Luego de muchos años, ayer no se ofreció homenaje oficial a los maestros, con lo que el gobierno se ahorró una buena lanita en el desayuno, pero a cambio, gastó millonadas en compensar a los profesores que cumplieron 10, 20, 25 y 30 años de servicio, con compensación en efectivo, equivalente a uno, 2 y 3 meses de sueldo.
Hubo supervisores y jefes de sector que recibieron de 100 a 150 mil pesos.
Bien ganados para los verdaderos profesores.
Ya se lanzó la convocatoria para integrar el Consejo Anticorrupción. Todo listo para seguir tirando millonadas al caño, porque cada uno de los 3 consejeros gana 70 mil mensuales, el fiscal gana 90, agregue a éstos los sueldos del personal administrativo, la renta del edifico, el agua, la luz y el teléfono y verá que el ciudadano está aportando una cantidad inútil, que no sirve para nada.
Porque en los dos años que tiene el Consejo, sólo se sabe de la consignación de un funcionario del ICED, que presuntamente se fue sobre 3 millones del Instituto.
Héctor García, el fiscal, probo a toda prueba lo consignó, lo llevaron al juez, pero éste no encontró elementos y lo absolvió, ni siquiera lo sujetó a proceso.
El otro, fue Juan de Dios Castro chico, hijo del más destacado panista de la región lagunera, a éste se le consignó por presuntas irregularidades como director del Instituto Politécnico de Lerdo.
Igual se le consignó, pero ni siquiera lo destituyeron del cargo.
Debemos aclarar, el repetidor presidente de Tamazula, Ángel Beltrán Félix, es ciertamente prospecto para el séptimo distrito.
Pero eso sería hasta el 22, pero para el 21 también es prospecto al primer distrito.
Por el rumbo panista, lo mejor que tienen para ese distrito es a José Antonio Ochoa Rodríguez y por Morena, a Martha Palencia.
Con motivo del Día de los Maestros, les narraremos una anécdota del pasado remoto: —Era presidente municipal de Guadalupe Victoria el líder campesino Macedonio Rodela, quien el día 15 de mayo hizo una comida para los profesores del municipio.
Y así habló el señor presidente:
—Señores profesores:
—Señoras profesoras.
—Y no digo señoritas porque sé que no hay ni una.
Cabe anotar que en ese tiempo y todavía ahora, a las vírgenes se les dice señoritas, así que ya se imaginará la cara que hicieron las profesoras que sí eran vírgenes.
Pero don Macedonio siguió: —Y digo que no hay señoritas, porque nosotros las consideramos las segundas madres de nuestros hijos.
Y siguió: —Yo creo que los campesinos y los maestros formamos una cadena.
—Los campesinos somos los eslabones y los maestros los argollones.
Otra vez, felicidades a los mentores.