/ martes 22 de octubre de 2019

Visión

Democracia participativa

Con la aprobación en el Senado de la Revocación de Mandato, México pudiera transitar de la Democracia Representativa a la Participativa.

Para contextualizar, en ciertos países con democracias avanzadas se da la democracia participativa, ésta expresada por figuras que permiten una verdadera participación institucional de la ciudadanía en el ejercicio de la administración pública, figuras como Revocación de Mandato, Ratificación de Gabinete, Plebiscito, entre otras.

En México se cuenta con un sistema político donde la sociedad prácticamente en el quehacer público se limita a tributar y sufragar, y eso es inaceptable, y esto en mucho por la configuración piramidal dictatorial del poder, la cual también le da muchas facultades metaconstitucionales al Ejecutivo federal y de ahí que la división de poderes ha sido una verdadera falacia en el país.

Ahora bien, técnicamente la Revocación de Mandato llanamente significa cambiar al gobernante antes de que éste cumpla su periodo para el que fue electo, dicho de otra forma es tanto como hacer una elección para decidir si el gobernante continúa en su cargo.

A primera instancia, con tal figura se empodera a la ciudadanía, la cual tenderá a ser más participativa y proactiva en lo público, no obstante la moneda tiene dos caras, y aquí la negativa es que tal figura se utilice para fines políticos, es decir revanchismo, etc.

Ante lo expuesto, soy de la idea que se tiene que correr los riesgos, sin embargo me da cierta seguridad que en el Senado se realizaron cambios a la original propuesta, y éstos tienen que ver que tal ejercicio se realizará en una fecha que no coincida a la de cualquier proceso electoral, caso el del presidente de la República y podrá ser a petición del 3% de la lista de electores, y sólo podrá solicitarse al finalizar su tercer año de ejercicio y para que sea validada se requerirá de un 40% de participación ciudadana y que por lo menos el 50% más un voto para la revocación.

Y en cuanto a los gobernadores en el plano local se tendrá que legislar. Y ya encarrerados, que tal figura incluya a todos los representantes populares, es decir aquellos que llegan a ocupar un puesto vía elección popular: senadores, diputados federales y locales.

Esto significa terminar con el esquema actual, el cual se caracteriza porque un servidor público, llueve o truene, tiene asegurado su periodo, razón por la cual se dan todas las inconsistencias entre lo prometido en campaña con los resultados de la administración.

Ahora, el que no cumpla, que se vaya, esto traerá como consecuencia gobiernos más honestos y enfocados al beneficio comunitario, por encima de intereses personales de grupo o de partido.

También en la Cámara Alta se aprobó la Consulta Popular, que de hecho ésta ya existía en ciertas regiones, no obstante sufrió cambios, que siendo puntual, éstas no se podrán realizar sobre obras de infraestructura en ejecución y las mismas las realizará el INE como la revocación de mandato.

Concluyo razonando que con lo planteado se da un paso por el camino de la transición política, ésta entendida como la adecuación y modernización de las instituciones y la democratización del poder.

Democracia participativa

Con la aprobación en el Senado de la Revocación de Mandato, México pudiera transitar de la Democracia Representativa a la Participativa.

Para contextualizar, en ciertos países con democracias avanzadas se da la democracia participativa, ésta expresada por figuras que permiten una verdadera participación institucional de la ciudadanía en el ejercicio de la administración pública, figuras como Revocación de Mandato, Ratificación de Gabinete, Plebiscito, entre otras.

En México se cuenta con un sistema político donde la sociedad prácticamente en el quehacer público se limita a tributar y sufragar, y eso es inaceptable, y esto en mucho por la configuración piramidal dictatorial del poder, la cual también le da muchas facultades metaconstitucionales al Ejecutivo federal y de ahí que la división de poderes ha sido una verdadera falacia en el país.

Ahora bien, técnicamente la Revocación de Mandato llanamente significa cambiar al gobernante antes de que éste cumpla su periodo para el que fue electo, dicho de otra forma es tanto como hacer una elección para decidir si el gobernante continúa en su cargo.

A primera instancia, con tal figura se empodera a la ciudadanía, la cual tenderá a ser más participativa y proactiva en lo público, no obstante la moneda tiene dos caras, y aquí la negativa es que tal figura se utilice para fines políticos, es decir revanchismo, etc.

Ante lo expuesto, soy de la idea que se tiene que correr los riesgos, sin embargo me da cierta seguridad que en el Senado se realizaron cambios a la original propuesta, y éstos tienen que ver que tal ejercicio se realizará en una fecha que no coincida a la de cualquier proceso electoral, caso el del presidente de la República y podrá ser a petición del 3% de la lista de electores, y sólo podrá solicitarse al finalizar su tercer año de ejercicio y para que sea validada se requerirá de un 40% de participación ciudadana y que por lo menos el 50% más un voto para la revocación.

Y en cuanto a los gobernadores en el plano local se tendrá que legislar. Y ya encarrerados, que tal figura incluya a todos los representantes populares, es decir aquellos que llegan a ocupar un puesto vía elección popular: senadores, diputados federales y locales.

Esto significa terminar con el esquema actual, el cual se caracteriza porque un servidor público, llueve o truene, tiene asegurado su periodo, razón por la cual se dan todas las inconsistencias entre lo prometido en campaña con los resultados de la administración.

Ahora, el que no cumpla, que se vaya, esto traerá como consecuencia gobiernos más honestos y enfocados al beneficio comunitario, por encima de intereses personales de grupo o de partido.

También en la Cámara Alta se aprobó la Consulta Popular, que de hecho ésta ya existía en ciertas regiones, no obstante sufrió cambios, que siendo puntual, éstas no se podrán realizar sobre obras de infraestructura en ejecución y las mismas las realizará el INE como la revocación de mandato.

Concluyo razonando que con lo planteado se da un paso por el camino de la transición política, ésta entendida como la adecuación y modernización de las instituciones y la democratización del poder.

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