Desde hace casi 30 años la familia Villarreal Gil comenzó con la elaboración de piñatas, algo que de inicio fue para lograr un dinero extra, y que ahora se ha convertido en su ingreso principal, aunque con la pandemia bajaron sus ventas hasta un 40%, confían en que podrán recuperarse en estas fechas, además de que las personas ahora hacen sus festejos en casa y con piñatas más pequeñas.
Rodrigo Villarreal Gil, es el administrador de Piñatas Artesanales Gil, quien junto a su mamá han desarrollado el negocio, comentó que octubre y diciembre, son los mejores meses de venta pues se venden un poco más del doble, pero en este año, aunque sí han vendido algunas, no se compara con los ingresos de otros años.
Recuerda que en navidades anteriores les encargaban estrellas y renos grandes, pero ahora por la pandemia, los festejos y celebraciones son pequeños, en casa y con los familiares del círculo cercano, por eso las piñatas más solicitadas en estos momentos son pequeñas y medianas.
En marzo, cuando se marcaba el inicio de la pandemia en México, algunos de los pedidos que tenían les fueron cancelados pues los eventos ya no se realizaron, y estuvieron al menos dos semanas en las que no vendieron ninguna pieza.
Ante la falta de eventos y la escasa venta de piñatas, indicó que se tuvieron que adaptar y comenzar una producción de piñatas minis, con un kit para que los niños las decoraran en casa. Dicha iniciativa fue muy bien aceptada por los consumidores y ellos pudieron estar tranquilos con los ingresos al menos un mes completo, después se reactivaron los pedidos pero de piñatas más pequeñas, para festejos en casa.
Rodrigo cuenta que su mamá fue la primera en aprender a hacer piñatas, lo hacía como un hobby, y vendía una que otra en un negocio que tenía de venta de especias. Pero fue hace 15 años cuando tras por el fallecimiento de su padre, quien aportaba el ingreso principal para la casa, su mamá tuvo que hacerse cargo de la familia, y comenzó con la venta de las piñatas ya de manera formal y de tiempo completo al lado de sus hijos mayores.
Rodrigo de 29 años, es el menor de los cinco hermanos, uno de ellos le enseñó todo sobre la elaboración, y aunque toda la familia participaron activamente en algún momento en el negocio, incluso pusieron su propio local, actualmente solo él y su mamá continúan con la venta y producción.
Cuenta que al inicio no le gustaba hacer piñatas, pero sí manualidades, actividad que descubrió era bueno, por lo que comenzó a meterse de lleno en la producción, diseño y venta, estudio en la Facultad de Economía, Administración y Contaduría (FECA), y dice que todo lo aprendido en la universidad lo ha implementado en el negocio familiar.
Ante la situación que trajo consigo la pandemia, Rodrigo expresó que se debe pensar principalmente en los niños, porque a veces no entienden por qué tienen que estar encerrados, sin ver a sus amigos o sin ir a la escuela, y sobre todo si cumplen años, festejarles con los familiares que viven en casa, hacer una celebración pequeña, pero que los ayude a distraerse un poco.
Sobre la situación económica que se está viviendo, precisó que la población debe apoyar a los comerciantes locales, pues gracias a eso, ellos pueden subsistir y brindar empleos, como ellos que en temporadas fuertes dan empleo hasta a cinco personas en el negocio.
Piñatas Artesanales Gil se encuentra desde hace 12 años en el Barrio de Analco, en la calle Ignacio Allende, el precio promedio de una piñata está entre 250 y 300 pesos, pero se pueden encontrar pequeñas desde 40 pesos, y las de pedido especial de dos metros hasta en mil 400 pesos.