/ domingo 13 de octubre de 2019

Trabas que inciden en la auditoría a la alcaldía anterior

Jamás negaré que algunas veces tuve el pésimo gusto de escribir desinteresadamente a favor del exalcalde y ahora me apena no hacerlo en la misma línea, no porque el árbol esté en el suelo, no soy de esa estirpe, sino porque la verticalidad que impactaba su imagen en el haber de mi buena fe, sus excesos la empañaron.

La decepción se agigantó al percibir la gran polémica desatada en los distintos medios de comunicación, por las malas cuentas que ha rendido y que han sido motivo de la exigencia generalizada de una auditoría externa.

Aunque a decir verdad la auditoría no estaba en el ánimo del actual presidente municipal, salvo que la cautela y la reserva del protagonismo lo hicieran ver así. Sin embargo, hasta cierto punto no hacía falta, porque los medios atosigados por los regidores del Partido del Trabajo, lograron meterla a la agenda, bajo la premisa de que el proceso sea externo. Pero una vez aprobada por las comisiones respectivas del Cabildo, se escucharon de inmediato las inconformidades de los contadores locales.

Ignoramos el fondo real de la inconformidad de éstos, quizás su intención sea librarnos de un gasto excesivo, o demostrar que en Durango también existen profesionales de alto nivel en materia contable, o en el peor de los casos, darle un espaldarazo a la opacidad, bajo la consigna a ultranza de quienes están padeciendo los estertores de la especulación mediática, y el inmisericorde escarnio público, que no han podido parar las balandronadas de los regidores de Movimiento Ciudadano, donde Marisol Carrillo asegura que Enríquez saldrá “rechinando de limpio”.

De entrada, bastaría analizar detalles tan simples, que por el hecho de serlo, no es nada sencillo aceptar las cuentas, cuando el retumbo mediático se ha ocupado de exigirlas. De ahí que dicha avalancha no sea exclusiva de la administración capitalina pasada, sino de cualquier otra, donde el peso de las opiniones encontradas y el interés de los grupos involucrados, que insinúan que las cosas se mantengan como estaban. Son pésimas señales de que la auditoría de marras, no tendrá un buen comienzo ni un fin confiable.

Y como inicio de estas trabas, los pretextos y contratiempos están a la orden del día; empezando por la falta de dinero para llevar a cabo dicha auditoría; que las condiciones no estás dadas, porque pese a todo se debe evitar la confrontación política, el odio y la animadversión ciudadanas; que las formas no son las adecuadas, porque lastimarían a personajes inocentes e inexpertos que osadamente caminaron por el andamiaje interino de la comuna; que los momentos no son los propicios, porque se avecinan tiempos electorales y el desorden financiero es la clave para negociar alianzas y cochupos electorales.

En fin, sobrarán complicaciones para aplicar una auditoría de ese tamaño, ya que existe el antecedente de que hace tres años, permeaba la misma exigencia de la ciudadanía sobre el Cabildo que encabezaba el doctor Enríquez, de que pidiera cuentas a su antecesor, cosa que no prosperó, seguramente por el gran presentimiento que el doctor intuía, sobre los grandes conflictos que al final de su administración tendría. De ahí que optara por dejar hacer y dejar pasar, para llegado el momento, transferir sin ningún prejuicio las cuentas del pasado y agregar las suyas a los actuales.

De acuerdo a las señales emitidas hasta estos momentos, los énfasis apuntan a que serán los mismos de hace tres años. De ahí que en lo inmediato intentan retomar la simulación con fines mediáticos, para así debilitar los maltrechos manejos que se vienen arrastrando desde la administración antepasada, presidida por Esteban Villegas.

Y no es necesario ponerle tanta ciencia para arropar el sentido común, ya que los antecedentes muestran que en los indicadores de la publicidad, abundan los inconvenientes para la aplicación seria de dicha auditoría, lo que de momento implica un resultado favorable para los presuntos culpables, y una credibilidad insostenible para el ánimo de la opinión pública. Porque aunque las condiciones y circunstancias sean muy diferentes a las de hace tres años, los compromisos, acuerdos y tentaciones indican ser idénticos, orillándonos a pensar que el borrón y cuenta nueva sea la salida y un cuantioso préstamo la solución, para sortear tan escandaloso déficit multimillonario.

Sobre dicho tema, la lista de irregularidades es inmensa, ya que periodistas y columnistas de todos calibres, han dado cuenta de ello, sin omitir la impunidad de que hizo objeto la sospechosa malversación de fondos públicos, a los involucrados de la administración anterior a la suya, construyéndoles además, una red de protección con los colaboradores de su gobierno, para que éstos no cuestionaran ni ventilaran nada que aludiera a sus homólogos en actos de pillaje.

Desde luego que sobran razones para comentar en ese sentido, ya que la actuación de Esteban Villegas fue muy similar a la del doctor Enríquez, porque ambos siendo alcaldes, participaron en jugadas electorales, donde la ciudadanía ha puesto en tela de juicio la intocabilidad de los recursos económicos del municipio, que no cuadran con los escandalosos adeudos millonarios que pesan sobre sus arcas.

La historia de este ominoso capítulo, está demostrando que el principal problema con el estado de derecho en el municipio de Durango, no es la carencia de una supuesta “cultura de la legalidad” entre la ciudadanía, sino el franco desprecio a la ley por parte de nuestros gobernantes. La negativa que el exalcalde sostuvo en contra de la revisión de cuentas a la administración de su antecesor, fue un acto de soberbia, solamente posible en un contexto de total impunidad.

Dichos antecedentes dan idea de por qué Esteban la libró tan campechanamente, y pese al gran escándalo, aseguran por ahí que el actual gobierno municipal, podría ser objeto de presiones para que ponga toda su voluntad política que impida que se menoscabe la integridad del exalcalde, ya que todo ese embrollo que se ha generado a raíz de la multicitada auditoría, no es gratuito. De ahí que se deduzca que hay elementos suficientes para pensar que hay arreglos bajo la mesa, para que dicho evento no suceda y de ser así por la presión social, se le dé un giro de mera mascarada.

Es una pena que a la administración del doctor Enríquez, se le hayan acumulado todos los males, quizás porque ha sido el único que quiso hacer del Cabildo una institución autónoma, caracterizada por la soberbia y la autosuficiencia imaginaria, que lo llevaron por otro lado a exagerar los gastos en cosas superfluas y bisutería política, orquestada solamente en sainetes y conferencias innecesarias.

Por eso, no será tan fácil darle carpetazo a la exigencia de la opinión pública. Sin embargo, no es descartable, dadas las trabas que de entrada están incidiendo para que se concreten los trabajos de dicha auditoría y que en el peor de los casos, se tenga que acudir al desgaste y al aislamiento de la sociedad, para vencer su resistencia; pero antes sin haber descuidado los bolsillos del PT que saben cómo trabajar para llenarse en este caso, que por supuesto no iba a ser gratuito.

Jamás negaré que algunas veces tuve el pésimo gusto de escribir desinteresadamente a favor del exalcalde y ahora me apena no hacerlo en la misma línea, no porque el árbol esté en el suelo, no soy de esa estirpe, sino porque la verticalidad que impactaba su imagen en el haber de mi buena fe, sus excesos la empañaron.

La decepción se agigantó al percibir la gran polémica desatada en los distintos medios de comunicación, por las malas cuentas que ha rendido y que han sido motivo de la exigencia generalizada de una auditoría externa.

Aunque a decir verdad la auditoría no estaba en el ánimo del actual presidente municipal, salvo que la cautela y la reserva del protagonismo lo hicieran ver así. Sin embargo, hasta cierto punto no hacía falta, porque los medios atosigados por los regidores del Partido del Trabajo, lograron meterla a la agenda, bajo la premisa de que el proceso sea externo. Pero una vez aprobada por las comisiones respectivas del Cabildo, se escucharon de inmediato las inconformidades de los contadores locales.

Ignoramos el fondo real de la inconformidad de éstos, quizás su intención sea librarnos de un gasto excesivo, o demostrar que en Durango también existen profesionales de alto nivel en materia contable, o en el peor de los casos, darle un espaldarazo a la opacidad, bajo la consigna a ultranza de quienes están padeciendo los estertores de la especulación mediática, y el inmisericorde escarnio público, que no han podido parar las balandronadas de los regidores de Movimiento Ciudadano, donde Marisol Carrillo asegura que Enríquez saldrá “rechinando de limpio”.

De entrada, bastaría analizar detalles tan simples, que por el hecho de serlo, no es nada sencillo aceptar las cuentas, cuando el retumbo mediático se ha ocupado de exigirlas. De ahí que dicha avalancha no sea exclusiva de la administración capitalina pasada, sino de cualquier otra, donde el peso de las opiniones encontradas y el interés de los grupos involucrados, que insinúan que las cosas se mantengan como estaban. Son pésimas señales de que la auditoría de marras, no tendrá un buen comienzo ni un fin confiable.

Y como inicio de estas trabas, los pretextos y contratiempos están a la orden del día; empezando por la falta de dinero para llevar a cabo dicha auditoría; que las condiciones no estás dadas, porque pese a todo se debe evitar la confrontación política, el odio y la animadversión ciudadanas; que las formas no son las adecuadas, porque lastimarían a personajes inocentes e inexpertos que osadamente caminaron por el andamiaje interino de la comuna; que los momentos no son los propicios, porque se avecinan tiempos electorales y el desorden financiero es la clave para negociar alianzas y cochupos electorales.

En fin, sobrarán complicaciones para aplicar una auditoría de ese tamaño, ya que existe el antecedente de que hace tres años, permeaba la misma exigencia de la ciudadanía sobre el Cabildo que encabezaba el doctor Enríquez, de que pidiera cuentas a su antecesor, cosa que no prosperó, seguramente por el gran presentimiento que el doctor intuía, sobre los grandes conflictos que al final de su administración tendría. De ahí que optara por dejar hacer y dejar pasar, para llegado el momento, transferir sin ningún prejuicio las cuentas del pasado y agregar las suyas a los actuales.

De acuerdo a las señales emitidas hasta estos momentos, los énfasis apuntan a que serán los mismos de hace tres años. De ahí que en lo inmediato intentan retomar la simulación con fines mediáticos, para así debilitar los maltrechos manejos que se vienen arrastrando desde la administración antepasada, presidida por Esteban Villegas.

Y no es necesario ponerle tanta ciencia para arropar el sentido común, ya que los antecedentes muestran que en los indicadores de la publicidad, abundan los inconvenientes para la aplicación seria de dicha auditoría, lo que de momento implica un resultado favorable para los presuntos culpables, y una credibilidad insostenible para el ánimo de la opinión pública. Porque aunque las condiciones y circunstancias sean muy diferentes a las de hace tres años, los compromisos, acuerdos y tentaciones indican ser idénticos, orillándonos a pensar que el borrón y cuenta nueva sea la salida y un cuantioso préstamo la solución, para sortear tan escandaloso déficit multimillonario.

Sobre dicho tema, la lista de irregularidades es inmensa, ya que periodistas y columnistas de todos calibres, han dado cuenta de ello, sin omitir la impunidad de que hizo objeto la sospechosa malversación de fondos públicos, a los involucrados de la administración anterior a la suya, construyéndoles además, una red de protección con los colaboradores de su gobierno, para que éstos no cuestionaran ni ventilaran nada que aludiera a sus homólogos en actos de pillaje.

Desde luego que sobran razones para comentar en ese sentido, ya que la actuación de Esteban Villegas fue muy similar a la del doctor Enríquez, porque ambos siendo alcaldes, participaron en jugadas electorales, donde la ciudadanía ha puesto en tela de juicio la intocabilidad de los recursos económicos del municipio, que no cuadran con los escandalosos adeudos millonarios que pesan sobre sus arcas.

La historia de este ominoso capítulo, está demostrando que el principal problema con el estado de derecho en el municipio de Durango, no es la carencia de una supuesta “cultura de la legalidad” entre la ciudadanía, sino el franco desprecio a la ley por parte de nuestros gobernantes. La negativa que el exalcalde sostuvo en contra de la revisión de cuentas a la administración de su antecesor, fue un acto de soberbia, solamente posible en un contexto de total impunidad.

Dichos antecedentes dan idea de por qué Esteban la libró tan campechanamente, y pese al gran escándalo, aseguran por ahí que el actual gobierno municipal, podría ser objeto de presiones para que ponga toda su voluntad política que impida que se menoscabe la integridad del exalcalde, ya que todo ese embrollo que se ha generado a raíz de la multicitada auditoría, no es gratuito. De ahí que se deduzca que hay elementos suficientes para pensar que hay arreglos bajo la mesa, para que dicho evento no suceda y de ser así por la presión social, se le dé un giro de mera mascarada.

Es una pena que a la administración del doctor Enríquez, se le hayan acumulado todos los males, quizás porque ha sido el único que quiso hacer del Cabildo una institución autónoma, caracterizada por la soberbia y la autosuficiencia imaginaria, que lo llevaron por otro lado a exagerar los gastos en cosas superfluas y bisutería política, orquestada solamente en sainetes y conferencias innecesarias.

Por eso, no será tan fácil darle carpetazo a la exigencia de la opinión pública. Sin embargo, no es descartable, dadas las trabas que de entrada están incidiendo para que se concreten los trabajos de dicha auditoría y que en el peor de los casos, se tenga que acudir al desgaste y al aislamiento de la sociedad, para vencer su resistencia; pero antes sin haber descuidado los bolsillos del PT que saben cómo trabajar para llenarse en este caso, que por supuesto no iba a ser gratuito.