/ miércoles 10 de febrero de 2021

El cielo no es el límite, joven piloto cumplió su sueño de volar

Dedicación y esfuerzo le bastaron para convertirse en piloto de la Fuerza Aérea Mexicana, y hoy con 23 años celebra el ser parte de una de las corporaciones que este 10 de febrero cumple 106 años de fundación

Desde los ocho años de edad Antonio Cruz Juárez tenía el sueño de convertirse en piloto, hoy a los 23 es subteniente piloto aviador militar y celebra junto con sus compañeros ser parte de la Fuerza Aérea Mexicana que este 10 de febrero cumple 106 años de su fundación.

“Yo no llegué a esta profesión por azares del destino, desde pequeño tenía mis metas, tenía ocho años y ya sabía que quería ser piloto aviador militar”, dijo que fue inspirado en la Ciudad de México cuando veía las pasadas aéreas y formaciones de aviones que se preparaban para la celebración del 16 de septiembre.

Foto: Ángel Meraz | El Sol de Durango

Hoy en día vuela entre dos y tres veces por semana, lo que le resulta satisfactorio porque su trabajo es algo que le apasiona y que soñó desde pequeño. Sobre sus experiencias en el aire, contó que ningún vuelo es igual y siempre descubre nuevas cosas.

Antonio ingreso al Colegio del Aire en Zapopan, Jalisco a los 18 años, y eligió piloto aviador, entre las carreras de meteorólogo, controlador de vuelo, y mecánico de aviación, se puede ingresar hasta los 21 años cumplidos y son cuatro años de estudios.

Como parte de su preparación tienen que volar aproximadamente 80 horas por año, aunque en el primero solo ven la parte teórica, en el segundo ya vuelan un avión Cesna 182; en el tercer año de carrera lo hacen en un Grob 120TP, y en el cuarto un Pilatus PC7, que alcanzan velocidades de 250 nudos equivalentes a 350 kilómetros por hora aproximadamente, aunque más lentos que los aviones comerciales.

Foto: Ángel Meraz | El Sol de Durango

Dijo que la aviación es una profesión de riesgo todo el tiempo, la seguridad operacional es constante porque la situación de alarma siempre va a estar ahí, lo único que tienen como arma es la capacitación y estudio constante porque la mayoría de los accidentes ocurren por factor humano.

Por eso antes de subir a un avión siempre estudia los procedimientos ya que son demasiados los que se requieren para hacer el vuelo, no puede omitir ningún paso, ni olvidar un proceso por más pequeño que sea.

Para los niños que tienen el sueño de convertirse en piloto aviador o cualquier otra profesión, mencionó que lo pueden lograr y no se requiere tener una buena posición económica o influencias para hacerlo, y Antonio es un claro ejemplo de ello, lo único que se requiere es mucha dedicación en los estudios y realizar un gran esfuerzo.

Destacó que cada año son más mujeres las que ingresan a la Fuerza Aérea Mexicana y todas están altamente capacitadas, como cualquiera de sus compañeros.

La Fuerza Aérea Mexicana se conforma de nueve mil elementos distribuidos en 19 bases aéreas, las más cercanas a la entidad son la de Culiacán y Chihuahua, todos ellos se encargan de salvaguardar el espacio aéreo mexicano.

Dentro de sus actividades están los reconocimientos aéreos, transportes de personal, reabastecimiento de víveres a bases operacionales, y evitar el ingreso de aeronaves al espacio aéreo. En contingencias especiales como la provocada por la pandemia de la Covid-19 participan en transportes de médicos e insumos y organizan la operación del traslado de vacunas.

La celebración de la Fuerza Aérea es para él y sus compañeros una fecha importante, pues se reconoce el trabajo que hacen diariamente todos los elementos del ejército que trabajan dentro de esta.

Desde los ocho años de edad Antonio Cruz Juárez tenía el sueño de convertirse en piloto, hoy a los 23 es subteniente piloto aviador militar y celebra junto con sus compañeros ser parte de la Fuerza Aérea Mexicana que este 10 de febrero cumple 106 años de su fundación.

“Yo no llegué a esta profesión por azares del destino, desde pequeño tenía mis metas, tenía ocho años y ya sabía que quería ser piloto aviador militar”, dijo que fue inspirado en la Ciudad de México cuando veía las pasadas aéreas y formaciones de aviones que se preparaban para la celebración del 16 de septiembre.

Foto: Ángel Meraz | El Sol de Durango

Hoy en día vuela entre dos y tres veces por semana, lo que le resulta satisfactorio porque su trabajo es algo que le apasiona y que soñó desde pequeño. Sobre sus experiencias en el aire, contó que ningún vuelo es igual y siempre descubre nuevas cosas.

Antonio ingreso al Colegio del Aire en Zapopan, Jalisco a los 18 años, y eligió piloto aviador, entre las carreras de meteorólogo, controlador de vuelo, y mecánico de aviación, se puede ingresar hasta los 21 años cumplidos y son cuatro años de estudios.

Como parte de su preparación tienen que volar aproximadamente 80 horas por año, aunque en el primero solo ven la parte teórica, en el segundo ya vuelan un avión Cesna 182; en el tercer año de carrera lo hacen en un Grob 120TP, y en el cuarto un Pilatus PC7, que alcanzan velocidades de 250 nudos equivalentes a 350 kilómetros por hora aproximadamente, aunque más lentos que los aviones comerciales.

Foto: Ángel Meraz | El Sol de Durango

Dijo que la aviación es una profesión de riesgo todo el tiempo, la seguridad operacional es constante porque la situación de alarma siempre va a estar ahí, lo único que tienen como arma es la capacitación y estudio constante porque la mayoría de los accidentes ocurren por factor humano.

Por eso antes de subir a un avión siempre estudia los procedimientos ya que son demasiados los que se requieren para hacer el vuelo, no puede omitir ningún paso, ni olvidar un proceso por más pequeño que sea.

Para los niños que tienen el sueño de convertirse en piloto aviador o cualquier otra profesión, mencionó que lo pueden lograr y no se requiere tener una buena posición económica o influencias para hacerlo, y Antonio es un claro ejemplo de ello, lo único que se requiere es mucha dedicación en los estudios y realizar un gran esfuerzo.

Destacó que cada año son más mujeres las que ingresan a la Fuerza Aérea Mexicana y todas están altamente capacitadas, como cualquiera de sus compañeros.

La Fuerza Aérea Mexicana se conforma de nueve mil elementos distribuidos en 19 bases aéreas, las más cercanas a la entidad son la de Culiacán y Chihuahua, todos ellos se encargan de salvaguardar el espacio aéreo mexicano.

Dentro de sus actividades están los reconocimientos aéreos, transportes de personal, reabastecimiento de víveres a bases operacionales, y evitar el ingreso de aeronaves al espacio aéreo. En contingencias especiales como la provocada por la pandemia de la Covid-19 participan en transportes de médicos e insumos y organizan la operación del traslado de vacunas.

La celebración de la Fuerza Aérea es para él y sus compañeros una fecha importante, pues se reconoce el trabajo que hacen diariamente todos los elementos del ejército que trabajan dentro de esta.

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