Estrategia de seguridad deshilachada
El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), con estadísticas frías revela que este 2019 será recordado como el año más violento.
Tan sólo en los primeros 10 meses van 29 mil 574 homicidios a nivel nacional, lo que significa 706 casos más que en el mismo lapso del año anterior, y ante tal dantesco cuadro los estados más violentos son: Guanajuato, Estado de México, Baja California y Jalisco. Y para ampliar la óptica, del sangriento cuadro la Red por los Derechos de Infancia en México (REDIM) afirma que en el territorio nacional, diario desaparecen cuatro niños y aparte tres son asesinados. Ahora, más allá de las frías e inaceptables estadísticas, la violencia en nuestro país ha escalado y con expresiones despiadadas, por decir lo menos.
En Sonora, fueron asesinados cobardemente los integrantes de la familia Le Barón, noticia que le dio la vuelta al mundo y desnudó un México inseguro y en ciertas áreas ingobernable. Tal caso activó en el Capitolio el tema del terrorismo en México y hablando de éste, el cual es muy delicado y sobre todo tendencioso, el gobernador de Tamaulipas Francisco Javier García Cabeza de Vaca acaba de declarar que en Nuevo Laredo impera el narcoterrorismo, esto a razón que el cartel del noroeste y su brazo armado autodenominado “Tropa del infierno” está realizando acciones violentas contra los ciudadanos (narcobloqueos, incendios, asesinatos, entre otras agresivas modalidades) y todo para provocar miedo y a través de éste lograr objetivos diversos para su abanico delictivo.
El citado mandatario fue más allá al responder con firmeza e ironía, manifestando que se actuará por todos los frentes y medios que sean posibles, es decir, le declara la guerra al crimen organizado. Y cuando hablo de ironía, aquí no vamos a tapar el sol con un dedo, habrá “balazos y no abrazos”. ¿Más claro?
Ante tal sangriento y enlutado cuadro, la tragedia más grande es que el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador tal parece se niega a aceptarlo y mucho menos enfrentarlo como es debido, lo que significa que ya afirmó que no cambiará la estrategia en seguridad pública, postura criticada en específico por el poeta Javier Sicilia, el cual señaló que el Ejecutivo aplica una estrategia de seguridad “deshilachada”, contraria a lo que prometió en campaña. Sicilia informó que después del primero de diciembre iniciará una marcha a la Ciudad de México en compañía de Julián LeBarón para solicitar precisamente el cambio de estrategia.
Y hablando de marchas, la familia LeBarón ya emprendió una, pero a Washington para exigir justicia. ¿Andaremos bien en México?
Ante todo lo planteado, oportuno citar los siguientes puntos finos:
A partir del “Culiacanazo” en México, se dio una vuelta a la página en el tema de seguridad.
Los grupos delictivos advirtieron la posición del gobierno y ahora se tornaron más violentos y desafiantes, prueba de ello lo de Nuevo Laredo.
El tema del terrorismo no sólo se activa sino proyecta, es decir, en el Capitolio se está trabajando para que a ciertos carteles mexicanos se les clasifique como organizaciones terroristas, de ser así, México sería catalogado como un país con terrorismo y con tal estatus pudiera ser intervenido por ciertos organismos internacionales.
A querer o no, México ya está posicionado como uno de los países más violentos e inseguros del mundo: records en periodistas asesinados, secuestros, entre otros delitos de alto impacto. Esa mala fama y a nivel internacional ya está afectando la actividad turística y la captación de inversiones.
Lo más coherente al respecto lo ha señalado la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, al comentar que ninguna estrategia irá a funcionar si no se involucran los gobiernos locales, en especial los municipales y qué verdad, esto da pie a señalar que el problema es estructural y de voluntad política; estructural porque mientras no se involucre a los tres niveles de gobierno coordinadamente, en efecto nada funcionará.
De tal razón, el tema del mando único o mixto se tendrá que retomar y desde lo político, mientras la omisión no sea calificada como delito grave seguiremos con gobernantes omisos y traicioneros; dejar a la ciudadanía en un estado de indefensión en cualquier modalidad ante el crimen organizado, es traición a la patria.
Como conclusión general es inaudito e inaceptable que ante todo lo planteado, AMLO haya sacado el tema del “Culiacanazo” no para explicarlo sino para recriminar a los medios de comunicación que fueron muy exagerados y que no se midieron, pero que estaba dispuesto a trascenderlo si éstos se comprometían a moderarse, o sea fue una amenaza velada.
El punto es que el Ejecutivo federal en lugar de estar trabajando en una verdadera estrategia de seguridad, más bien está queriendo retomar el control de la agenda noticiosa que al parecer es lo que sabe hacer, y a través de ello seguir manipulando, tergiversando y ahora polarizando y dividiendo con el tema del racismo.
