/ domingo 22 de mayo de 2022

Tirar la piedra y esconder la mano

Dice una canción popular: “si te vienen a contar cositas malas de mí, manda todos a volar y diles que yo no fui”. Cuando se lucha por el poder, hay guerra sucia y ésta, puede venir de muchos lados, de grupos o personas con la intención de desprestigiar o descarrilar a la adversaria o al adversario. En la actual coyuntura electoral por la gobernatura del Estado, no es la excepción. Si comparamos la campaña de 2016 cuando José Rosas Aispuro Torres era el candidato, se queda muy corta. Aispuro salió delante de la emboscada en un canal de televisión local y a partir de ahí, lo hicieron víctima y eso fue suficiente para ganar. Los errores que cometieron los asesores de Esteban Villegas equivocaron la estrategia. Y ya sabe usted, la candidata o candidato que cometa más errores perderá.


Un ejemplo histórico de la guerra sucia en México, fue en contra de Andrés Manuel López Obrador. Al PAN y al PRI, les funcionó de maravilla en dos ocasiones. En 2006 los divos de la guerra sucia como el español Emilio Sola se sacaron de la manga “AMLO es un peligro para México”, “es igual que Hugo Chávez” y otras linduras que les funcionaron. La guerra sucia en contra de López Obrador también se pudo ver en 2012, cuando Enrique Peña Nieto, el llamado “presidente Televisa”, pudo hacer fraude y convertirse en presidente de México. Pero en 2018, una sociedad harta y cansada de las mentiras y de la demagogia del PRI, dos sexenios fracasados de gobiernos panistas, decidió evitar otro fraude en contra de AMLO. Se acudió como nunca a votar en las urnas de tal forma que, con treinta millones de votos a su favor, no pudieron hacer otro fraude.

En el contexto de la guerra sucia aquí en Durango, un periódico de circulación nacional igual que Mónico de Luna, fue el que la mecha encendió. El reportaje que circuló a nivel nacional sin firma de un reportero, dio datos que, según el periódico involucran a Marina Vitela y a sus hijos, en negocios y conflictos de interés. El constructor mencionado en dicha nota, inmediatamente se deslindó del reportaje aclarando que nada tiene que ver con la candidata de MORENA al gobierno del Estado. En toda guerra sucia como dijo el poeta: “es causa de mil rumores”. Y en eso terminó por convertirse porque no ha quedado muy claro de donde viene, pero eso sí, al menos en ocasiones logra su propósito por el momento.

Usted sabe, en política nadie puede tirar la primera piedra y cuando lo hacen, la tiran, pero esconden la mano y por supuesto, se echan la bolita unos a otros. Como nadie se ha hecho responsable del tema que estamos hablando, le dejan a la sociedad volar su imaginación. Los únicos que saben quién o quiénes fueron a pagar la nota, son los que tomaron la decisión de publicarla. Han pasado varias cosas derivadas a la publicación del periódico. Marina Vitela es a quien va dirigida “esta investigación periodística”, al ver la candidata que afectaba a sus hijos en rueda de prensa se defendió y lo mismo a su familia, y por primera vez, se fue a la yugular acusando directamente a Esteban Villegas Villareal. Por supuesto que el candidato de la alianza Va Por Durango, negó ser el responsable.

Lo más comentado de este hecho fue cuando Marina Vitela derramó lágrimas en la defensa de sus hijos; esto también dividió las opiniones. Muchos dicen que una política o un político, no puede darse el lujo de llorar en público. Pero según el sapo es la pedrada, echémonos un clavado a la historia. En su último informe de gobierno José López Portillo lloró cuando dijo: “pido perdón a los pobres y a los desvalidos, por no haberlos sacado de la pobreza”. Estas palabras fueron aplaudidas por todos y puestos de pie por varios minutos. Que un presidente del PRI llore está bien, pero que una candidata de MORENA lo haga, no es correcto.

Dice una canción popular: “si te vienen a contar cositas malas de mí, manda todos a volar y diles que yo no fui”. Cuando se lucha por el poder, hay guerra sucia y ésta, puede venir de muchos lados, de grupos o personas con la intención de desprestigiar o descarrilar a la adversaria o al adversario. En la actual coyuntura electoral por la gobernatura del Estado, no es la excepción. Si comparamos la campaña de 2016 cuando José Rosas Aispuro Torres era el candidato, se queda muy corta. Aispuro salió delante de la emboscada en un canal de televisión local y a partir de ahí, lo hicieron víctima y eso fue suficiente para ganar. Los errores que cometieron los asesores de Esteban Villegas equivocaron la estrategia. Y ya sabe usted, la candidata o candidato que cometa más errores perderá.


Un ejemplo histórico de la guerra sucia en México, fue en contra de Andrés Manuel López Obrador. Al PAN y al PRI, les funcionó de maravilla en dos ocasiones. En 2006 los divos de la guerra sucia como el español Emilio Sola se sacaron de la manga “AMLO es un peligro para México”, “es igual que Hugo Chávez” y otras linduras que les funcionaron. La guerra sucia en contra de López Obrador también se pudo ver en 2012, cuando Enrique Peña Nieto, el llamado “presidente Televisa”, pudo hacer fraude y convertirse en presidente de México. Pero en 2018, una sociedad harta y cansada de las mentiras y de la demagogia del PRI, dos sexenios fracasados de gobiernos panistas, decidió evitar otro fraude en contra de AMLO. Se acudió como nunca a votar en las urnas de tal forma que, con treinta millones de votos a su favor, no pudieron hacer otro fraude.

En el contexto de la guerra sucia aquí en Durango, un periódico de circulación nacional igual que Mónico de Luna, fue el que la mecha encendió. El reportaje que circuló a nivel nacional sin firma de un reportero, dio datos que, según el periódico involucran a Marina Vitela y a sus hijos, en negocios y conflictos de interés. El constructor mencionado en dicha nota, inmediatamente se deslindó del reportaje aclarando que nada tiene que ver con la candidata de MORENA al gobierno del Estado. En toda guerra sucia como dijo el poeta: “es causa de mil rumores”. Y en eso terminó por convertirse porque no ha quedado muy claro de donde viene, pero eso sí, al menos en ocasiones logra su propósito por el momento.

Usted sabe, en política nadie puede tirar la primera piedra y cuando lo hacen, la tiran, pero esconden la mano y por supuesto, se echan la bolita unos a otros. Como nadie se ha hecho responsable del tema que estamos hablando, le dejan a la sociedad volar su imaginación. Los únicos que saben quién o quiénes fueron a pagar la nota, son los que tomaron la decisión de publicarla. Han pasado varias cosas derivadas a la publicación del periódico. Marina Vitela es a quien va dirigida “esta investigación periodística”, al ver la candidata que afectaba a sus hijos en rueda de prensa se defendió y lo mismo a su familia, y por primera vez, se fue a la yugular acusando directamente a Esteban Villegas Villareal. Por supuesto que el candidato de la alianza Va Por Durango, negó ser el responsable.

Lo más comentado de este hecho fue cuando Marina Vitela derramó lágrimas en la defensa de sus hijos; esto también dividió las opiniones. Muchos dicen que una política o un político, no puede darse el lujo de llorar en público. Pero según el sapo es la pedrada, echémonos un clavado a la historia. En su último informe de gobierno José López Portillo lloró cuando dijo: “pido perdón a los pobres y a los desvalidos, por no haberlos sacado de la pobreza”. Estas palabras fueron aplaudidas por todos y puestos de pie por varios minutos. Que un presidente del PRI llore está bien, pero que una candidata de MORENA lo haga, no es correcto.