Una visita a las salas de cine o rentar una película en Blockbuster, fueron los primeros encuentros que tuvo Allis Palma con el séptimo arte. Sus padres al ver que ella lo disfrutaba mucho de esa actividad, le regalaron una cámara, de esas que en los años 90 había que colocarles un casete para grabar las imágenes que posteriormente reproducían en un gran televisor.
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Recuerda lo feliz que fue con su primer cámara, cómo la utilizaba para grabar a su hermana siendo la actriz principal de las historias que se le ocurrían, y todo lo que se cruzaba a su paso, incluido a su gato, como una serie documental de la vida de una niña que en ese momento no sabía que se convertiría en la primera mujer que encabeza a un equipo de filmación de un largometraje hecho cien por ciento por duranguenses.
Pero eso sucede muchos años después. Primero Allis tuvo que elegir una carrera, “una de verdad”, dice entre risas mientras cuenta que diseño gráfico publicitario, resultaba una opción convincente para sus padres y una en la que ella podría desarrollarse profesionalmente y que no estaba tan alejado de sus sueños de ser cineasta profesional.
Sin embargo, el tiempo, su mente y la misma dinámica laboral, le decían a gritos que ese no era el lugar para ella, que debía dejarlo todo y perseguir lo que tanto había soñado desde aquellas tardes de cine sentada en una de esas butacas acompañada de su familia.
Recuerda haber vivido momentos oscuros durante ese proceso, incluso necesitó de ayuda profesional, pues no encontraba una motivo o un rumbo para su vida. Fue ahí cuando su terapeuta la animó a buscar algo que la hiciera feliz y por fin tomó la decisión de enfocarse en lo que verdaderamente le apasionaba… el mundo del cine.
“Entré a un taller de actuación con el maestro Ricardo Cárdenas y de ahí empecé a mejorar, empecé a hacer teatro otra vez. Tuve mi primer protagónico, le ayudé en codirección, estuve en cabina y poco a poco fui escalando”, contó con un brillo especial en la mirada y una sonrisa que delata su felicidad mientras recuerda aquellos años.
Aunque ama el teatro, nunca olvidó su pasión por el cine, por eso abrió su propio canal de YouTube llamado Syberia.tv donde comenzó a subir sus sketchs y cortometrajes. Además luego de haber pasado por episodios de ansiedad y depresión, también le dio foco a esa temática y de a poco fue rodeándose de personas con el mismo gusto por el arte.
Los premios
La primera oportunidad que tuvo Allis dentro del mundo cinematográfico llegó en el año 2016, en el concurso de “Hecho en Durango", y no la desaprovechó. Ahí obtuvo su primer premio a la historia mejor contada en un minuto. Aún recuerda la idea que surgió desde su propia experiencia al enfrentar problemas de salud mental.
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Así han nacido muchas historias creadas desde su ingenio, creatividad y mucho de lo prendido en sus lecturas de psicología, pues aunque no la estudia como algo a lo que piensa dedicarse, dice que la motivan para la construcción de sus personajes.
Alicia, más del agua, una historia que define como una comedia de doble sentido, con un humor muy particular y muy disparatado, pero cuyo mensaje central se centra en el amor propio y el vencer los estereotipos, nació bajo el concepto de una obra de teatro poco valorada. De ahí que decidió hacerlo en un cortometraje al que solo invitaron a sus familias.
Sin embargo al someterlo a un concurso para jóvenes creadores, lanzado por el Instituto de Cultura del Estado de Durango (ICED), recibió financiamiento para convertirlo en un largometraje, el primero en su historia profesional.
Con este Allis no solo ganó el apoyo para realizarlo, sino también el reconocimiento de todos aquellos conocidos, seguidores, y público en general, quienes se emocionaron tanto como ella en la proyección que se realizó en la Cineteca Municipal y donde le pidieron que se quedara como parte de la cartelera.
“Soy la primera mujer en ganar ese premio en Durango. Soy la primera directora duranguense en hacer largometrajes habiendo utilizado únicamente talento duranguense”, dice orgullosa de su propio ejemplo de constancia, trabajo y dedicación; características que la han llevado a ganar premios como el Festival Paloma Itinerante y uno más en Los Ángeles, California, con el cortometraje A plena vista y que la llevó a incursionar en el cine de terror.
Además junto a su equipo, fue invitada al Festival de Morelia, donde expondrán uno de sus trabajos, y participante de otro festival de cine más organizado en España.