores y sus paneles solares?

¿Cuántas camas y cubre–bocas, batas, guantes, googles y caretas podríamos comprar con la

indemnización que tendremos que pagar de nuestros bolsillos los mexicanos por la

cancelación de la planta de Constellation Brands en Mexicali, Baja California?, 1,400

millones de dólares –de entrada– que habían invertido, más las multas por el

incumplimiento del contrato legal.

Como opositor al gobierno, López Obrador nunca se cansó de decir que si se combatía la

corrupción, alcanzaría el presupuesto para todo… hoy México está en la quiebra, gracias al

estúpido manejo financiero de la “Cuarta Transformación”, sumido en una severa recesión

económica que liga cuatro trimestres en decadencia, algo que resulta fosforescente, sobre

todo si tomamos en cuenta que México (antes de López Obrador) había ligado con tres

diferentes gobiernos de distintos Partidos Políticos (PAN y PRI) 37 trimestres con

crecimiento económico, entre 1.2 y 4.4 % del PIB.

Esta semana que ya culmina se anunció por parte del Banco de México, que nuestro país

liga su cuarto trimestre con crecimiento negativo y que no se diga que es por la pandemia,

porque la medición aún no incluye la parálisis del confinamiento social, es decir, aún ni

siquiera se miden las externalidades de la pandemia, a lo que hay que sumarle, la crisis de

seguridad pública que se sufre en casi todo el territorio nacional (imparable) y también los

8 empleos que se pierden por minuto, pero lo bueno es que ya nuestro líder, nuestro

flamante presidente ya anunció que regresará a sus giras por los pueblos para darle ánimo a

la gente, nunca lleva un solo peso para resolver las necesidades que le plantean, pero eso sí,

no perdona que no le pongan su collar de flores.

No crea que soy pesimista, pero calculo que algunos municipios y hasta algunos estados, la

pensarán dos veces para recibir a un presidente inútil que vive en su propio mundo, que se

burla de la tragedia mexicana y que parece que no entiende la complejidad de la realidad

que se viene en México. Feliz regreso a la “Nueva Normalidad” en la que todos los

mexicanos estamos jodidos, excepto los nuevos empresarios, los jijos del presidente y sus

socios los jijos de Bartlett, quienes han hecho su agosto de la pandemia en México.

El caos como nueva normalidad

El crecimiento económico de México (como el de cualquier país) se mide a través del

Producto Interno Bruto (PIB), dicho crecimiento, ha presentado altas y bajas, acorde a la

toma de decisiones acertada o inadecuada de cada gobierno.

Con Carlos Salinas de Gortari –por ponerle un ejemplo– el crecimiento del PIB alcanzó un

máximo histórico que fue bautizado por economistas y líderes mundiales como “el milagro

mexicano”, fue un sexenio de bonanza, había crédito para viviendas, la gente ganaba bien y

tenía dinero en el banco, la delincuencia organizada aún temía al gobierno, así que no se

pasaba de la raya, se firmó el Tratado de Libre Comercio (TLC) y México era respetado a

nivel mundial.

Luego vino Zedillo y su animadversión contra Salinas, terminó por provocar una crisis

económica de magnitudes sísmicas, sin importarle las consecuencias, hizo todo,

absolutamente todo lo que estuvo a su alcance, para desprestigiar los logros de la anterior

administración de gobierno, incluso pactó con Estados Unidos, la tumba política del PRI,

entregándole a Vicente Fox, quien asustado por la entrega–recepción de su antecesor y el

desastre económico que se había convocado, creó económico para prevenir tempestades

financieras, desastres naturales y hasta pandemias, al que denominó: Fondo de

Estabilización del Gobierno Federal.

Fox se corrompió y traicionó casi todo lo que había prometido en campaña, pero nunca

nadie tocó los recursos de este Fondo, ni siquiera Martita Sahagún o sus hijos y cuando

terminó el sexenio, lo entregó completito a Felipe Calderón, 187 mil millones de dólares,

los cuales ni siquiera con la falta de recursos económicos para combatir al narco, se le

ocurrió tocar ese Fondo a Calderón, por el contrario, lo aumentó a 200 mil y se lo entregó a

Enrique Peña Nieto, quien sabedor de la importancia de estos “guardaditos” para cualquier

gobierno, ordenó aumentarlo a 300 mil millones de dólares y con todo y sus negocios,

jamás comprometió los recursos de este Fondo, pensando en un terremoto, una tormenta

económica, un devastador huracán o cualquier cosa como una lejana pandemia.

Hoy este Fondo ya no existe, al llegar nuestro actual presidente de la República y al

preguntar que para que era esa Fondo, sus funcionarios le informaron que era para atender

cualquier contingencia que pusiera en riesgo a México como país o a sus habitantes… no lo

pensó dos veces, ordenó mutilarlo a la mitad y creó las becas universales para ninis,

aumentó la de los adultos mayores y comenzó a regalar dinero de ese fondo, hasta para

países extranjeros, el 21 de junio de 2019, con mucho orgullo, el flamante canciller, el

secretario de Relaciones Exteriores, (quien durante su gestión como jefe de Gobierno de la

Ciudad de México, tomó nada más y nada menos que 17 mil millones de pesos, que estaban

destinados para la construcción de una línea del metro) anunció complacido que el

Gobierno Federal “invertiría” 100 millones de dólares en Centroamérica como parte del

Plan de Desarrollo para Centroamérica, luego de un encuentro con el presidente de El

Salvador, Nayib Bukele, se dio la “gran noticia” e inició el programa de cooperación “más

grande” que México hubiera hecho con Centroamérica, así se anunció.

Se regalaron 100 millones de dólares de los bolsillos de los contribuyentes mexicanos, para

implementar el programa 'Sembrando Vida', o un programa muy parecido, en El Salvador y

después en Guatemala y Honduras" claro que como todo en este gobierno, la aplicación de

estos recursos fue opaca, turbia, maltrecha, parca y sospechosa, nunca se supo si en realidad

llegaron esos recursos allá o se los robaron aquí, a fin de cuentas, el gobierno de El

Salvador, no estaba en condiciones de decir nada si llegaban 10 millones en lugar de 100

millones de dólares.

Fue el propio Marcelo Ebrard, quien anunció que los recursos se habrían de tomar del

Fondo creado para la atención de contingencias y cuando se le preguntó qué pasaría si

sucedía un terremoto o una pandemia, el flamante secretario de la 4T, dijo que “México

estaba preparado para cualquier eventualidad”.

Hoy vemos que tan preparado estaba el gobierno de López Obrador para la pandemia, a tres

meses, aún siguen protestando los médicos y las enfermeras por la falta de insumos básicos

para atender a los enfermos de Covid–19 y combatir su propagación, pero andaban

regalando dinero a Centroamérica y bueno olvídese usted de los insumos que hubiera

comprado con el dinero que supuestamente le entregó a los ninis (porque yo no conozco

ninguno que haya recibido esa famosa beca) ¿Cuántos cubre–bocas, batas y caretas

profesionales cree usted que el gobierno hubiera comprado con esos 100 millones de

dólares que López Obrador le regaló a El Salvador?.

Pero voy mas allá, ¿Cuántos cubre–bocas, batas profesionales, guantes y caretas,

hubiéramos comprado con las millonarias y estratosféricas indemnizaciones que el

gobierno de López Obrador tuvo que pagar a los inversionistas por cancelar el nuevo

aeropuerto de la Ciudad de México? ¿Cuántos recursos podríamos invertir con las

millonarias y estratosféricas indemnizaciones que el gobierno federal tendrá que pagar a

todos los inversionistas en energías limpias en nuestra patria para que retiren sus

generadores y sus paneles solares?

¿Cuántas camas y cubre–bocas, batas, guantes, googles y caretas podríamos comprar con la

indemnización que tendremos que pagar de nuestros bolsillos los mexicanos por la

cancelación de la planta de Constellation Brands en Mexicali, Baja California?, 1,400

millones de dólares –de entrada– que habían invertido, más las multas por el

incumplimiento del contrato legal.

Como opositor al gobierno, López Obrador nunca se cansó de decir que si se combatía la

corrupción, alcanzaría el presupuesto para todo… hoy México está en la quiebra, gracias al

estúpido manejo financiero de la “Cuarta Transformación”, sumido en una severa recesión

económica que liga cuatro trimestres en decadencia, algo que resulta fosforescente, sobre

todo si tomamos en cuenta que México (antes de López Obrador) había ligado con tres

diferentes gobiernos de distintos Partidos Políticos (PAN y PRI) 37 trimestres con

crecimiento económico, entre 1.2 y 4.4 % del PIB.

Esta semana que ya culmina se anunció por parte del Banco de México, que nuestro país

liga su cuarto trimestre con crecimiento negativo y que no se diga que es por la pandemia,

porque la medición aún no incluye la parálisis del confinamiento social, es decir, aún ni

siquiera se miden las externalidades de la pandemia, a lo que hay que sumarle, la crisis de

seguridad pública que se sufre en casi todo el territorio nacional (imparable) y también los

8 empleos que se pierden por minuto, pero lo bueno es que ya nuestro líder, nuestro

flamante presidente ya anunció que regresará a sus giras por los pueblos para darle ánimo a

la gente, nunca lleva un solo peso para resolver las necesidades que le plantean, pero eso sí,

no perdona que no le pongan su collar de flores.

No crea que soy pesimista, pero calculo que algunos municipios y hasta algunos estados, la

pensarán dos veces para recibir a un presidente inútil que vive en su propio mundo, que se

burla de la tragedia mexicana y que parece que no entiende la complejidad de la realidad

que se viene en México. Feliz regreso a la “Nueva Normalidad” en la que todos los

mexicanos estamos jodidos, excepto los nuevos empresarios, los jijos del presidente y sus

socios los jijos de Bartlett, quienes han hecho su agosto de la pandemia en México.

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