/ lunes 16 de marzo de 2020

Visión

El citado virus que se caracteriza por su alta capacidad de transmisión y expansión y no tanto por su gravedad, ya propició que los organismos internacionales competentes, decretaran la pandemia con sus respectivas consecuencias.

Y sobre estas últimas que constituyen un verdadero reto y en diversos temas, a escala mundial, no obstante me enfocaré a las de nuestro país.

Desde el punto de vista de salud, habrá que prestar atención a las declaraciones del subsecretario de Prevención y Promoción de Salud, Hugo López Gatell, el cual advierte que dentro de dos semanas, es decir la segunda quincena de marzo, se dará el contagio comunitario, lo que significa que se darán los primeros casos de COVID-19 que no sean importados, sino por contacto con enfermos dentro del país.

Como mencioné, tal información habrá que tomarla con muchas reservas y calma; de entrada habrá que darle el voto de confianza a lo que reiteradamente ha estado informando la Secretaría de Salud del Gobierno Federal, en cuanto a que se está preparado como país para enfrentar tal pandemia y hasta el día de hoy, lo que se ve es que los casos que se han dado en suelo mexicano ha sido por importación, es decir gente que regresó de otro país o lo visitó ya con el virus.

Y tales casos han sido encapsulados, esto significa que se han podido aislar y controlar por haber aplicado los protocolos de salud en tiempo y forma.

Hasta aquí lo que se informa oficialmente. Paralelo a ello, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador reiteradamente ha comentado, que se está preparado, en sí que el país está en condiciones de enfrentar el virus (por el bien de todos esperemos y así sea).

Pero qué pasaría si como lo dice el subsecretario López Gatell que para finales de marzo se dará un brote “contagio comunitario” y éste no es contenido, ahí sí se abriría toda una caja de pandora con efectos muy negativos y en diversos órdenes.

Empezando por el de la salud, donde se pondrá a prueba el sistema en la materia. Al respecto, voces expertas e independientes afirman que el país desde el punto de vista institucional, no está preparado; de hecho, se está en condiciones muy vulnerables: desabasto de medicinas, instalaciones insalubres (para muestra el hospital de Pemex, donde se están muriendo por haberles aplicado medicamentos infectados y una larga lista de etcéteras).

Si no se controla el brote y se masifica generando estadísticas elevadas de mortandad, más allá que se enlute el país sería casi la tumba política de AMLO por haberse anticipado imprudentemente ¡el sello de la casa a subestimar el problema! hasta mofarse cuando ya estaba en puerta y no haber tomado las medidas pertinentes y oportunas y el pagano por supuesto el pueblo.

Ante esto último planteado, AMLO en “jaque” y puede ser “mate”. Desde el punto de vista económico el mismo secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera Gutiérrez, aceptó que tal virus impactará la economía mexicana.

Desde que la afectación económica es a nivel internacional y México no está desarticulado de ella, por inercia será arrastrado, pero la verdadera amenaza será interna a razón que si el brote se masifica y cobra vidas, el miedo colectivo pasará a la psicosis y ésta paralizará gran parte de las dinámicas sociales cotidianas y con ello la economía se detendrá.

Ante tal cuadro, las microempresas, el ambulantaje, y las capas sociales más vulnerables económicamente serán las más afectadas por la falta de circulante y si esto se agudiza, pudiera detonarse otro brote pero de violencia y delincuencia.

Después de todo este adverso escenario, el sub secretario citado “medio” lo atenuó al dar a conocer el “Plan anti impactos contra el COVID-19”, el cual consistirá en adelantar las inversiones y adquisiciones para reactivar la economía, así como destinar con agilidad el gasto a los Estados y Municipios, en si técnicamente es hablar de un plan anti cíclico y para ello al parecer el gobierno federal cuenta con los recursos económicos, los cuales son parte de todos los subejercicios que no se llevaron a cabo. Esperemos que tal programa cuando se aplique, sea con éxito.

Como conclusión, el virus COVID-19, que no tarda en sentar sus reales en México, lo cual no sólo reta al Gobierno de la República sino a los locales y ya ni decir, a AMLO.

El citado virus que se caracteriza por su alta capacidad de transmisión y expansión y no tanto por su gravedad, ya propició que los organismos internacionales competentes, decretaran la pandemia con sus respectivas consecuencias.

Y sobre estas últimas que constituyen un verdadero reto y en diversos temas, a escala mundial, no obstante me enfocaré a las de nuestro país.

Desde el punto de vista de salud, habrá que prestar atención a las declaraciones del subsecretario de Prevención y Promoción de Salud, Hugo López Gatell, el cual advierte que dentro de dos semanas, es decir la segunda quincena de marzo, se dará el contagio comunitario, lo que significa que se darán los primeros casos de COVID-19 que no sean importados, sino por contacto con enfermos dentro del país.

Como mencioné, tal información habrá que tomarla con muchas reservas y calma; de entrada habrá que darle el voto de confianza a lo que reiteradamente ha estado informando la Secretaría de Salud del Gobierno Federal, en cuanto a que se está preparado como país para enfrentar tal pandemia y hasta el día de hoy, lo que se ve es que los casos que se han dado en suelo mexicano ha sido por importación, es decir gente que regresó de otro país o lo visitó ya con el virus.

Y tales casos han sido encapsulados, esto significa que se han podido aislar y controlar por haber aplicado los protocolos de salud en tiempo y forma.

Hasta aquí lo que se informa oficialmente. Paralelo a ello, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador reiteradamente ha comentado, que se está preparado, en sí que el país está en condiciones de enfrentar el virus (por el bien de todos esperemos y así sea).

Pero qué pasaría si como lo dice el subsecretario López Gatell que para finales de marzo se dará un brote “contagio comunitario” y éste no es contenido, ahí sí se abriría toda una caja de pandora con efectos muy negativos y en diversos órdenes.

Empezando por el de la salud, donde se pondrá a prueba el sistema en la materia. Al respecto, voces expertas e independientes afirman que el país desde el punto de vista institucional, no está preparado; de hecho, se está en condiciones muy vulnerables: desabasto de medicinas, instalaciones insalubres (para muestra el hospital de Pemex, donde se están muriendo por haberles aplicado medicamentos infectados y una larga lista de etcéteras).

Si no se controla el brote y se masifica generando estadísticas elevadas de mortandad, más allá que se enlute el país sería casi la tumba política de AMLO por haberse anticipado imprudentemente ¡el sello de la casa a subestimar el problema! hasta mofarse cuando ya estaba en puerta y no haber tomado las medidas pertinentes y oportunas y el pagano por supuesto el pueblo.

Ante esto último planteado, AMLO en “jaque” y puede ser “mate”. Desde el punto de vista económico el mismo secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera Gutiérrez, aceptó que tal virus impactará la economía mexicana.

Desde que la afectación económica es a nivel internacional y México no está desarticulado de ella, por inercia será arrastrado, pero la verdadera amenaza será interna a razón que si el brote se masifica y cobra vidas, el miedo colectivo pasará a la psicosis y ésta paralizará gran parte de las dinámicas sociales cotidianas y con ello la economía se detendrá.

Ante tal cuadro, las microempresas, el ambulantaje, y las capas sociales más vulnerables económicamente serán las más afectadas por la falta de circulante y si esto se agudiza, pudiera detonarse otro brote pero de violencia y delincuencia.

Después de todo este adverso escenario, el sub secretario citado “medio” lo atenuó al dar a conocer el “Plan anti impactos contra el COVID-19”, el cual consistirá en adelantar las inversiones y adquisiciones para reactivar la economía, así como destinar con agilidad el gasto a los Estados y Municipios, en si técnicamente es hablar de un plan anti cíclico y para ello al parecer el gobierno federal cuenta con los recursos económicos, los cuales son parte de todos los subejercicios que no se llevaron a cabo. Esperemos que tal programa cuando se aplique, sea con éxito.

Como conclusión, el virus COVID-19, que no tarda en sentar sus reales en México, lo cual no sólo reta al Gobierno de la República sino a los locales y ya ni decir, a AMLO.

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