El primer presidente panista de Durango, fue en Santa Clara, allá por los cincuentas.
El segundo fue presidente de Durango municipio, Rodolfo Elizondo Torres y hasta ahora, el único alcalde panista que haya tenido la citada capital.
Sí, podrá usted decir que José Ramón Enríquez es panista, pero no.
Llegó con las siglas del PAN, pero en realidad nunca ha sido, no creo que llegue a ser panista.
Ha usado el partido como usa el Movimiento Ciudadano con la habilidad que tiene para saltar de uno a otro lado.
Rodolfo Elizondo es el político panista de Durango, que más altos vuelos ha alcanzado.
Como alcalde se retiró dos veces en demanda de elección popular como diputado federal y como gobernador pero sin éxito.
No obstante fue diputado federal y senador por la vía de la representación proporcional y ha sido el único, hecho en casa, Secretario de Estado que hayamos rendido.
Hemos tenido a José Ángel Ceniceros y Miguel González Avelar, ambos secretarios de Educación pero no podría considerárseles nuestros.
Al primero, Ceniceros, porque sí nació en Cuencamé, pero desde niño radicó fuera.
Al otro, González Avelar porque nació en Durango en forma accidental.
Otros alcaldes no surgidos del PRI que han gobernado Durango fueron Gonzalo Yáñez y Marcos Cruz, ambos por el Partido del Trabajo.
Gonzalo dejó la silla en busca de la gubernatura y le atendió el changarro al ahora jefe de la Jurisdicción Sanitaria, Jesús Dávila Valero.
Al famoso Rambo se lo enchorizó Guerrero Mier, en la gubernatura y desde entonces fue público, su enfrentamiento con Marcos Cruz a quien Gonzalo calificó de haber transado con la contraria, de no haberle puesto el corazón que ameritaba un correligionario.
Y aunque Gonzalo podía volver a la Alcaldía, ya no reapareció. Se refugió mucho tiempo en su rencor.
El caso de Enríquez es un tanto diferente.
Llegó por una coalición del PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano.
Buscará la reelección y dada su capacidad para presionar, es casi seguro que se ungirá por el centro de la fuerza política de Durango.
Que gane ya es otra cosa, porque si bien, todavía conserva popularidad no es la misma que cuando se recargó en Aispuro.
Pero de que puede, claro que puede.
Todo depende de cómo pinte el verde para el próximo año.
Mientras tanto, los auténticos panistas van a luchar por impedirle la candidatura.
Y para ello andan con buenos augurios entre los que citaremos, primero las damas.
Gina Campuzano, dos Herreras, padre e hijo, Alfredo Herrera Deras y Alfredo Herrera Duenweg.
A dos ganadores en Jorge Salum y José Antonio Ochoa.
Estos son buenos prospectos en el caso de que Enríquez no consiga que lo apoye el Comité Nacional.
Pero si lo apoyarán, apueste.
Y si postulan a una mujer panista que ya no es panista sino más bien enriquista, ahí está Claudia Hernández más que puesta.
