/ miércoles 13 de mayo de 2020

Yoshio, el mejor intérprete del Festival OTI

Gustavo Nakatani se llamaba en realidad, el cantante y actor mexicano

Gustavo Nakatani se llamaba en realidad, el cantante y actor mexicano Yoshio, ganador del Festival Nacional de la OTI en 1981, con la canción de Felipe Gil, Lo que pasó, pasó. Con esta misma melodía y en base a su gran interpretación, Yoshio conquistó el tercer lugar en la etapa internacional de dicho certamen, celebrada en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México.

Fue un largo camino el que tuvo que recorrer el cantante de ascendencia oriental para llegar a conquistar el corazón del público, pero a base de talento y tesón, realizó sus metas. Ya le había prometido a sus padres una carrera artística, de ahí que abandonó la escuela a los 18 años de edad y formó un grupo musical para interpretar sus propias canciones, pues también era compositor.

Reacio a desvelar su vida privada, en realidad hay poca información acerca de este extraordinario cantante, quien tres veces fue distinguido como el mejor intérprete del Festival de la OTI (Organización de la Televisión Iberoamericana), donde finalmente se convirtió en solista.

Hijo de padre japonés y madre mexicana, Yoshio nació un 15 de octubre. Su padre, Yosi-Hei, llegó a nuestro país en 1931 como parte de una compañía dedicada a elaborar botones de concha nácar, y se instaló en el populoso barrio de La Merced, en la capital mexicana, donde conoció a la madre de sus hijos y al poco tiempo estableció una pequeña fábrica de cacahuates japoneses, cuya marca todavía se expende en el mercado, por cierto.

“Yo no hablo japonés porque, sinceramente, había poca comunicación en la familia debido al idioma, papá más bien se dedicaba a trabajar y en ocasiones subía a cantar en la azotea. De hecho, fue el cantante oficial de la colonia japonesa en México”, contó Yoshio en alguna entrevista revelando sus orígenes musicales.

Yoshio canatante

La pareja procreó ocho hijos, dos de los cuales fallecieron, quedándose Yoshio como el menor de tres mujeres y tres varones. Uno de ellos se convirtió en un destacado pintor acuarelista, Carlos Nakatani. Yoshio, significa hombre noble.

Fue en el año 1982 cuando Gustavo ya convertido en toda una estrella en la industria del disco, representó a México en el prestigiado Festival Yamaha, celebrado en Tokio, y aprovechó para conocer a la familia de su padre, es decir, a su propia familia.

Estamos hablando del año 1973 cuando Yoshio comienza a componer sus canciones y el OTI lo invita a participar por primera vez, actuando con su grupo. Años después, dada la calidad del muchacho, el comité organizador decide lanzarlo en solitario, conquistando tres medalles al mejor intérprete masculino.

En Tokio, la canción Enséñame a querer, de Mario Molina Montes obtiene medalla de plata y en la voz de Yoshio, quien se hace con la de oro al mejor intérprete.

Su carrera en la actuación

Silvia Pinal lo invitó a actuar en la serie Mujer, casos de la vida real y también intervino en La hora marcada, aquí alternando con María Rojo, mientras fue coestelar con Ana Martin en la telenovela El pecado de Oyuki; luego participó en El cristal empañado, Una luz en el camino y Pasión, ésta en 2007, en un papel especialmente escrito para él por instrucciones de Carla Estrada.

Yoshio además condujo en MVS el programa musical Ahora toca. Grabó 26 producciones discográficas y entre otros de sus éxitos recordaremos la melodía Reina de corazones.


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Gustavo Nakatani se llamaba en realidad, el cantante y actor mexicano Yoshio, ganador del Festival Nacional de la OTI en 1981, con la canción de Felipe Gil, Lo que pasó, pasó. Con esta misma melodía y en base a su gran interpretación, Yoshio conquistó el tercer lugar en la etapa internacional de dicho certamen, celebrada en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México.

Fue un largo camino el que tuvo que recorrer el cantante de ascendencia oriental para llegar a conquistar el corazón del público, pero a base de talento y tesón, realizó sus metas. Ya le había prometido a sus padres una carrera artística, de ahí que abandonó la escuela a los 18 años de edad y formó un grupo musical para interpretar sus propias canciones, pues también era compositor.

Reacio a desvelar su vida privada, en realidad hay poca información acerca de este extraordinario cantante, quien tres veces fue distinguido como el mejor intérprete del Festival de la OTI (Organización de la Televisión Iberoamericana), donde finalmente se convirtió en solista.

Hijo de padre japonés y madre mexicana, Yoshio nació un 15 de octubre. Su padre, Yosi-Hei, llegó a nuestro país en 1931 como parte de una compañía dedicada a elaborar botones de concha nácar, y se instaló en el populoso barrio de La Merced, en la capital mexicana, donde conoció a la madre de sus hijos y al poco tiempo estableció una pequeña fábrica de cacahuates japoneses, cuya marca todavía se expende en el mercado, por cierto.

“Yo no hablo japonés porque, sinceramente, había poca comunicación en la familia debido al idioma, papá más bien se dedicaba a trabajar y en ocasiones subía a cantar en la azotea. De hecho, fue el cantante oficial de la colonia japonesa en México”, contó Yoshio en alguna entrevista revelando sus orígenes musicales.

Yoshio canatante

La pareja procreó ocho hijos, dos de los cuales fallecieron, quedándose Yoshio como el menor de tres mujeres y tres varones. Uno de ellos se convirtió en un destacado pintor acuarelista, Carlos Nakatani. Yoshio, significa hombre noble.

Fue en el año 1982 cuando Gustavo ya convertido en toda una estrella en la industria del disco, representó a México en el prestigiado Festival Yamaha, celebrado en Tokio, y aprovechó para conocer a la familia de su padre, es decir, a su propia familia.

Estamos hablando del año 1973 cuando Yoshio comienza a componer sus canciones y el OTI lo invita a participar por primera vez, actuando con su grupo. Años después, dada la calidad del muchacho, el comité organizador decide lanzarlo en solitario, conquistando tres medalles al mejor intérprete masculino.

En Tokio, la canción Enséñame a querer, de Mario Molina Montes obtiene medalla de plata y en la voz de Yoshio, quien se hace con la de oro al mejor intérprete.

Su carrera en la actuación

Silvia Pinal lo invitó a actuar en la serie Mujer, casos de la vida real y también intervino en La hora marcada, aquí alternando con María Rojo, mientras fue coestelar con Ana Martin en la telenovela El pecado de Oyuki; luego participó en El cristal empañado, Una luz en el camino y Pasión, ésta en 2007, en un papel especialmente escrito para él por instrucciones de Carla Estrada.

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