Mensaje Navideño de José Antonio Fernández Hurtado, IX Arzobispo de Durango, al pueblo duranguense: “Les traigo una buena noticia que causará gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la Ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor…, de pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: ¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!” (Lc2, 11-14); también nosotros, como los pastores desconocidos pero afortunados, corramos para encontrar a Aquél que cambió el curso de la historia.
Estimados amigos y amigas, en nuestra querida patria, el 1º de diciembre hemos iniciado un nuevo período presidencial, tiempo de incertidumbre y de esperanza… Y en este tiempo de Navidad, los obispos de México “hacemos un llamado a la unidad y a la serenidad a quienes formamos parte de este país, con la voluntad de encontrar juntos las mejores formas de justicia social y desarrollo humano integral para que se contribuya a la superación de las causas que originan los escenarios de miseria y violencia en el suelo nacional”.
Recordamos lo que el Papa Francisco, en su visita a México en febrero de 2016, dijo a las autoridades civiles en Palacio Nacional: “A los dirigentes de la vida social, cultural y política, les corresponde de modo especial trabajar para ofrecer a todos los ciudadanos la oportunidad de ser dignos actores de su propio destino, en su familia y en todos los círculos en los que se desarrolla la sociabilidad humana, ayudándoles a un acceso efectivo a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda adecuada, trabajo digno, alimento, justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz. Es una tarea que involucra a todo el pueblo mexicano en las distintas instancias tanto públicas como privadas, tanto colectivas como individuales”.
Les invito para que hagamos oración por nuestras autoridades municipales, estatales y federales, para que el Espíritu Santo les guíe para bien de nuestro pueblo.
Las celebraciones navideñas nos ofrecen una oportunidad maravillosa para la evangelización y la vivencia de los grandes valores en familia; a menudo escucho esta frase: estamos perdiendo nuestras tradiciones, es cierto, pero también debemos preguntarnos ¿qué estamos haciendo para que no se pierdan? Ojalá en este tiempo aprovechemos algunos signos como “la corona de adviento”, “el árbol de navidad” o “el nacimiento”, para que en familia, desde una catequesis cristiana, participen papás, hijos y si es posible los abuelitos, (también se puede hacer en los lugares comerciales o empresas), para meditar el misterio de la encarnación, estamos invitados a contemplar el pesebre, en donde se nos habla de la “Ternura de Dios”.
2019 será un año, en medio de las dificultades y los retos, colmado de bendiciones y de esperanza para nuestra amada Arquidiócesis de Durango, si desde ahora dejamos que Jesucristo el Señor actúe en nuestra propia vida, en nuestras familias y en nuestros pueblos.
A todos les deseo con cariño una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo.