Una de las fechas más significativas para los cristianos es precisamente la Navidad, y es que para ellos esta celebración es toda una tradición, de ahí que en los hogares y templos, los fieles se organizan para llevar a cabo la tradicional pedida de posada, quebrar piñatas, cenar platillos típicos y por supuesto celebrar la Santa Misa para recordar el nacimiento de Jesús es una de las fechas más importantes dentro de su calendario.
El arzobispo de Durango, Faustino Armendariz Jiménez, recuerda que cuando era niño, en su natal Magdalena de Kino, Sonora, su familia se reunía siempre para cenar en Noche Buena. Disfrutar esos momentos en una familia de nueve hermanos significa que no siempre el Niño Dios te traerá lo que pides.
Y es que cuando era pequeño siempre deseó tener una bicicleta “no me llegó lo que yo quería, pero agradezco lo que nos traían que era especialmente ropa y algún juguete”. Entre risas asegura que eran tantos en casa, que sus padres no tenían el recurso suficiente para comprar tantas.
Pese a ello el ánimo nunca decayó, por el contrario recuerda con nostalgia que en aquellos años su madre preparaba para toda la familia el pavo en horno de leña, lo mismo sucedía con los tradicionales tamales, que no pueden faltar en las mesas mexicanas durante esta temporada.
Si bien es cierto cuando era niño no solía apoyar en la preparación de la cena navideña, y muy joven ingresó al Seminario para iniciar su educación sacerdotal, cuenta que sólo llegaba a casa para pasar la temporada de Noche Buena, Navidad y año nuevo con su familia, y posteriormente regresar a sus estudios.
Pese a ello aún continúan con la tradición de reunirse toda la familia año con año, aunque no durante la Navidad, “afortunadamente tengo a mis papás y nos reunimos en el contexto de esos días para cenar juntos, aunque no sea el mismo día de Navidad”, aunque ahora la familia de 11 integrantes ha crecido con la llegada de los esposos y esposas de sus hermanos, así como nietos e incluso bisnietos.
Ahora son sus hermanas quienes preparan la comida, pues su madre ya no puede hacerlo, sin embargo lo hacen siguiendo la receta heredada “se arma un buen ambiente familiar”, comenta con una sonrisa en los labios.
A un mes de su llegada a Durango, el arzobispo Faustino Armendariz, cuenta que en esta ocasión pasará estas fechas decembrinas con los feligreses duranguenses, su familia en estos momentos. “Estaré en la Arquidiócesis celebrando esta noche santa en la Catedral Basílica de Durango y compartiendo la fe con todos aquellos que celebran este acontecimiento de la venida del salvador”.