El presidente lucha contra la corrupción y se lo aplaudimos.
Pero no le aplaudimos que en aras de este programa estén pagando justos por pecadores.
Déjeme contarle, a principios de la administración estatal un campirano logró 80 mil pesos a través de un “luchador social” de la Secretaría de Desarrollo Rural como ayuda para perforar un pozo.
El noblezote “luchador social” le notificó la autorización, pero le dijo, hay que darle 15 mil pesos al secretario.
Con ésos, dijo el productor, y le entregó los 15 mil pesos.
Y yo en qué leo, dijo el luchador, hay van otros 5 mil pesos.
El apoyo le llegó mocho, pero le llegó.
Y ahora para evitar las corruptelas retiran esos apoyos.
No es un secreto que en las guarderías por 50 niños cobraban por 100, una corruptela, cierto, y para acabar con la corruptela retiran los apoyos a las guarderías y ya ningún niño es beneficiado.
Repito, combatir la corrupción es plausible, pero de esta forma está de la hingada.
Dicen que exhortan a que los municipios vivan de sus propios ingresos.
Y no dependan tanto de las participaciones federales.
Lo malo está que ya los acostumbraron así, y aunque el predial representa una buena recaudación, ningún edil quiere comprar el pleito de aplicar la ley económica coactiva a los morosos por la popularidad que pierden.
Déjeme contarle:
En la segunda ocasión que “El Plebe” Jaime Rivas Loaiza fue presidente de Tamazula, de la Secretaría de Finanzas citaron a todos los presidentes y los exhortaron a cobrar impuestos.
El ahora secretario de Bienestar Social con el acento clásico del rumbo, dijo: ahí en unas cajas tengo recibos y más recibos de los impuestos. Se los regalo para que los cobren.
Porque en Tamazula si aplican la ley económica coactiva le aplican la ley del monte.
Uno de los funcionarios más eficientes y luce más por callado, es el secretario de Salud, Sergio González Romero. No es amigo de micrófonos ni de cámaras, es veraz al dar la información y es un tesonero en el Centro para agenciarse recursos.
Muy buen substituto del doctor Franco Mariscal.
Siga así, señor cardiólogo.