/ lunes 12 de noviembre de 2018

Visión

El plan del aeropuerto de Santa Lucía que no cuenta con un Estudio de Impacto Ambiental ni proyecto ejecutivo, ya dijo que lo saca en tres años, habló de corrupción en el NAIM y no dijo nombres ni habló de crear una investigación, pero sí se reúne con los supuestos corruptos empresarios y les dice que amor y paz, que tendrán chamba.

Como país estamos virando a un centralismo nocivo y retrógrado, y lo peor, contribuirá para retornar a los tiempos y circunstancias de la silla imperial y esto significará un tropiezo para la transformación política, esta entendida como la modernización y adecuación de las instituciones.

Analizando la agenda legislativa de MORENA y algunas declaraciones y actuaciones del presidente electo Andrés Manuel López Obrador no me queda la menor duda que el país retrocederá a un centralismo, este base de un presidencialismo vertical.

En la cámara de diputados se trae las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública (LOAP) que de entrada contempla la creación de la nueva Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, la cual será responsable de la seguridad nacional y pública. Hasta aquí bien. Pero también se integrará a la citada, la nueva versión del CISEN, Policía Federal y Protección Civil. ¡Comentando y analizando!

El querer meter en el mismo casillero la seguridad pública y la gobernabilidad, es decir el control político, es un riesgo mayúsculo de regresar a la época de la temida Dirección Federal de Seguridad, aquella agencia caracterizada por torturar, silenciar y desaparecer a todos aquellos que incomodaban al sistema.

Hablar de aquella época es hablar de la política represora y dictatorial, por lo pronto la plataforma ya se está consolidando para que ésta soporte la silla presidencial imperial.

En paralelo, hasta la ONU está pidiendo a México crear una Fiscalía General de la República 100 por ciento autónoma, para lograr contrapesos y la verdadera división de poderes que en este país es una falacia.

Retomando lo de la agenda legislativa y siguiendo por el hilo conductor de la reforma a la LOAP también se contempla la desaparición de todas las Oficialías Mayores para articularlas en la de Hacienda con todas las direcciones de Compras y Adquisiciones, y la concentración en la Presidencia de la República de las oficinas de Comunicación Social, las cuales desaparecerán.

Siempre he estado a favor de la simplificación administrativa en tanto no afecte la efectividad y rendimiento laboral, siempre he apoyado la austeridad y máxime cuando se combate lo superfluo y lo sustituible, que para el caso está la comunicación social, que más bien es un tema de control político y de negocios.

Aquí aplaudiría que se limiten los recursos a la propaganda gubernamental, honor al culto, promover imagen y permanecer en campaña, pero centralizar las compras y adquisiciones en una sola instancia contribuye a abrir un mar de probabilidades que pueda desembocar en una corriente de corrupción mayúscula.

Por otra vertiente, el tema que ha brillado por su ausencia es el de transparentar, reglamentar o desaparecer el Ramo 23, un cajón que opera Hacienda y lo direcciona el ejecutivo federal. Tal esquema comenzó con Vicente Fox bajo el concepto de presupuesto etiquetado, pero fue con Enrique Peña Nieto que se generalizó y se institucionalizó.

Tal práctica se da mediante la creación de fondos dentro de tal ramo para pavimentación y desarrollo municipal que los diputados asignan libremente a gobiernos locales, de ahí los moches y el clientelismo, no obstante la mayor parte la tiene el presidente de la república lo que le da la zanahoria y el garrote, más claro, facultades metaconstitucionales las cuales apuntalan un presidencialismo muy piramidal y como vienen las reformas se volverá más vertical y dictatorial a razón de ver cómo el próximo presidente constitucional se comporta y manifiesta: Su intolerancia a la crítica, o estás conmigo o estás en contra; prensa fifí.

El plan del aeropuerto de Santa Lucía que no cuenta con un Estudio de Impacto Ambiental, ni proyecto ejecutivo, ya dijo que lo saca en tres años; habló de corrupción en el NAIM y no dijo nombres ni habló de crear una investigación, pero sí se reúne con los supuestos corruptos empresarios y les dice que amor y paz, que tendrán chamba, etc, etc. O sea, los exonera y purifica, lo más delicado y tendencioso es que ya les están prometiendo obras, ¿qué no se supone que la obra pública se licita?, pues no, en Tabasco el Congreso local aprobó la ley conocida como ‘Compadre’, la cual permitirá la adjudicación directa de las obras de la nueva refinería promovida por AMLO, ¡que tal! O sea lo grueso y jugoso a los compadres, y el caldo y las migajas a concurso.

Ante todo lo planteado, oportuno reiterar que como país estamos virando a un centralismo nocivo y retrógrado, y lo peor, contribuirá para retornar a los tiempos y circunstancias de la silla imperial y esto significará un tropiezo para la transformación política, esta entendida como la modernización y adecuación de las instituciones, hablo de privilegiar y fortalecer la transparencia, el estado de derecho y por supuesto la división de poderes.

Siendo realista de lo último planteado se tenía un avance limitado y en la dirección correcta, no obstante somos una dictadura perfecta institucional, ahora podemos pasar a una dictadura barata personal, la autocracia.


El plan del aeropuerto de Santa Lucía que no cuenta con un Estudio de Impacto Ambiental ni proyecto ejecutivo, ya dijo que lo saca en tres años, habló de corrupción en el NAIM y no dijo nombres ni habló de crear una investigación, pero sí se reúne con los supuestos corruptos empresarios y les dice que amor y paz, que tendrán chamba.

Como país estamos virando a un centralismo nocivo y retrógrado, y lo peor, contribuirá para retornar a los tiempos y circunstancias de la silla imperial y esto significará un tropiezo para la transformación política, esta entendida como la modernización y adecuación de las instituciones.

Analizando la agenda legislativa de MORENA y algunas declaraciones y actuaciones del presidente electo Andrés Manuel López Obrador no me queda la menor duda que el país retrocederá a un centralismo, este base de un presidencialismo vertical.

En la cámara de diputados se trae las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública (LOAP) que de entrada contempla la creación de la nueva Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, la cual será responsable de la seguridad nacional y pública. Hasta aquí bien. Pero también se integrará a la citada, la nueva versión del CISEN, Policía Federal y Protección Civil. ¡Comentando y analizando!

El querer meter en el mismo casillero la seguridad pública y la gobernabilidad, es decir el control político, es un riesgo mayúsculo de regresar a la época de la temida Dirección Federal de Seguridad, aquella agencia caracterizada por torturar, silenciar y desaparecer a todos aquellos que incomodaban al sistema.

Hablar de aquella época es hablar de la política represora y dictatorial, por lo pronto la plataforma ya se está consolidando para que ésta soporte la silla presidencial imperial.

En paralelo, hasta la ONU está pidiendo a México crear una Fiscalía General de la República 100 por ciento autónoma, para lograr contrapesos y la verdadera división de poderes que en este país es una falacia.

Retomando lo de la agenda legislativa y siguiendo por el hilo conductor de la reforma a la LOAP también se contempla la desaparición de todas las Oficialías Mayores para articularlas en la de Hacienda con todas las direcciones de Compras y Adquisiciones, y la concentración en la Presidencia de la República de las oficinas de Comunicación Social, las cuales desaparecerán.

Siempre he estado a favor de la simplificación administrativa en tanto no afecte la efectividad y rendimiento laboral, siempre he apoyado la austeridad y máxime cuando se combate lo superfluo y lo sustituible, que para el caso está la comunicación social, que más bien es un tema de control político y de negocios.

Aquí aplaudiría que se limiten los recursos a la propaganda gubernamental, honor al culto, promover imagen y permanecer en campaña, pero centralizar las compras y adquisiciones en una sola instancia contribuye a abrir un mar de probabilidades que pueda desembocar en una corriente de corrupción mayúscula.

Por otra vertiente, el tema que ha brillado por su ausencia es el de transparentar, reglamentar o desaparecer el Ramo 23, un cajón que opera Hacienda y lo direcciona el ejecutivo federal. Tal esquema comenzó con Vicente Fox bajo el concepto de presupuesto etiquetado, pero fue con Enrique Peña Nieto que se generalizó y se institucionalizó.

Tal práctica se da mediante la creación de fondos dentro de tal ramo para pavimentación y desarrollo municipal que los diputados asignan libremente a gobiernos locales, de ahí los moches y el clientelismo, no obstante la mayor parte la tiene el presidente de la república lo que le da la zanahoria y el garrote, más claro, facultades metaconstitucionales las cuales apuntalan un presidencialismo muy piramidal y como vienen las reformas se volverá más vertical y dictatorial a razón de ver cómo el próximo presidente constitucional se comporta y manifiesta: Su intolerancia a la crítica, o estás conmigo o estás en contra; prensa fifí.

El plan del aeropuerto de Santa Lucía que no cuenta con un Estudio de Impacto Ambiental, ni proyecto ejecutivo, ya dijo que lo saca en tres años; habló de corrupción en el NAIM y no dijo nombres ni habló de crear una investigación, pero sí se reúne con los supuestos corruptos empresarios y les dice que amor y paz, que tendrán chamba, etc, etc. O sea, los exonera y purifica, lo más delicado y tendencioso es que ya les están prometiendo obras, ¿qué no se supone que la obra pública se licita?, pues no, en Tabasco el Congreso local aprobó la ley conocida como ‘Compadre’, la cual permitirá la adjudicación directa de las obras de la nueva refinería promovida por AMLO, ¡que tal! O sea lo grueso y jugoso a los compadres, y el caldo y las migajas a concurso.

Ante todo lo planteado, oportuno reiterar que como país estamos virando a un centralismo nocivo y retrógrado, y lo peor, contribuirá para retornar a los tiempos y circunstancias de la silla imperial y esto significará un tropiezo para la transformación política, esta entendida como la modernización y adecuación de las instituciones, hablo de privilegiar y fortalecer la transparencia, el estado de derecho y por supuesto la división de poderes.

Siendo realista de lo último planteado se tenía un avance limitado y en la dirección correcta, no obstante somos una dictadura perfecta institucional, ahora podemos pasar a una dictadura barata personal, la autocracia.


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