/ sábado 25 de abril de 2020

Un libro y una rosa, en un panorama delicado

Me sorprendió Mario Vargas Llosa cuando dijo que cada año vuelve a leer “Hacia la estación de Finlandia”, una de las obras maestras del Siglo XX, escrita por el crítico literario Edmund Wilson, y cito esto porque se celebró en grande de forma virtual en México y buena parte del mundo, el día del libro y la lectura, obra que de Jules Michelet y la Revolución Francesa y sus personajes, pasa a contar en detalle las vidas de los teóricos anarquistas, y las de Lenin y Trotski, las de los creadores de la ciencia histórica y cita muchos escritores como Tolstoi, y en detalle analiza a Marx y Engels, las vidas de los revolucionarios y los estudiosos que fascinan a Vargas Llosa; libro el de Edmund Wilson a bajar de internet porque está agotado.

Los organizadores en la Ciudad de México fueron tanto la Secretaría de Cultura como la UNAM y el Fondo de Cultura Económica, que propusieron el análisis de los escritores mexicanos que pasaron por el Colegio Nacional, como Octavio Paz, José Emilio Pacheco, el filósofo Ramón Xirau y otros, que tenían la obligación de dar una conferencia cada año.

Y por primera vez en décadas las Ramblas de Barcelona no se vieron llenas de personajes intercambiando libros por una rosa.

Esa es una de las actividades más adecuadas para la época como la que estamos pasando, en la que nuestro amigo Joaquín Sabina nos recuerda, citando a Borges que “El paraíso es una biblioteca”, en la que puedes encontrar todas las vidas y las facetas del mundo, los detalles más increíbles y los más trágicos también.

El Día Internacional del Libro es el 23 de abril, cuando se cumple uno más de los centenarios de la muerte de Shakespeare y Cervantes, cuando se realizan todo tipo de actividades en distintas ciudades del mundo, participando escritores de diversos países en mesas redondas que se pueden ver en todo el mundo, al mismo tiempo que eventos musicales, obras de teatro, y los más diversos aspectos de la creación, donde van incluidas cosas muy importantes para los niños.

Diariamente se está pasando información de la evolución de los acontecimientos en el país y en el mundo, cosas muy difíciles, mucha gente la está pasando muy mal, y una de las mejores actividades que se pueden hacer cumpliendo con la indicación de procurar no salir a la calle, es la lectura de todo tipo de libros.

Hay que seguir informándose, pero tampoco se puede ser víctima de un exceso de datos que se repiten sin descanso. Solamente las menciones de los autores que vienen en “Hacia la estación de Finlandia” que procura Vargas Llosa leer cada año, dan para escoger, pero está Herbert Marcuse como uno de los escritores que explica toda una etapa de la humanidad, y muchos otros de distintos países.

Siempre pendiente Gabriel García Márquez. Como todos los años la fiesta de la lectura abrió muchas puertas y podemos irnos por nacionalidades, y estará siempre pendiente también Anaís Nin, Rosa Montero, el eterno visitante de la Ramblas de Barcelona, Julio Cortázar, porque siempre será tiempo de leer Rayuela, y de esa forma esperar los nuevos tiempos, y que se muera la muerte, como dijo Sabina, ya que a nosotros como a Joaquín, nos duele no poder ir con 12 amigos a convivir en la noche en el bar de la esquina.

Me sorprendió Mario Vargas Llosa cuando dijo que cada año vuelve a leer “Hacia la estación de Finlandia”, una de las obras maestras del Siglo XX, escrita por el crítico literario Edmund Wilson, y cito esto porque se celebró en grande de forma virtual en México y buena parte del mundo, el día del libro y la lectura, obra que de Jules Michelet y la Revolución Francesa y sus personajes, pasa a contar en detalle las vidas de los teóricos anarquistas, y las de Lenin y Trotski, las de los creadores de la ciencia histórica y cita muchos escritores como Tolstoi, y en detalle analiza a Marx y Engels, las vidas de los revolucionarios y los estudiosos que fascinan a Vargas Llosa; libro el de Edmund Wilson a bajar de internet porque está agotado.

Los organizadores en la Ciudad de México fueron tanto la Secretaría de Cultura como la UNAM y el Fondo de Cultura Económica, que propusieron el análisis de los escritores mexicanos que pasaron por el Colegio Nacional, como Octavio Paz, José Emilio Pacheco, el filósofo Ramón Xirau y otros, que tenían la obligación de dar una conferencia cada año.

Y por primera vez en décadas las Ramblas de Barcelona no se vieron llenas de personajes intercambiando libros por una rosa.

Esa es una de las actividades más adecuadas para la época como la que estamos pasando, en la que nuestro amigo Joaquín Sabina nos recuerda, citando a Borges que “El paraíso es una biblioteca”, en la que puedes encontrar todas las vidas y las facetas del mundo, los detalles más increíbles y los más trágicos también.

El Día Internacional del Libro es el 23 de abril, cuando se cumple uno más de los centenarios de la muerte de Shakespeare y Cervantes, cuando se realizan todo tipo de actividades en distintas ciudades del mundo, participando escritores de diversos países en mesas redondas que se pueden ver en todo el mundo, al mismo tiempo que eventos musicales, obras de teatro, y los más diversos aspectos de la creación, donde van incluidas cosas muy importantes para los niños.

Diariamente se está pasando información de la evolución de los acontecimientos en el país y en el mundo, cosas muy difíciles, mucha gente la está pasando muy mal, y una de las mejores actividades que se pueden hacer cumpliendo con la indicación de procurar no salir a la calle, es la lectura de todo tipo de libros.

Hay que seguir informándose, pero tampoco se puede ser víctima de un exceso de datos que se repiten sin descanso. Solamente las menciones de los autores que vienen en “Hacia la estación de Finlandia” que procura Vargas Llosa leer cada año, dan para escoger, pero está Herbert Marcuse como uno de los escritores que explica toda una etapa de la humanidad, y muchos otros de distintos países.

Siempre pendiente Gabriel García Márquez. Como todos los años la fiesta de la lectura abrió muchas puertas y podemos irnos por nacionalidades, y estará siempre pendiente también Anaís Nin, Rosa Montero, el eterno visitante de la Ramblas de Barcelona, Julio Cortázar, porque siempre será tiempo de leer Rayuela, y de esa forma esperar los nuevos tiempos, y que se muera la muerte, como dijo Sabina, ya que a nosotros como a Joaquín, nos duele no poder ir con 12 amigos a convivir en la noche en el bar de la esquina.