Como en todos los municipios, en San Juan del Río, tierra bendita, habrá cambio en el Comité Municipal del PRI.
Se registraron dos, David Calderón, de San Lucas y Aníbal Rodríguez, de la cabecera municipal.
El primero del palenque de Jaime Escajeda, el presidente, y el segundo gallo, de Rubén Escajeda, el político más cuajado de esa tierra.
Todo hace pensar que llegarán a un acuerdo, en el que ganará el de San Lucas.
Bien merecido el homenaje en el Bicentenario del nacimiento de Ángel Rodríguez Solórzano, destacado personaje para la historia de Durango.
Fue el primer rector de la Universidad Juárez, diputado federal, gobernador del estado, director del museo, fue tan honesto, que cuando se retiró del museo le pagaban toda la quincena, pero él les aclaró que sólo había trabajado 10 días y les regresó el resto.
Su hijo Miguel Ángel heredó sus virtudes.
Y a propósito, vaya esta anécdota.
Pedrito Ávila lo fue a invitar hasta su domicilio de Independencia y Gabino Barreda para hacerle un reconocimiento por su apoyo a la gente pobre.
A la entrada de Palacio estaba un señor que era el intendente, con una botella de café con leche y unas gordas, el gobernador lo saludó y le preguntó: — ¿Con que almorzando?
— ¿Sí señor, usted gusta?
— Y el gobernador le pegó con entusiasmo al almuerzo del intendente.
Pasado el homenaje el intendente le dijo a Pedro Ávila: — Ayúdeme, pa’ comprar algo. El gobernador se acabó mi almuerzo.
Por cierto, que en ese homenaje Pedro Ávila declaró que por su entrega a favor de la gente pobre, el Frente Cívico Revolucionario Francisco Villa lo declara ¡Chucho el roto de Durango!
Ella al novio:
— Fíjate que ya hace dos meses que no me enfermo.
Y él:
Así me gustan ¡sanotas!
Hablan bien de los presidentes de: Guerrero, Orlando Herrera; de Peñón Blanco, Nahúm Amaya, y de la alcaldesa de Cuencamé, Luly Martínez.