/ viernes 10 de junio de 2022

¿Y ahora qué sigue, cumplir las promesas?

No es lo mismo ver los toros desde la barrera que torearlos en la arena. Lo que el clásico diría: Es muy distinto ser candidato que ser gobernador. La sociedad duranguense ha visto desfilar a muchos gobernadores, pero ninguno ha cumplido lo que promete.

Un día nos prometieron que Durango “iría hacia la grandeza” y todavía estamos esperando. Han pasado desde entonces más de 30 años de gobernadores recientes, y como dijo don Teofilito… seguiremos esperando, y no sabemos cuántos sexenios más para que Durango deje de ser el “cangrejo del norte”.

Cuando las políticas y los políticos del partido del puesto popular que busquen, siempre prometen lo que ellos saben jamás cumplirán, por aquello de que las políticas y los políticos nunca dicen lo que piensan, y nunca hacen lo que dicen. Sin embargo, la sociedad les ha dado el beneficio de la duda en cada elección, pero también da la impresión de que la sociedad no tiene memoria.

Desde hace mucho tiempo hemos caído “en las trampas de la fe” o el canto de las sirenas. Ojalá que en nuestro estado pronto se legisle para tener revocación de mandato, y así poder decirles “cobras tu última quincena y te vas”.

Hoy, ya pasado el proceso electoral, quienes ganaron tienen la obligación de gobernar para todos, gobernar sin privilegios, donde no haya ciudadanos de primera, segunda o de tercera. No se podría pasar por alto que las promesas de campaña que se hicieron deben ser parte de un gobierno y de políticas públicas, para hacer realidad lo que se prometió.

Una de las graves fallas de la partidocracia local es creer que cuando gobiernan el poder es su patrimonio, y no que el pueblo se los da mediante el voto, pero no debe de confundirse con que se les escritura para que gobiernen sólo para unos cuantos amigos, amigas, compadres y familiares.

¿Cuál es la mejor manera de defender Durango? Muy sencillo: Cumpliendo las promesas que el ganador o ganadora hizo en su campaña para que votaran por él o por ella. Hay testimonios impresos, electrónicos y en las redes sociales.

Nos gustaría que el día de su toma de protesta, el próximo gobernador y los 39 presidentes municipales, ratifiquen lo que prometieron y que no fueron solo discursos de campaña, y que estas promesas serán las más importantes para sus políticas públicas y que, además, año con año, durante sus informes, nos digan qué promesas han sido cumplidas y cuáles no. ¿Ya llegaría al poder en estas elecciones la política o el político que desde ha mucho tiempo ha esperado Durango?

Es el momento de que la alianza Va por Durango nos muestre la congruencia de sus discursos de campaña. Lo mismo que no están utilizando a la sociedad como trampolín para 2024. Las alianzas y coaliciones que permite la ley electoral, no deben ser “quítate tú para llegar yo”.

Nadie puede negar que en Durango y en el país, ha habido alternancia, pero estamos muy lejos de una verdadera transición democrática. Quizá sea la hora de hacer en lugar de solamente prometer. Si la sociedad acude a las urnas, también tiene el derecho de exigir que se le cumpla lo que se le promete.

No hay que olvidar que si votamos por ellos también les pagamos sus salarios, les pagamos sus campañas, y por si fuera poco, los privilegios que obtienen con el poder.

No es lo mismo ver los toros desde la barrera que torearlos en la arena. Lo que el clásico diría: Es muy distinto ser candidato que ser gobernador. La sociedad duranguense ha visto desfilar a muchos gobernadores, pero ninguno ha cumplido lo que promete.

Un día nos prometieron que Durango “iría hacia la grandeza” y todavía estamos esperando. Han pasado desde entonces más de 30 años de gobernadores recientes, y como dijo don Teofilito… seguiremos esperando, y no sabemos cuántos sexenios más para que Durango deje de ser el “cangrejo del norte”.

Cuando las políticas y los políticos del partido del puesto popular que busquen, siempre prometen lo que ellos saben jamás cumplirán, por aquello de que las políticas y los políticos nunca dicen lo que piensan, y nunca hacen lo que dicen. Sin embargo, la sociedad les ha dado el beneficio de la duda en cada elección, pero también da la impresión de que la sociedad no tiene memoria.

Desde hace mucho tiempo hemos caído “en las trampas de la fe” o el canto de las sirenas. Ojalá que en nuestro estado pronto se legisle para tener revocación de mandato, y así poder decirles “cobras tu última quincena y te vas”.

Hoy, ya pasado el proceso electoral, quienes ganaron tienen la obligación de gobernar para todos, gobernar sin privilegios, donde no haya ciudadanos de primera, segunda o de tercera. No se podría pasar por alto que las promesas de campaña que se hicieron deben ser parte de un gobierno y de políticas públicas, para hacer realidad lo que se prometió.

Una de las graves fallas de la partidocracia local es creer que cuando gobiernan el poder es su patrimonio, y no que el pueblo se los da mediante el voto, pero no debe de confundirse con que se les escritura para que gobiernen sólo para unos cuantos amigos, amigas, compadres y familiares.

¿Cuál es la mejor manera de defender Durango? Muy sencillo: Cumpliendo las promesas que el ganador o ganadora hizo en su campaña para que votaran por él o por ella. Hay testimonios impresos, electrónicos y en las redes sociales.

Nos gustaría que el día de su toma de protesta, el próximo gobernador y los 39 presidentes municipales, ratifiquen lo que prometieron y que no fueron solo discursos de campaña, y que estas promesas serán las más importantes para sus políticas públicas y que, además, año con año, durante sus informes, nos digan qué promesas han sido cumplidas y cuáles no. ¿Ya llegaría al poder en estas elecciones la política o el político que desde ha mucho tiempo ha esperado Durango?

Es el momento de que la alianza Va por Durango nos muestre la congruencia de sus discursos de campaña. Lo mismo que no están utilizando a la sociedad como trampolín para 2024. Las alianzas y coaliciones que permite la ley electoral, no deben ser “quítate tú para llegar yo”.

Nadie puede negar que en Durango y en el país, ha habido alternancia, pero estamos muy lejos de una verdadera transición democrática. Quizá sea la hora de hacer en lugar de solamente prometer. Si la sociedad acude a las urnas, también tiene el derecho de exigir que se le cumpla lo que se le promete.

No hay que olvidar que si votamos por ellos también les pagamos sus salarios, les pagamos sus campañas, y por si fuera poco, los privilegios que obtienen con el poder.