/ viernes 22 de abril de 2022

Un panista se va

Por ningún motivo, los panistas locales pueden minimizar la renuncia de Rodolfo Elizondo, al partido que fundó su padre con otros panistas. Como diría el clásico: esos no se volteaban ni en la cama. De acuerdo al hoy ex panista, fueron más de 40 años de militancia en el PAN, donde logró ser el primer presidente municipal por ese partido y también, lo que muy pocos duranguenses: convertirse en secretario de Estado cuando el PAN mandó de vacaciones al PRI durante dos sexenios.

Toma relevancia la renuncia del famoso “Negro” Elizondo porque se da en una coyuntura electoral. Se quiera o no, es un golpe político y moral para las palomitas blancas vestidas de azul. Su renuncia, al menos, resulta congruente con los principios y la doctrina panista; no se va a otro partido para buscar un puesto público o un beneficio personal. La decisión tomada por Rodolfo Elizondo tiene que ver mucho con el pragmatismo político de muchas y muchos panistas y neopanistas que, en aras del poder, dejaron atrás la filosofía humanista de Manuel Gómez Morín y ahora, gracias a Andrés Manuel López Obrador, legalizaron su amasiato político, pero Elizondo Torres está muy lejos del pragmatismo de las y los actuales panistas.

Además, el ícono del panismo local nunca estuvo de acuerdo que fueran en alianza con el PRI y ya encarrerado el gato, menos que un priista encabezara la alianza. De ese nivel es el pragmatismo que viven los panistas, o mejor dicho, las cúpulas de Acción Nacional, quienes tejen acuerdos en lo oscurito, para recibir unas rebanadas del pastel que podría repartir el PRI. En el fondo, la renuncia de Rodolfo Elizondo es una protesta por lo que hoy vive su partido, secuestrado por unos cuantos que sólo quieren un parte del poder o en su momento ser funcionarios públicos o alcanzar un puesto de elección popular. Hoy recordamos que distinguidos panistas, antes de que la alianza con el PRI fuera una realidad, decir que por ningún motivo aceptarían ser llamados PRIAN. Otros declararon a los medios: “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que Esteban Villegas Villareal sea el candidato de la alianza”. Ya lo dice el refrán: el pez por su boca muere.

Al menos Elizondo Torres, ha sido congruente al renunciar al PAN después de más de 40 años de militancia. No falta quien diga que lo hizo por ser solidario con Paty Flores Elizondo, hoy candidata por MC al gobierno del Estado. Si así hubiera sido, hay una gran diferencia: Elizondo Torres no se fue del PAN para buscar ser candidato de ningún partido, se va a un organismo de la sociedad civil. La renuncia del ex panista, divide las opiniones al interior del PAN, por ejemplo, Paty Jiménez opina: “Elizondo se va del PAN, pero se le olvida que todo lo que tiene se lo debe al partido”. El “Negro” que no tiene pelos en la lengua le revira: “La diputada no me conoce o no sabe quién soy, durante muchos años puse dinero de mi bolsa para mantener al PAN”. Sólo le faltó decirle a la diputada local, como dice la canción: Si con esto me pagas, me sales debiendo.

Hay que decirlo, al interior del PAN ya no quedan muchos militantes como Elizondo Torres, da la impresión que el controvertido panista pudiera ser el último de los mohicanos. Para ser pragmáticos en el Partido Acción Nacional los pretextos sobran, llámese MORENA o López Obrador, porque ellos piensan que la sociedad no se los puede reclamar, tal vez porque las palomitas blancas vestidas de azul, confunden la magnesia con la gimnasia. Bien se decía, no hace mucho tiempo, que el PRI y el PAN eran un partido dividido en dos y eso de PRIAN, les cayó como anillo al dedo. Veremos en poco tiempo el real significado de la renuncia de Rodolfo Elizondo Torres.


Por ningún motivo, los panistas locales pueden minimizar la renuncia de Rodolfo Elizondo, al partido que fundó su padre con otros panistas. Como diría el clásico: esos no se volteaban ni en la cama. De acuerdo al hoy ex panista, fueron más de 40 años de militancia en el PAN, donde logró ser el primer presidente municipal por ese partido y también, lo que muy pocos duranguenses: convertirse en secretario de Estado cuando el PAN mandó de vacaciones al PRI durante dos sexenios.

Toma relevancia la renuncia del famoso “Negro” Elizondo porque se da en una coyuntura electoral. Se quiera o no, es un golpe político y moral para las palomitas blancas vestidas de azul. Su renuncia, al menos, resulta congruente con los principios y la doctrina panista; no se va a otro partido para buscar un puesto público o un beneficio personal. La decisión tomada por Rodolfo Elizondo tiene que ver mucho con el pragmatismo político de muchas y muchos panistas y neopanistas que, en aras del poder, dejaron atrás la filosofía humanista de Manuel Gómez Morín y ahora, gracias a Andrés Manuel López Obrador, legalizaron su amasiato político, pero Elizondo Torres está muy lejos del pragmatismo de las y los actuales panistas.

Además, el ícono del panismo local nunca estuvo de acuerdo que fueran en alianza con el PRI y ya encarrerado el gato, menos que un priista encabezara la alianza. De ese nivel es el pragmatismo que viven los panistas, o mejor dicho, las cúpulas de Acción Nacional, quienes tejen acuerdos en lo oscurito, para recibir unas rebanadas del pastel que podría repartir el PRI. En el fondo, la renuncia de Rodolfo Elizondo es una protesta por lo que hoy vive su partido, secuestrado por unos cuantos que sólo quieren un parte del poder o en su momento ser funcionarios públicos o alcanzar un puesto de elección popular. Hoy recordamos que distinguidos panistas, antes de que la alianza con el PRI fuera una realidad, decir que por ningún motivo aceptarían ser llamados PRIAN. Otros declararon a los medios: “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que Esteban Villegas Villareal sea el candidato de la alianza”. Ya lo dice el refrán: el pez por su boca muere.

Al menos Elizondo Torres, ha sido congruente al renunciar al PAN después de más de 40 años de militancia. No falta quien diga que lo hizo por ser solidario con Paty Flores Elizondo, hoy candidata por MC al gobierno del Estado. Si así hubiera sido, hay una gran diferencia: Elizondo Torres no se fue del PAN para buscar ser candidato de ningún partido, se va a un organismo de la sociedad civil. La renuncia del ex panista, divide las opiniones al interior del PAN, por ejemplo, Paty Jiménez opina: “Elizondo se va del PAN, pero se le olvida que todo lo que tiene se lo debe al partido”. El “Negro” que no tiene pelos en la lengua le revira: “La diputada no me conoce o no sabe quién soy, durante muchos años puse dinero de mi bolsa para mantener al PAN”. Sólo le faltó decirle a la diputada local, como dice la canción: Si con esto me pagas, me sales debiendo.

Hay que decirlo, al interior del PAN ya no quedan muchos militantes como Elizondo Torres, da la impresión que el controvertido panista pudiera ser el último de los mohicanos. Para ser pragmáticos en el Partido Acción Nacional los pretextos sobran, llámese MORENA o López Obrador, porque ellos piensan que la sociedad no se los puede reclamar, tal vez porque las palomitas blancas vestidas de azul, confunden la magnesia con la gimnasia. Bien se decía, no hace mucho tiempo, que el PRI y el PAN eran un partido dividido en dos y eso de PRIAN, les cayó como anillo al dedo. Veremos en poco tiempo el real significado de la renuncia de Rodolfo Elizondo Torres.