/ jueves 13 de agosto de 2020

Visión

Todo un desorden y con afectación económica


Un día se dice una cosa, al otro otra, y al otro, todo lo contrario ¡Ni más ni menos a la Gatell! Comodije, un día se habla del sello turístico Viaje Seguro que otorga el Consejo Mundial de Viajes y Turismo, que para ser claro toda empresa sin importar el ramo que cumpla con una lista interminable, infructuosa y onerosa de requerimientos sanitarios y de seguridad, podrá operar ostentando tal distinción.

Pero al día siguiente, se decreta la restricción de horarios para la venta de bebidas con contenido alcohólico entre semana y los domingos ley seca. Y por esa línea de las desavenencias, al otro día la diputada local Sandra Amaya Rosales, afirma que el Congreso no fue tomado en cuenta para tal decreto y por ende, es ilegal. De tal razón, no es más que un decreto cívico y que con un amparo “no pasa nada”.

Claro que pasa, ya que al final todo este controvertido escenario se traduce en pérdida económica para las empresas formales, y jauja para las informales ¡Arriba el clandestinaje! Y hablar de las ventanas clandestinas, es hablar de toda una falacia ya que todo mundo sabe donde se ubican.

Ahora bien, el tema de la restricción, cada jornada electoral se pone de manifiesto con la nociva y represiva ley seca, la cual en lo único que contribuye es que con tal restricción se incita a la compra premeditada, precisamente de alcohol y lo peor, es que todo ese consumo no se da en lugares que están debidamente reglamentados, y por ende son seguros y más en estas circunstancias de pandemia, porque se supone que los que están aperturados es porque ya cumplieron con todo el protocolo, que para el caso, aquí en Durango se le ha llamado “mesa segura”.

De regreso a la restricción, con ésta, lo único que se está impulsando es la recreación desorganizada: fiestas particulares, donde no hay ningún tipo de control.

Ante todo lo planteado, por un lado se entiende de la buena intención de parte de las autoridades para controlar el tema del Covid-19, pero por el otro y ante todo lo expuesto, la medida restrictiva no se justifica.

Todo un desorden y con afectación económica


Un día se dice una cosa, al otro otra, y al otro, todo lo contrario ¡Ni más ni menos a la Gatell! Comodije, un día se habla del sello turístico Viaje Seguro que otorga el Consejo Mundial de Viajes y Turismo, que para ser claro toda empresa sin importar el ramo que cumpla con una lista interminable, infructuosa y onerosa de requerimientos sanitarios y de seguridad, podrá operar ostentando tal distinción.

Pero al día siguiente, se decreta la restricción de horarios para la venta de bebidas con contenido alcohólico entre semana y los domingos ley seca. Y por esa línea de las desavenencias, al otro día la diputada local Sandra Amaya Rosales, afirma que el Congreso no fue tomado en cuenta para tal decreto y por ende, es ilegal. De tal razón, no es más que un decreto cívico y que con un amparo “no pasa nada”.

Claro que pasa, ya que al final todo este controvertido escenario se traduce en pérdida económica para las empresas formales, y jauja para las informales ¡Arriba el clandestinaje! Y hablar de las ventanas clandestinas, es hablar de toda una falacia ya que todo mundo sabe donde se ubican.

Ahora bien, el tema de la restricción, cada jornada electoral se pone de manifiesto con la nociva y represiva ley seca, la cual en lo único que contribuye es que con tal restricción se incita a la compra premeditada, precisamente de alcohol y lo peor, es que todo ese consumo no se da en lugares que están debidamente reglamentados, y por ende son seguros y más en estas circunstancias de pandemia, porque se supone que los que están aperturados es porque ya cumplieron con todo el protocolo, que para el caso, aquí en Durango se le ha llamado “mesa segura”.

De regreso a la restricción, con ésta, lo único que se está impulsando es la recreación desorganizada: fiestas particulares, donde no hay ningún tipo de control.

Ante todo lo planteado, por un lado se entiende de la buena intención de parte de las autoridades para controlar el tema del Covid-19, pero por el otro y ante todo lo expuesto, la medida restrictiva no se justifica.

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