La colonia Santa María fue el lugar en el cual Rafael del Campo a temprana edad conoció y transformo el barro, lo cual hizo que surgiera la curiosidad por preservar sus modelados.
El artista duranguense que tiene en su haber más de 100 exposiciones que ha mostrado en Estados Unidos, Canadá, México entre otros países, se dio cuenta de sus dotes artísticos cuando su familia se mudo a la colonia antes citada, “no había agua potable, había norias, de ahí sacaban el barro, al llover lo llevaba a mi cuarto para moldearlo, tenía como 4 o 5 años, con el paso del tiempo me di cuenta que había dificultad para mantener las esculturas cuando no había lluvia, ya que los sacaba al sol y se fracturaban, es de ahí que empiezo a investigar y con el paso del tiempo patento la técnica arcillas mágicas, que consiste en modelar, pintar y hornear la acilla”, relató el artista.
Rafael del Campo cuenta con innumerables obras, las cuales se rigen por tres temas fundamentales: prehispánico, llegada de los europeos y contemporáneo, bajo dichos preceptos se montó la exposición que consta de 26 obras en el Club Campestre.
Las obras presentadas por Del Campo juegan entre sí, para formar historias en donde la raíces se mezclan con las visiones actuales, es por ello que en dicha muestra los temas “Extracción maya”, “Caballero de la noche” , “Niños Huicholes” o “Rafael Arcángel” fueron el foco de atención de los asistentes quienes apreciaron detalladamente la técnica del artista.
Con cerca de 90 años, Rafael del Campo indicó que ya no busca buscar montar exposiciones a menos que sea una petición extraordinaria, que su legado artístico lo heredará a sus hijos, por tanto está dedicado actualmente a impartir curos de su técnica y a la par correr maratones, “yo voy donde va mi espíritu” finalizó.
