/ miércoles 27 de mayo de 2020

Tiempo de ayudar

“Voy a vender pasteles, pay de atún, chicharrón en salsa verde, mole, té en sobre, pastillas para adelgazar y todo lo que pueda”, esa puede ser nuestra frase de hoy, todo lo que podamos hacer para vender y obtener recursos.

Los bancos realizan esfuerzos para que las tarjetas y los créditos no sigan creciendo, pero en medio del caos el show debe continuar a pesar de la crisis… ¿Y cuál es nuestro papel?

En esta situación, tenemos de dos sopas, o ver esto como una actitud negativa para sentirnos víctimas de las circunstancias o ponernos a trabajar para convertir esta crisis en una gran oportunidad.

Sí, pensar en ponernos a trabajar y a generar mejores condiciones económicas para nuestras familias nos ayuda. Podemos pensar en hacer negocios y lo primero que se nos ocurre es vender “de lo que sea o de lo que caiga”, pero tenemos que considerar qué es lo que necesitamos y cómo podemos hacer para satisfacer esas necesidades, para hacer que esta sociedad vuelva a funcionar con una economía que se reactive poco a poco.

Nos pasan diferentes cosas en nuestras vidas, algunas buenas, unas no tan buenas y unas pésimas, que muchas veces no sabemos qué hacer. En mi experiencia personal, ha tocado ser testigo de pérdidas de empleo, cambios de ciudad, muertes de seres queridos, divorcio, pérdida de amistades, problemas familiares, entre otras cosas, pero a pesar de las circunstancias hay que pensar en nosotros y en quienes nos rodean de manera positiva y ver hacia adelante.

A pesar de ello, no debemos de sacar de contexto las cosas. A todo mundo nos pasan situaciones desagradables y las magnificamos. Todos hemos tenido diferentes circunstancias de vida que nos sacan de nuestra zona de confort y que a veces, nos obligan a retomar el paso, e incluso, en volver a empezar.

Una persona fuerte no saca de contexto lo que le pasa y se centra en lo negativo, sino al contrario, realiza una suma de las cosas buenas que tiene en su vida y no se centra en lo malo, sino que se enfoca en lo positivo.

Así, aprendemos de la resiliencia, que nos ayuda a enfrentar las condiciones adversas, tenemos que buscar una manera de equilibrarnos, por ejemplo, cuando algo negativo nos pasa, tratar de ver el otro lado de la moneda, y aunque a veces no es una situación fácil, es preferible no hundirnos en el problema y entonces, que el problema se hunda sin nosotros.

Nos ayuda mucho cuidarnos a nosotros mismos, ponernos atención en nuestros alimentos, en nuestra forma de dormir, de hablar con los amigos o con nuestros hijos, ver un programa que nos guste, sea una serie o un documental, o bien leer un buen libro, escribir, hacer yoga, o simplemente llorar para dejar que afloren nuestros sentimientos, pero hacer algo que nos permita que ese problema no va a pesar en nuestra vida y que la lección que nos dio ya fue aprendida.

A lo largo de nuestra vida ya hemos aprendido que la ayuda a veces salva vidas, y en condiciones difíciles para nosotros, podemos pedir que nos auxilien, cuando vemos más oscuro el cielo, es tiempo que prepararnos para el nuevo día, y así, en las peores circunstancias, es momento de ayudarnos unos a otros.

En el momento de avanzar, de ser positivos, de dejar las críticas a un lado, de creer en soluciones reales, y sobre todo, en fortalecer la confianza con nosotros mismos.

Ayudemos desde nuestra trinchera, al comprarle a la vecina o promover los productos de un amigo, y aunque las cosas puedan parecer difíciles, ser más pacientes y tolerantes; dejar a un lado el miedo que nos frena y nos paraliza, pero sobre todo, ser empáticos y reconsiderar nuestras relaciones con los demás.

Dejar a un lado las críticas y la envidia, centrarnos en nosotros mismos y dejar a cada quien su propia responsabilidad y la historia de su vida, es tiempo de pensar diferente, sin juzgar, y actuar, para hacer de este tiempo, un tiempo de ayuda.

“Voy a vender pasteles, pay de atún, chicharrón en salsa verde, mole, té en sobre, pastillas para adelgazar y todo lo que pueda”, esa puede ser nuestra frase de hoy, todo lo que podamos hacer para vender y obtener recursos.

Los bancos realizan esfuerzos para que las tarjetas y los créditos no sigan creciendo, pero en medio del caos el show debe continuar a pesar de la crisis… ¿Y cuál es nuestro papel?

En esta situación, tenemos de dos sopas, o ver esto como una actitud negativa para sentirnos víctimas de las circunstancias o ponernos a trabajar para convertir esta crisis en una gran oportunidad.

Sí, pensar en ponernos a trabajar y a generar mejores condiciones económicas para nuestras familias nos ayuda. Podemos pensar en hacer negocios y lo primero que se nos ocurre es vender “de lo que sea o de lo que caiga”, pero tenemos que considerar qué es lo que necesitamos y cómo podemos hacer para satisfacer esas necesidades, para hacer que esta sociedad vuelva a funcionar con una economía que se reactive poco a poco.

Nos pasan diferentes cosas en nuestras vidas, algunas buenas, unas no tan buenas y unas pésimas, que muchas veces no sabemos qué hacer. En mi experiencia personal, ha tocado ser testigo de pérdidas de empleo, cambios de ciudad, muertes de seres queridos, divorcio, pérdida de amistades, problemas familiares, entre otras cosas, pero a pesar de las circunstancias hay que pensar en nosotros y en quienes nos rodean de manera positiva y ver hacia adelante.

A pesar de ello, no debemos de sacar de contexto las cosas. A todo mundo nos pasan situaciones desagradables y las magnificamos. Todos hemos tenido diferentes circunstancias de vida que nos sacan de nuestra zona de confort y que a veces, nos obligan a retomar el paso, e incluso, en volver a empezar.

Una persona fuerte no saca de contexto lo que le pasa y se centra en lo negativo, sino al contrario, realiza una suma de las cosas buenas que tiene en su vida y no se centra en lo malo, sino que se enfoca en lo positivo.

Así, aprendemos de la resiliencia, que nos ayuda a enfrentar las condiciones adversas, tenemos que buscar una manera de equilibrarnos, por ejemplo, cuando algo negativo nos pasa, tratar de ver el otro lado de la moneda, y aunque a veces no es una situación fácil, es preferible no hundirnos en el problema y entonces, que el problema se hunda sin nosotros.

Nos ayuda mucho cuidarnos a nosotros mismos, ponernos atención en nuestros alimentos, en nuestra forma de dormir, de hablar con los amigos o con nuestros hijos, ver un programa que nos guste, sea una serie o un documental, o bien leer un buen libro, escribir, hacer yoga, o simplemente llorar para dejar que afloren nuestros sentimientos, pero hacer algo que nos permita que ese problema no va a pesar en nuestra vida y que la lección que nos dio ya fue aprendida.

A lo largo de nuestra vida ya hemos aprendido que la ayuda a veces salva vidas, y en condiciones difíciles para nosotros, podemos pedir que nos auxilien, cuando vemos más oscuro el cielo, es tiempo que prepararnos para el nuevo día, y así, en las peores circunstancias, es momento de ayudarnos unos a otros.

En el momento de avanzar, de ser positivos, de dejar las críticas a un lado, de creer en soluciones reales, y sobre todo, en fortalecer la confianza con nosotros mismos.

Ayudemos desde nuestra trinchera, al comprarle a la vecina o promover los productos de un amigo, y aunque las cosas puedan parecer difíciles, ser más pacientes y tolerantes; dejar a un lado el miedo que nos frena y nos paraliza, pero sobre todo, ser empáticos y reconsiderar nuestras relaciones con los demás.

Dejar a un lado las críticas y la envidia, centrarnos en nosotros mismos y dejar a cada quien su propia responsabilidad y la historia de su vida, es tiempo de pensar diferente, sin juzgar, y actuar, para hacer de este tiempo, un tiempo de ayuda.