/ jueves 14 de octubre de 2021

Una mujer excepcional en el poder

Ángela Merkel, es una mujer excepcional en la política mundial contemporánea. “Querida Merkel, eres la primera mujer elegida para ser jefa de gobierno en Alemania. Una fuerte señal para las mujeres y ciertamente para algunos hombres”, así fue como el entonces presidente del Parlamento alemán, Norbert Lammert, anunció, el 22 de noviembre de 2005, el resultado de la votación entre los parlamentarios alemanes.

A los 51 años de edad, esta doctora en química cuántica formada en física, que creció bajo el régimen comunista en Alemania Oriental, se convirtió en canciller de su país. En casi 16 años en el cargo, enfrentó una crisis tras otra: Un colapso del sistema financiero mundial en 2008, las amenazas de disolución de la Unión Europea, la gran ola migratoria hacia Europa en 2015 y la pandemia del covid-19.

La “canciller de hierro” estuvo al frente del gobierno en el periodo más largo, se ha asegurado un lugar en la historia no sólo de Alemania, sino también de la política mundial. Escogida como el personaje del año de 2015.

Considerada en los últimos años como la mujer más poderosa del mundo, aceptó ser una personalidad pública, por lo que siempre fue observada, aunque también le tocaron situaciones que le conmovieron, al comienzo de su primer mandato secuestraron a dos alemanes en Irak y tiempo después, la muerte de soldados en Afganistán le afectó muchísimo: la conversación con los familiares, ver su desesperación y tristeza, aunque durante su mandato, rondaron temas que le relacionan con su pasado como ciudadana de la desaparecida RDA, su supuesta militancia en la FDJ (Juventud Libre Alemana, organización oficial comunista) y su rápida conversión e integración en la Democracia Cristiana tras la caída del Muro de Berlín.

A lo largo de su liderazgo, fue notoria su capacidad para pensar en largo plazo y entender las dinámicas del momento. En 2010 después del desastre nuclear de Fukushima (Japón) y oponiéndose al rechazo de su partido, que anhelaba que Alemania siguiera siendo una potencia en materia de producción energética nuclear, desmonto más de 35 plantas nucleares.

Merkel comprendió que el liderazgo estaba en producir los incentivos necesarios para promover una transformación tecnológica y energética en la cual Alemania liderara una metamorfosis profunda de la relación entre producción económica y medio ambiente. Esa determinación provocó que Alemania fuera vista como un país líder en la generación de energías alternativas más amigables con el medio ambiente.

Un frente que acaparó la atención de Merkel fue la crisis económica fiscal que azotó a Europa pero con particular atención a Grecia durante 2010, donde debían generarse una serie de condiciones que le permitieran a ese país pagar poco a poco sus acreencias en materia financiera.

A nivel europeo, atendió la crisis de refugiados y personas que llegaban de manera ilegal a las costas europeas, escapando de conflictos en Siria, Afganistán y otros lugares, donde emprendió la política de asilos y refugiados implementada por el gobierno que facilitó el ingreso de casi un millón de personas a Alemania durante los años 2013-2017, mientras que en las relaciones con Rusia, logró importantes acuerdos económicos para asegurar el abastecimiento de gas, especialmente en invierno.

Ahora, deja el poder con una aprobación récord, gracias al manejo de la pandemia del covid-19, el 18 de marzo pasado en una transmisión nacional, durante 12 minutos explicó lo que estaba pasando y lo que había que hacer en lo que probablemente sería el mayor desafío del país desde la Segunda Guerra Mundial, y ya, ha pasado a la historia.

Ángela Merkel, es una mujer excepcional en la política mundial contemporánea. “Querida Merkel, eres la primera mujer elegida para ser jefa de gobierno en Alemania. Una fuerte señal para las mujeres y ciertamente para algunos hombres”, así fue como el entonces presidente del Parlamento alemán, Norbert Lammert, anunció, el 22 de noviembre de 2005, el resultado de la votación entre los parlamentarios alemanes.

A los 51 años de edad, esta doctora en química cuántica formada en física, que creció bajo el régimen comunista en Alemania Oriental, se convirtió en canciller de su país. En casi 16 años en el cargo, enfrentó una crisis tras otra: Un colapso del sistema financiero mundial en 2008, las amenazas de disolución de la Unión Europea, la gran ola migratoria hacia Europa en 2015 y la pandemia del covid-19.

La “canciller de hierro” estuvo al frente del gobierno en el periodo más largo, se ha asegurado un lugar en la historia no sólo de Alemania, sino también de la política mundial. Escogida como el personaje del año de 2015.

Considerada en los últimos años como la mujer más poderosa del mundo, aceptó ser una personalidad pública, por lo que siempre fue observada, aunque también le tocaron situaciones que le conmovieron, al comienzo de su primer mandato secuestraron a dos alemanes en Irak y tiempo después, la muerte de soldados en Afganistán le afectó muchísimo: la conversación con los familiares, ver su desesperación y tristeza, aunque durante su mandato, rondaron temas que le relacionan con su pasado como ciudadana de la desaparecida RDA, su supuesta militancia en la FDJ (Juventud Libre Alemana, organización oficial comunista) y su rápida conversión e integración en la Democracia Cristiana tras la caída del Muro de Berlín.

A lo largo de su liderazgo, fue notoria su capacidad para pensar en largo plazo y entender las dinámicas del momento. En 2010 después del desastre nuclear de Fukushima (Japón) y oponiéndose al rechazo de su partido, que anhelaba que Alemania siguiera siendo una potencia en materia de producción energética nuclear, desmonto más de 35 plantas nucleares.

Merkel comprendió que el liderazgo estaba en producir los incentivos necesarios para promover una transformación tecnológica y energética en la cual Alemania liderara una metamorfosis profunda de la relación entre producción económica y medio ambiente. Esa determinación provocó que Alemania fuera vista como un país líder en la generación de energías alternativas más amigables con el medio ambiente.

Un frente que acaparó la atención de Merkel fue la crisis económica fiscal que azotó a Europa pero con particular atención a Grecia durante 2010, donde debían generarse una serie de condiciones que le permitieran a ese país pagar poco a poco sus acreencias en materia financiera.

A nivel europeo, atendió la crisis de refugiados y personas que llegaban de manera ilegal a las costas europeas, escapando de conflictos en Siria, Afganistán y otros lugares, donde emprendió la política de asilos y refugiados implementada por el gobierno que facilitó el ingreso de casi un millón de personas a Alemania durante los años 2013-2017, mientras que en las relaciones con Rusia, logró importantes acuerdos económicos para asegurar el abastecimiento de gas, especialmente en invierno.

Ahora, deja el poder con una aprobación récord, gracias al manejo de la pandemia del covid-19, el 18 de marzo pasado en una transmisión nacional, durante 12 minutos explicó lo que estaba pasando y lo que había que hacer en lo que probablemente sería el mayor desafío del país desde la Segunda Guerra Mundial, y ya, ha pasado a la historia.