/ sábado 15 de mayo de 2021

Temas de la república

Si por algo se destacaron los priistas y panistas en el gobierno, (al margen de los excesos de poder que cometieron), fue por ser buenos constructores de instituciones y de obras, si por algo podemos condenar a los gobiernos de izquierda (no solamente al actual de la 4T) es por no ser buenos constructores de instituciones, ni de obras ni de nada.

Sólo se distinguen construyendo bien la polarización de las masas, la inyección de intriga y la duda. La semana anterior fuimos testigos de una verdadera tragedia ocurrida en la Ciudad de México y me refiero al colapso de la línea 12 del Metro, tragedia que puso –de nueva cuenta– en el banquillo de los acusados al canciller Marcelo Ebrard, quien era el jefe de gobierno de la Ciudad de México, cuando se construyó la citada línea, misma en la que invirtió 6 mil millones de pesos, en lugar de los 12 mil millones que los constructores le presupuestaron.

Marcelo desapareció 6 de los 12 mil millones de pesos que implicaban la construcción de dicha extensión del metro de la Ciudad de México y al terminar su gestión se fue a vivir a un lujoso departamento en París, en la romántica Francia, pensando en retirarse cómodamente de la vida pública y política, sin imaginar si quiera, que sería el delfín presidencial, de quien alguna vez lo antecedió en el gobierno de la Ciudad de México y que actualmente es el incómodo inquilino del Castillo de Chapultepec, (en su calidad de emperador mexicano debe vivir en un castillo), aunque en realidad debería vivir en Los Pinos (como todos los presidentes de México), pero Los Pinos se le hizo muy beteado y mejor se fue a vivir entre el Palacio Nacional y el Castillo de Chapultepec, al fin es el presidente y puede vivir donde quiera, no importa que a sus seguidores les haya dicho que viviría en un departamento como cuando era jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

La herencia que dejó López Obrador a la Ciudad de México, fue Marcelo Ebrard, quien se robó literalmente la mitad del presupuesto de la construcción de la línea 12 del Metro, pero nunca se imaginó que cuando las consecuencias de invertir sólo la mitad del presupuesto en dicha construcción sucedieran, él estaría en plena carrera presidencial.

Una constante del actual presidente de la República es echarle la culpa de todo lo malo que le sucede a este país, a los gobiernos anteriores producto de la “mafia de la corrupción”, pero en esta ocasión se ha quedado callado en el circo dominguero que es la conferencia de prensa mañanera, porque los gobiernos del pasado en la Ciudad de México… ¡son ellos, López Obrador y Marcelo Ebrard!.

La izquierda que hoy representan, hace 25 años que gobierna la Ciudad de México y hoy ya no solamente gobiernan la Ciudad de México, hoy gobiernan a la mitad del país y controlan hasta la Presidencia de la República y si revisamos el manual de obras de entonces a la fecha en la Ciudad de México, las obras que han hicieron fueron mal hechas, con errores y con presupuestos raquíticos que sobraban de las manoseadas y pellizcos que les daban los entonces perredistas (hoy morenistas).

Lo anterior resulta muy preocupante, porque si así se está construyendo el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México (un capricho presidencial aberrante), entonces la tragedia que nos sacudió la semana pasada con el colapso de la línea 12 del Metro en CDMX, sólo habrá sido un presagio de lo que sucederá en Santa Lucía, una vez que el tráfico aéreo confluya y transite por esta importante conexión de vuelos.

Ojalá que por el bien de los mexicanos, el aeropuerto pejista no resulte como la Cuarta Transformación, mucho ruido y pocas nueces, mucho hablar y poco actuar, mucho presumir y muy poco asumir, así es la izquierda, así ha sido siempre y no cambiará, así que espero que estas elecciones la balanza democrática se equilibre a favor de los otros partidos que no representan al presidencialismo más rancio que ha ocupado la silla presidencial desde Porfirio Díaz. Feliz día del maestro y feliz fin de semana para todos.

Si por algo se destacaron los priistas y panistas en el gobierno, (al margen de los excesos de poder que cometieron), fue por ser buenos constructores de instituciones y de obras, si por algo podemos condenar a los gobiernos de izquierda (no solamente al actual de la 4T) es por no ser buenos constructores de instituciones, ni de obras ni de nada.

Sólo se distinguen construyendo bien la polarización de las masas, la inyección de intriga y la duda. La semana anterior fuimos testigos de una verdadera tragedia ocurrida en la Ciudad de México y me refiero al colapso de la línea 12 del Metro, tragedia que puso –de nueva cuenta– en el banquillo de los acusados al canciller Marcelo Ebrard, quien era el jefe de gobierno de la Ciudad de México, cuando se construyó la citada línea, misma en la que invirtió 6 mil millones de pesos, en lugar de los 12 mil millones que los constructores le presupuestaron.

Marcelo desapareció 6 de los 12 mil millones de pesos que implicaban la construcción de dicha extensión del metro de la Ciudad de México y al terminar su gestión se fue a vivir a un lujoso departamento en París, en la romántica Francia, pensando en retirarse cómodamente de la vida pública y política, sin imaginar si quiera, que sería el delfín presidencial, de quien alguna vez lo antecedió en el gobierno de la Ciudad de México y que actualmente es el incómodo inquilino del Castillo de Chapultepec, (en su calidad de emperador mexicano debe vivir en un castillo), aunque en realidad debería vivir en Los Pinos (como todos los presidentes de México), pero Los Pinos se le hizo muy beteado y mejor se fue a vivir entre el Palacio Nacional y el Castillo de Chapultepec, al fin es el presidente y puede vivir donde quiera, no importa que a sus seguidores les haya dicho que viviría en un departamento como cuando era jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

La herencia que dejó López Obrador a la Ciudad de México, fue Marcelo Ebrard, quien se robó literalmente la mitad del presupuesto de la construcción de la línea 12 del Metro, pero nunca se imaginó que cuando las consecuencias de invertir sólo la mitad del presupuesto en dicha construcción sucedieran, él estaría en plena carrera presidencial.

Una constante del actual presidente de la República es echarle la culpa de todo lo malo que le sucede a este país, a los gobiernos anteriores producto de la “mafia de la corrupción”, pero en esta ocasión se ha quedado callado en el circo dominguero que es la conferencia de prensa mañanera, porque los gobiernos del pasado en la Ciudad de México… ¡son ellos, López Obrador y Marcelo Ebrard!.

La izquierda que hoy representan, hace 25 años que gobierna la Ciudad de México y hoy ya no solamente gobiernan la Ciudad de México, hoy gobiernan a la mitad del país y controlan hasta la Presidencia de la República y si revisamos el manual de obras de entonces a la fecha en la Ciudad de México, las obras que han hicieron fueron mal hechas, con errores y con presupuestos raquíticos que sobraban de las manoseadas y pellizcos que les daban los entonces perredistas (hoy morenistas).

Lo anterior resulta muy preocupante, porque si así se está construyendo el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México (un capricho presidencial aberrante), entonces la tragedia que nos sacudió la semana pasada con el colapso de la línea 12 del Metro en CDMX, sólo habrá sido un presagio de lo que sucederá en Santa Lucía, una vez que el tráfico aéreo confluya y transite por esta importante conexión de vuelos.

Ojalá que por el bien de los mexicanos, el aeropuerto pejista no resulte como la Cuarta Transformación, mucho ruido y pocas nueces, mucho hablar y poco actuar, mucho presumir y muy poco asumir, así es la izquierda, así ha sido siempre y no cambiará, así que espero que estas elecciones la balanza democrática se equilibre a favor de los otros partidos que no representan al presidencialismo más rancio que ha ocupado la silla presidencial desde Porfirio Díaz. Feliz día del maestro y feliz fin de semana para todos.

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