/ jueves 25 de febrero de 2021

Va en prenda mi palabra

Es cierto, don Juan Francisco Antúnez Benítez, prestigiado, reconocido abogado y por añadidura excelente amigo, que ante su presencia empeñé mi masculina palabra de reiniciar la reconfortante práctica de entrar en contacto con los dilectos lectores de este su periódico El Sol de Durango.

Le decía, tocayo de mis afectos, que en efecto sólo me faltó poner la mano sobre la biblia para jurarle el reinicio de estas humildes colaboraciones. Que por causas diversas suspendí. Pero hete ahí que el ente que se cierne en todo el mundo y que por lo que toca a nuestra patria, mi buen amigo Andrés Manuel López Obrador, con vacuna gratuita para todos los que habitamos esta tierra azteca, combatirá hasta que sucumba el malhadado virus, hongo, bacteria o lo que sea.

Eso sí, con vacuna de cualificados laboratorios internacionales y no a base de agua, que no era ni siquiera destila sino procedente de sospechosas fuentes. Para unos fue de arroyo seco, para otro de las aguas residuales; no sé, pero esta sí es efectiva.

Pues bien, sin saber cómo, dónde, cuándo, por qué, quién y demás interrogantes, mi hijo Jesús, articulista de este diario fue el portador e involuntario anfitrión del innombrable, que luego nos lo compartió.

Afortunadamente a Dios gracias y rigurosos cuidados, logramos largar de nuestros cuerpos el invasor, flagelo y motivo denuestos enfrentamientos, acalorados, debates, calumnias y hasta chismes; Pero no se fracturen la bóveda craneal, la ley prevé tales fenómenos casos fortuitos y de fuerza mayor atribuibles a la naturaleza.

Expuesto lo anterior y en espera que sea convincente y dispensable mi alegato, ahora sí tocayo, quiero que en adelante, a las cinco de la mañana que sales a pasear tu feroz cuanto corpulenta mascota, leas primero estas páginas y date un tiempo para repasar mis renglones; obviamente las de los demás compañeros que me honran y ennoblecen al compartir página con sus escrupulosas, sesudas y serias reflexiones.

Va en prenda mi palabra, si es que tiene algo de valor, que venceré la abulia, los pretextos, al desgano, la indiferencia y ese coctel de mañas en las que luego se refugia uno.

Queridos lectores, fue una serie de trabajos y compromisos jurídico-literarios que pacté conmigo mismo, los que temporalmente dieron paso a esa ausencia. No fueron presiones de Trump, de Putin o el tocayo Francisco, que desde Estados Unidos, Rusia o El Vaticano, presionaron para apartarme de mis faenas. Espero pronto salgan a la luz Dios mediante, como una reverente invitación para que den paso a sus ideas, proyectos, planes y verán como tarde o temprano darán frutos solo con tesón, entrega y fe.

Como le he participado en anteriores ocasiones, tengo el privilegio de que Editorial Porrúa ha publicado mis libros, La demanda Civil paso a paso, Legislación educativa, Régimen jurídico del servidor público, El Nuevo procedimiento penal paso a paso, Cómo llevar una defensa penal, todos los cuales tienen varias ediciones y algunos han servido como texto en diversas Universidades, así como en él Tecnológico de Monterrey y recomendados como libros de consulta en la Universidad Nacional Autónoma de México. Le comento esto no como una presunción, sino porque distinguidos investigadores me han preguntado respecto a los pasos para su registro ante la autoridad competente.

Para el registro ante el Instituto Nacional del Derecho del Autor, los requisitos son, pagar los derechos correspondientes y entregar tres tantos de la obra: En esta instancia no se adentran absolutamente para nada en el contenido de su trabajo ni en correcciones de ninguna naturaleza, concretándose a inscribirlo en sus archivos y expedirle la certificación correspondiente que lo protegerá contra perniciosa plagios de pseudo escritores sin escrupulosa que se los “fusilan” sin recato alguno.

Para la publicación de su obra deberá ponerlo a la consideración y revisión de las empresas dedicadas a la materia de su texto, y en este punto si toman en cuenta el contenido, la metodología, la presentación de la obra y desde luego la situación de mercado. El escenario más lúgubre para el escritor es que las editoriales no vean atributos académicos o literarios al trabajo y rechazan la propuesta.

En tales condiciones mi carísimo lector, no se me achicopale, y busque el patrocinio de alguna entidad pública o privada, que filantrópicamente difunden la cultura y su aún así no logra que su creación vea la luz, puede costear usted la impresión y proceder a su venta, máxime que en la actualidad cuenta para el efecto con una importante herramienta, que es la internet, donde con ingeniosas ideas puede expender su libro toda vez que además existen servicios de paquetería que de forma rápida y oportuna lo entregan a los interesados.

Es cierto, don Juan Francisco Antúnez Benítez, prestigiado, reconocido abogado y por añadidura excelente amigo, que ante su presencia empeñé mi masculina palabra de reiniciar la reconfortante práctica de entrar en contacto con los dilectos lectores de este su periódico El Sol de Durango.

Le decía, tocayo de mis afectos, que en efecto sólo me faltó poner la mano sobre la biblia para jurarle el reinicio de estas humildes colaboraciones. Que por causas diversas suspendí. Pero hete ahí que el ente que se cierne en todo el mundo y que por lo que toca a nuestra patria, mi buen amigo Andrés Manuel López Obrador, con vacuna gratuita para todos los que habitamos esta tierra azteca, combatirá hasta que sucumba el malhadado virus, hongo, bacteria o lo que sea.

Eso sí, con vacuna de cualificados laboratorios internacionales y no a base de agua, que no era ni siquiera destila sino procedente de sospechosas fuentes. Para unos fue de arroyo seco, para otro de las aguas residuales; no sé, pero esta sí es efectiva.

Pues bien, sin saber cómo, dónde, cuándo, por qué, quién y demás interrogantes, mi hijo Jesús, articulista de este diario fue el portador e involuntario anfitrión del innombrable, que luego nos lo compartió.

Afortunadamente a Dios gracias y rigurosos cuidados, logramos largar de nuestros cuerpos el invasor, flagelo y motivo denuestos enfrentamientos, acalorados, debates, calumnias y hasta chismes; Pero no se fracturen la bóveda craneal, la ley prevé tales fenómenos casos fortuitos y de fuerza mayor atribuibles a la naturaleza.

Expuesto lo anterior y en espera que sea convincente y dispensable mi alegato, ahora sí tocayo, quiero que en adelante, a las cinco de la mañana que sales a pasear tu feroz cuanto corpulenta mascota, leas primero estas páginas y date un tiempo para repasar mis renglones; obviamente las de los demás compañeros que me honran y ennoblecen al compartir página con sus escrupulosas, sesudas y serias reflexiones.

Va en prenda mi palabra, si es que tiene algo de valor, que venceré la abulia, los pretextos, al desgano, la indiferencia y ese coctel de mañas en las que luego se refugia uno.

Queridos lectores, fue una serie de trabajos y compromisos jurídico-literarios que pacté conmigo mismo, los que temporalmente dieron paso a esa ausencia. No fueron presiones de Trump, de Putin o el tocayo Francisco, que desde Estados Unidos, Rusia o El Vaticano, presionaron para apartarme de mis faenas. Espero pronto salgan a la luz Dios mediante, como una reverente invitación para que den paso a sus ideas, proyectos, planes y verán como tarde o temprano darán frutos solo con tesón, entrega y fe.

Como le he participado en anteriores ocasiones, tengo el privilegio de que Editorial Porrúa ha publicado mis libros, La demanda Civil paso a paso, Legislación educativa, Régimen jurídico del servidor público, El Nuevo procedimiento penal paso a paso, Cómo llevar una defensa penal, todos los cuales tienen varias ediciones y algunos han servido como texto en diversas Universidades, así como en él Tecnológico de Monterrey y recomendados como libros de consulta en la Universidad Nacional Autónoma de México. Le comento esto no como una presunción, sino porque distinguidos investigadores me han preguntado respecto a los pasos para su registro ante la autoridad competente.

Para el registro ante el Instituto Nacional del Derecho del Autor, los requisitos son, pagar los derechos correspondientes y entregar tres tantos de la obra: En esta instancia no se adentran absolutamente para nada en el contenido de su trabajo ni en correcciones de ninguna naturaleza, concretándose a inscribirlo en sus archivos y expedirle la certificación correspondiente que lo protegerá contra perniciosa plagios de pseudo escritores sin escrupulosa que se los “fusilan” sin recato alguno.

Para la publicación de su obra deberá ponerlo a la consideración y revisión de las empresas dedicadas a la materia de su texto, y en este punto si toman en cuenta el contenido, la metodología, la presentación de la obra y desde luego la situación de mercado. El escenario más lúgubre para el escritor es que las editoriales no vean atributos académicos o literarios al trabajo y rechazan la propuesta.

En tales condiciones mi carísimo lector, no se me achicopale, y busque el patrocinio de alguna entidad pública o privada, que filantrópicamente difunden la cultura y su aún así no logra que su creación vea la luz, puede costear usted la impresión y proceder a su venta, máxime que en la actualidad cuenta para el efecto con una importante herramienta, que es la internet, donde con ingeniosas ideas puede expender su libro toda vez que además existen servicios de paquetería que de forma rápida y oportuna lo entregan a los interesados.