Narra la historia, que Álvaro Obregón fue hasta Casas Grandes, Chihuahua a parlamentar con Pancho Villa y que el norteño mandó fucilarlo.
Que el caballero de la guerra, Felipe Ángeles, lo hizo desistir en los dos intentos que tuvo el guerrillero.
Luego vino Celaya.
Por desacato, cuando Andrés Manuel era Jefe de Gobierno, la corte ordenó su destitución y le encargó la operación al presidente Fox.
El guanajua promovió el desafuero y luego se lo perdonó.
Luego vino el 2019.
Los diputados tuvieron de pechito al doctor Enríquez y lo dejaron ir.
La historia se repite.
Por lo pronto hay dos mociones de distinción para los legisladores, una, declararlos hijos predilecto de Monclova, donde están los Altos Hornos. Y la otra, declararlos ciudadanos distinguidos de San Julián.
Lo que sí veo, es que después de esto, ¡ah, cómo está pelón pa’ que detengan al oftalmólogo en su camino hacia el Bicentenario!
Que Marina Vitela no asistirá al debate en Gómez Palacio.
¿Y pa’ qué?
A la dueña del caballo no le importa andar a pie.
Otra, dicen que los apoyos que ha recibido de prominentes panistas, es porque ven en ella a la mujer que desplace al clan Herrera.
Y ahora que me acuerdo, mientras que los 3 senadores (Margarita, Gonzalo y Juan) lucen en la Cámara, las 4 diputadas federales han valido para dos cosas, para nada y para pura.
Otniel García debiera parecer como seguro ganador de la Presidencia Municipal, considerando que fue el diputado federal que más votos ganó en el país y que ahora lo postula un partido de moda.
Pero no, fíjese. Le va a pesar ser tránsfuga del PRI, porque los de Morena lo ven como arribista y los del PRI como traidor.
Muy aplaudidas las posturas de los diputados Iván Gurrola y Mario Delgado en torno al caso Enríquez. Votaron en contra y lo razonaron.