La celebración conocida tradicionalmente como Día de Reyes, memorable el 06 de enero, originariamente es la fiesta de la Epifanía, que comenzó a festejarse desde los primeros siglos del cristianismo porque recuerda la manifestación que tuvo Jesús a todos los pueblos, o su presentación pública.
Ante la proximidad de la fecha, el vocero de la Arquidiócesis de Durango, Noé Soto, explicó que después de que nace el niño Dios, el día 25 de diciembre, se va a presentar a todos los pueblos, para que todo el mundo llegue a conocerlo. Los tres reyes magos que llegan de oriente, representan a los distintos pueblos.
La celebración comienza desde el día 05 en la noche, al compartir la rosca con la familia, y recordando que los reyes acudieron a conocer y adorar al niño Jesús.
La rosca es redonda porque representa la eternidad de Dios y en el interior trae escondidos a niños no muñequitos, para quien los encuentra se considera de buena suerte y tiene la oportunidad de aprender a compartir, por eso deben invitar unos tamales o comida, porque sirve a los demás y ayudan a los demás.
Es también el símbolo de los reyes magos, que encontraron al niño Dios y cambiaron su forma de ser, ellos entregaron oro por el rey que acababa de nacer, el incienso que se le da a los dioses y la mirra, un perfume que se utilizaba en la antigüedad por los hombres, por eso se le reconoce como hombre.
El significado de las ofrendas es ofrecerle oro a Cristo como rey, como Dios y como hermano, un humano junto a los demás.