/ jueves 8 de julio de 2021

De verbena popular a una feria nacional, esta es la historia de la Fenadu

Desde hace 76 años que inició la primera festividad para recordar la fundación de esta ciudad capital, se ha convertido en un ícono que marcó a más de 4 generaciones de duranguenses

Desde hace 76 años que inició la primera festividad para recordar la fundación de esta ciudad capital que hoy cumple 458 años, se ha convertido en un ícono que marcó a más de 4 generaciones de duranguenses y al paso del tiempo han hecho de estas fiestas un punto de encuentro para la unión familiar y refuerzo de su identidad cultural; se han vuelto un elemento muy importante, aunque en este momento de pandemia puede prescindirse de ellas.

Así lo sostiene en charla para OEM el historiador y cronista de la ciudad, Javier Guerrero Romero, quien dejó en claro que sí es necesaria la Feria o Fiestas de la Ciudad debido a la importancia que ha tomado, sin embargo Durango hoy vive una situación sanitaria complicada que impide su realización por segundo año consecutivo y deberá esperarse a que todo mejore.

Brevemente narró que desde 1945 surgió la idea de celebrar el acto fundacional de Durango capital un 8 de julio, fecha que por cierto estuvo perdida por años y luego de investigaciones logró saberse el día exacto en que se fundó la Nueva Vizcaya por parte del conquistador Francisco de Ibarra.

Verbena popular que duraba 8 horas

Duranguenses distinguidos de la época como don Ignacio Gallegos Caballero y Atanacio G. Sarabia iniciaron la celebración con una verbena popular en la Plaza de Armas y que duraba solamente unas cuantas horas el 8 de julio, donde se escenificaba el acto de fundación, leían poesía y cantaban elogios a la ciudad. En 1950 se elige la primera reina de las fiestas, va tomando un matiz de mayor importancia porque ya hay más personas involucradas en su organización y comienzan a traer caravanas de artistas del momento, por lo que la festividad se prolongaba varios días.

Para 1963 cuando se celebraba el 400 aniversario, ya el Estado toma las riendas de la festividad y organiza una gran fiesta que comienza con la inauguración de la Plaza IV Centenario y la Feria se expande a lo largo del Paseo de las Alamedas, llegando incluso hasta Parque Guadiana y para ello participaban organizaciones como la Canaco, en una fiesta que ese año duró 14 días.

Inicia construcción de un distrito ferial

Para 1972 Las Alamedas eran insuficientes y se construyen las primeras instalaciones de la Feria, un espacio dedicado exprofeso a la celebración que por su tamaño y ubicación eran ideales para la fiesta cuyas dimensiones ya eran mucho mayores con el paso de los años. Frente a la ciudad deportiva, era una zona entonces despoblada y que incorporó la exposición ganadera e industrial, con duración de 15 a 21 días.

Aproximadamente en el año 2 mil el gobernador Guerrero Mier inició la construcción del nuevo recinto ferial donde hoy se ubica, sin embargo Ismael Hernández fue quien inauguró la primera etapa y se consolidó en la administración de Jorge Herrera Caldera, llegando a ser un lugar muy amplio distinguiéndose entre los mejores del país por su tamaño y funcionalidad.

Foto: Cortesía | FENADU

Desde que las fiestas de la ciudad se consolidaron a partir de 1972, fueron convirtiéndose en un punto de encuentro para las familias duranguenses, donde se expone lo mejor que produce el estado como su ganadería, actividad forestal, comercio, gastronomía, atracciones mecánicas y área de restaurantes, entre otros. Forma parte ya de los elementos que le dan identidad a esta ciudad capital.

Ya más de 4 generaciones han disfrutado ésta festividad que se ha convertido en un espacio de recreación, pero sobre todo un punto de encuentro, es algo esperado cada año por todos; resulta una actividad sí necesaria, pero no imprescindible ahorita, aclara el historiador refiriéndose al momento actual.

Se añora la Feria, pero debe esperar

Espacios como la Fenadu hacen falta para la recreación y entretenimiento de los duranguenses, ya que además se puede hacerse comercio, generar una actividad que le da vida a la ciudad e incluso reactiva la economía durante su duración, sostiene Guerrero Romero.

Hoy por razones sanitarias no se ha podido celebrar esta feria, pero en cuanto las condiciones se den deberá retomarse porque si hace falta. La gente añora su llegada, da un sentido de pertenencia y arraigo, aunque aparentemente "siempre es lo mismo", eso es falso porque cada Feria es diferente y el ejemplo se ve con el tamaño de las instalaciones y la proyección que ha tomado la celebración.

Foto: Lulú Murillo | El Sol de Durango

A 76 años de distancia lo que fue en sus inicios una simple verbena cultural de unas cuantas horas, hoy es una gran festividad que dura hasta 20 días cuya importancia ha trascendido, convirtiéndose en una de las ferias más importantes de la región, con instalaciones envidiables; aunque deberá esperarse a que esta pandemia termine para poder retomarla, concluye en su plática el especialista de la historia y cultura de Durango.

Desde hace 76 años que inició la primera festividad para recordar la fundación de esta ciudad capital que hoy cumple 458 años, se ha convertido en un ícono que marcó a más de 4 generaciones de duranguenses y al paso del tiempo han hecho de estas fiestas un punto de encuentro para la unión familiar y refuerzo de su identidad cultural; se han vuelto un elemento muy importante, aunque en este momento de pandemia puede prescindirse de ellas.

Así lo sostiene en charla para OEM el historiador y cronista de la ciudad, Javier Guerrero Romero, quien dejó en claro que sí es necesaria la Feria o Fiestas de la Ciudad debido a la importancia que ha tomado, sin embargo Durango hoy vive una situación sanitaria complicada que impide su realización por segundo año consecutivo y deberá esperarse a que todo mejore.

Brevemente narró que desde 1945 surgió la idea de celebrar el acto fundacional de Durango capital un 8 de julio, fecha que por cierto estuvo perdida por años y luego de investigaciones logró saberse el día exacto en que se fundó la Nueva Vizcaya por parte del conquistador Francisco de Ibarra.

Verbena popular que duraba 8 horas

Duranguenses distinguidos de la época como don Ignacio Gallegos Caballero y Atanacio G. Sarabia iniciaron la celebración con una verbena popular en la Plaza de Armas y que duraba solamente unas cuantas horas el 8 de julio, donde se escenificaba el acto de fundación, leían poesía y cantaban elogios a la ciudad. En 1950 se elige la primera reina de las fiestas, va tomando un matiz de mayor importancia porque ya hay más personas involucradas en su organización y comienzan a traer caravanas de artistas del momento, por lo que la festividad se prolongaba varios días.

Para 1963 cuando se celebraba el 400 aniversario, ya el Estado toma las riendas de la festividad y organiza una gran fiesta que comienza con la inauguración de la Plaza IV Centenario y la Feria se expande a lo largo del Paseo de las Alamedas, llegando incluso hasta Parque Guadiana y para ello participaban organizaciones como la Canaco, en una fiesta que ese año duró 14 días.

Inicia construcción de un distrito ferial

Para 1972 Las Alamedas eran insuficientes y se construyen las primeras instalaciones de la Feria, un espacio dedicado exprofeso a la celebración que por su tamaño y ubicación eran ideales para la fiesta cuyas dimensiones ya eran mucho mayores con el paso de los años. Frente a la ciudad deportiva, era una zona entonces despoblada y que incorporó la exposición ganadera e industrial, con duración de 15 a 21 días.

Aproximadamente en el año 2 mil el gobernador Guerrero Mier inició la construcción del nuevo recinto ferial donde hoy se ubica, sin embargo Ismael Hernández fue quien inauguró la primera etapa y se consolidó en la administración de Jorge Herrera Caldera, llegando a ser un lugar muy amplio distinguiéndose entre los mejores del país por su tamaño y funcionalidad.

Foto: Cortesía | FENADU

Desde que las fiestas de la ciudad se consolidaron a partir de 1972, fueron convirtiéndose en un punto de encuentro para las familias duranguenses, donde se expone lo mejor que produce el estado como su ganadería, actividad forestal, comercio, gastronomía, atracciones mecánicas y área de restaurantes, entre otros. Forma parte ya de los elementos que le dan identidad a esta ciudad capital.

Ya más de 4 generaciones han disfrutado ésta festividad que se ha convertido en un espacio de recreación, pero sobre todo un punto de encuentro, es algo esperado cada año por todos; resulta una actividad sí necesaria, pero no imprescindible ahorita, aclara el historiador refiriéndose al momento actual.

Se añora la Feria, pero debe esperar

Espacios como la Fenadu hacen falta para la recreación y entretenimiento de los duranguenses, ya que además se puede hacerse comercio, generar una actividad que le da vida a la ciudad e incluso reactiva la economía durante su duración, sostiene Guerrero Romero.

Hoy por razones sanitarias no se ha podido celebrar esta feria, pero en cuanto las condiciones se den deberá retomarse porque si hace falta. La gente añora su llegada, da un sentido de pertenencia y arraigo, aunque aparentemente "siempre es lo mismo", eso es falso porque cada Feria es diferente y el ejemplo se ve con el tamaño de las instalaciones y la proyección que ha tomado la celebración.

Foto: Lulú Murillo | El Sol de Durango

A 76 años de distancia lo que fue en sus inicios una simple verbena cultural de unas cuantas horas, hoy es una gran festividad que dura hasta 20 días cuya importancia ha trascendido, convirtiéndose en una de las ferias más importantes de la región, con instalaciones envidiables; aunque deberá esperarse a que esta pandemia termine para poder retomarla, concluye en su plática el especialista de la historia y cultura de Durango.

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