Ha surgido desde hace tiempo la tendencia de empatar las elecciones locales con las federales, lo que traería como consecuencia, si la estrategia cuaja este año, de que el gobernador próximo sería de dos años y así en el 2024 elegir presidente de la República, senadores, diputados federales, diputados locales, gobernador y presidentes municipales y en tales circunstancias, ya nomás habría elecciones cada 3 años, a menos que amplíen el periodo edilicio cada 4 años.
La desventaja para los partidos políticos, es que ocurriera lo que ocurrió en el 18: el voto es cascada para el partido de candidato a presidente.
López Obrador, que no Morena, se llevaron las dos senadurías, los 4 distritos federales y aliados con el PT, la mayoría de los distritos locales.
Y es que digan lo que digan, el ciudadano común no sabe escoger, vota al bolo, no vota conscientemente, vota con el hígado, pero esperemos a ver qué pasa de aquí a septiembre, a ver si tenemos gobernador a partir del día 15 y otra vez en el 2024.
En mentideros políticos, los pocos que la pandemia permite, opinan que la versión que corre de que Esteban Villegas será el gallo de Aispuro de dos o de 6 años, no tiene sentido, si Aispuro va a meter la mano, que dudo que pueda, sería pro alguien de los suyos, que enumeramos por orden de aparición: Jaime Rivas Loaiza, su casi hermano, el candidato a diputado federal Javier Castrellón Garza y el ya diputado local y candidato a diputado local, Carlos Maturino Manzanera. Aispuro se pronunciaría por alguno de ellos o por Adrián Alanís.
La prueba de que le tiene ley al arquitecto, es que primero lo hizo secretario general de Gobierno, renunció y lo metió como candidato a diputado federal por el PRD.
Como hubo oposición en este partido, lo sacó y lo mandó de diputado local al Noveno Distrito.
No cabe duda, lo quiere favorecer.
¿Que nos representa el semáforo amarillo? (no gran cosa) más comensales en los restaurantes, más presencia de los burócratas en las oficinas, más pasajeros en los autobuses, menos limitaciones en los taxis, más horarios en los negocios.
Pero de eso a que volvamos a la normalidad, falta un gran trecho.
La alianza favoreció al PRD, que en Durango ya estaba en proceso de extinción y sólo tenía representantes a David Ramos, Israel Soto Peña, el vilipendiado Gamaliel Ochoa y el dirigente estatal, por cierto buen dirigente, Miguel Ángel Lazalde.
En el reparto de posiciones, le dieron 3 distritos locales y un distrito federal, sólo aprovechó dos distritos locales, el de David Ramos, para repetir y el del catedrático Antonio Solís, en lugar del imitador por el Tercer Distrito.
Había ganado un distrito de Gómez Palacio, pero en los arreglos con Aispuro Torres se lo cedieron al Partido Acción Nacional.