/ sábado 11 de diciembre de 2021

Todos cargamos dos sacos

Aconsejando a una de mis hijas, quejosa de desagradables sucesos, le platiqué una leyenda que conocí de joven y de la que ignoro si tiene alguna autoría y ahora trato de reproducir:

“Eran tres hombres, cada uno de los cuales cargaba colgados a sus respectivos cuellos dos sacos, uno al frente y el otro a sus espaldas.

Al primero de ellos le preguntaron qué había en sus sacos, él respondió: - “Todo cuanto de bueno me han dado mis amigos se halla en el saco de atrás, ahí fuera de la vista, y al poco tiempo olvidado”.

“El saco de enfrente contiene todas las cosas desagradables que me han acontecido y, me detengo con frecuencia, las extraigo y las examino. Me concentro en ellas y las estudio.

Y dirijo todos mis sentimientos y pensamientos hacia ellas”.

En consecuencia, siempre se estaba deteniendo para reflexionar sobre las cosas desafortunadas que le habían sucedido en el pasado, impidiéndole avanzar.

Al segundo hombre le preguntaron, qué era lo que llevaba en sus dos sacos, él respondió: - “En el saco de enfrente, están todas las buenas acciones que he hecho. Las llevo delante de mí y continuamente las extraigo y las exhibo para que todo mundo las vea. Mientras que el saco que llevo atrás, contiene todos mis errores. Los llevo consigo a dondequiera que voy.

Es mucho lo que pesan y no me permiten avanzar con rapidez, pero por alguna razón, no puedo desprenderme de ellos”.

Al preguntarle al tercer hombre sobre sus sacos, él contestó: -“El saco que llevo al frente, está lleno de maravillosos pensamientos de toda la gente, los actos bondadosos que han realizado y todo cuanto de bueno he tenido en mi vida. Es un saco muy grande y está lleno, pero no pesa mucho. Su peso es como las velas de un barco lejos de ser una carga me ayudan a avanzar. Por su parte, el saco que llevo a mis espaldas está vacío, pues le he hecho un gran orificio en el fondo. En ese saco, puse todo lo malo que escuché de los demás, así como todo lo malo que a veces pienso acerca de mí mismo. Esas cosas se fueron saliendo por el boquete y se perdieron para siempre, de modo que ya no hay peso que me haga más penoso mi viaje”.

Conforme avanzamos por el sendero de la vida, debemos examinar qué es lo que llevamos cargando. El peso de los pensamientos negativos, falsos temores, las malas acciones recibidas, las hipocresías, infidelidades y demás, nos impiden avanzar. Pero nacemos con la libertad de seleccionar los mejores pensamientos que puedan dirigir nuestras vidas y elegir también, la senda por la que deseamos correr, y nuestra capacidad logrará el trayecto más fascinante y atractivo.

Los pensamientos y actitudes negativas abrumarán y entorpecerán nuestra travesía por la vida. El pensamiento que alojemos en nuestra mente repercutirá en los razonamientos, sentimientos y acciones de nuestra existencia.

Equipándonos con pensamientos y corrientes negativas, nuestras acciones serán nulas y nefastos sus resultados. Pero si nos nutrimos de inclinaciones positivas, los efectos y consecuencias serán óptimas y la vida será una aventura motivante y feliz, en la que podamos apreciar y ver a los demás a la luz de la verdad, descubriendo que cada uno de nosotros es una expresión maravillosa, mágica y misteriosa de la vida”.

Aconsejando a una de mis hijas, quejosa de desagradables sucesos, le platiqué una leyenda que conocí de joven y de la que ignoro si tiene alguna autoría y ahora trato de reproducir:

“Eran tres hombres, cada uno de los cuales cargaba colgados a sus respectivos cuellos dos sacos, uno al frente y el otro a sus espaldas.

Al primero de ellos le preguntaron qué había en sus sacos, él respondió: - “Todo cuanto de bueno me han dado mis amigos se halla en el saco de atrás, ahí fuera de la vista, y al poco tiempo olvidado”.

“El saco de enfrente contiene todas las cosas desagradables que me han acontecido y, me detengo con frecuencia, las extraigo y las examino. Me concentro en ellas y las estudio.

Y dirijo todos mis sentimientos y pensamientos hacia ellas”.

En consecuencia, siempre se estaba deteniendo para reflexionar sobre las cosas desafortunadas que le habían sucedido en el pasado, impidiéndole avanzar.

Al segundo hombre le preguntaron, qué era lo que llevaba en sus dos sacos, él respondió: - “En el saco de enfrente, están todas las buenas acciones que he hecho. Las llevo delante de mí y continuamente las extraigo y las exhibo para que todo mundo las vea. Mientras que el saco que llevo atrás, contiene todos mis errores. Los llevo consigo a dondequiera que voy.

Es mucho lo que pesan y no me permiten avanzar con rapidez, pero por alguna razón, no puedo desprenderme de ellos”.

Al preguntarle al tercer hombre sobre sus sacos, él contestó: -“El saco que llevo al frente, está lleno de maravillosos pensamientos de toda la gente, los actos bondadosos que han realizado y todo cuanto de bueno he tenido en mi vida. Es un saco muy grande y está lleno, pero no pesa mucho. Su peso es como las velas de un barco lejos de ser una carga me ayudan a avanzar. Por su parte, el saco que llevo a mis espaldas está vacío, pues le he hecho un gran orificio en el fondo. En ese saco, puse todo lo malo que escuché de los demás, así como todo lo malo que a veces pienso acerca de mí mismo. Esas cosas se fueron saliendo por el boquete y se perdieron para siempre, de modo que ya no hay peso que me haga más penoso mi viaje”.

Conforme avanzamos por el sendero de la vida, debemos examinar qué es lo que llevamos cargando. El peso de los pensamientos negativos, falsos temores, las malas acciones recibidas, las hipocresías, infidelidades y demás, nos impiden avanzar. Pero nacemos con la libertad de seleccionar los mejores pensamientos que puedan dirigir nuestras vidas y elegir también, la senda por la que deseamos correr, y nuestra capacidad logrará el trayecto más fascinante y atractivo.

Los pensamientos y actitudes negativas abrumarán y entorpecerán nuestra travesía por la vida. El pensamiento que alojemos en nuestra mente repercutirá en los razonamientos, sentimientos y acciones de nuestra existencia.

Equipándonos con pensamientos y corrientes negativas, nuestras acciones serán nulas y nefastos sus resultados. Pero si nos nutrimos de inclinaciones positivas, los efectos y consecuencias serán óptimas y la vida será una aventura motivante y feliz, en la que podamos apreciar y ver a los demás a la luz de la verdad, descubriendo que cada uno de nosotros es una expresión maravillosa, mágica y misteriosa de la vida”.