SAN JUAN DEL RÍO, Dgo. (OEM).- De manera grave afecta el constante cambio de personal bibliotecario en todos los municipios del Estado de Durango, asegura el coordinador estatal de Bibliotecas Públicas, Gregorio Francisco Ciceña Zaragoza.
Dijo que ya está socializando el tema con diputados locales, federales y senadores para lograr la reforma a la ley del libro y bibliotecas públicas.
Que la ley especifique el perfil y el salario digno de los bibliotecarios.
En entrevista realizada al medio día del pasado viernes, en la propia Coordinación Estatal de Bibliotecas Públicas del Estado de Durango, manifestó el Coordinador que en todo el tiempo que tiene funcionando la Red Estatal de Bibliotecas Públicas, el cambio del personal bibliotecario con plazas municipales, ha venido afectando de manera grave en todos sus aspectos.
En el aspecto administrativo genera el gasto extra que se realiza en cada cambio para la capacitación inicial del personal, en el aspecto del servicio porque se interrumpe el avance y seguimiento de las actividades propias del fomento y todas las actividades bibliotecarias, interrumpe la relación laboral del personal bibliotecario ya lograda con el público usuario en general, llámense escuelas, instituciones, niños, jóvenes y adultos escolarizados y no escolarizados, interrumpe el conocimiento, organización y manejo de las obras que el anterior personal ya tenía para ofrecer el servicio de manera más profesional y eficiente, entre otros tantos aspectos propios del servicio bibliotecario que es para beneficio de toda la comunidad.
Informó que una de las realidades de los mencionados cambios de personal bibliotecario municipal, con todo respeto, se debe a las conveniencias políticas de las propias administraciones municipales, a los compromisos adquiridos con diferentes personas durante sus campañas políticas, que hasta cierto punto son comprensibles, pero que finalmente no mandan a la biblioteca a un bibliotecario, mandan un compromiso político adquirido.
El resultado y la afectación para el servicio es que la mayoría de las ocasiones envían personal que ni idea tiene de lo que es una biblioteca, otros que no tienen un perfil o nivel de estudios necesario para poder ofrecer el servicio de manera eficiente, que no tienen siquiera la manera educada para tratar con el público usuario, que no tienen lo más mínimo de ética bibliotecaria y mucho menos la vocación de servicio, están ahí cobrando un compromiso.
Una vez que ese personal es enviado a las bibliotecas, llegan pues nada convencidos de su trabajo, primero porque consideran que los están enviando a una zona de castigo porque perciben salarios irrisorios (hasta 500 pesos quincenales), y bueno, es lógico que su desánimo sea reflejado en su trabajo y que finalmente por miedo a ser despedido no tienen la suficiente autoestima para exigir lo justo, se lo calla y eso hace entender a la administración pública que muy bien, no hay problema.
Y vaya que el personal bibliotecario en su gran mayoría son mujeres, muchas de ellas madres de familia, madres solteras, y de manera indignante no cuentan con un salario digno, no cuentan con un seguro para su salud, no cuentan con ningunas prestaciones, solo con la carga de trabajo del quehacer bibliotecario, y que finalmente todo esto depende de la voluntad de los propios presidentes municipales.
Por otra parte las autoridades tal vez no valoren o no tengan el conocimiento de que la labor de un bibliotecario influye de manera directa en el conocimiento y la educación de sus propios pueblos, ya que las personas que se enseñan y gustan de la lectura siempre van a ser personas más cultas, y cuando se tiene gente más culta se logra bajar en los índices delictivos, por eso la importancia de que las bibliotecas que finalmente se consideran el centro de promoción y resguardo del conocimiento deben tener una funcionalidad real y de provecho para toda la comunidad.
Al cuestionar al entrevistado sobre sus propuestas con respecto a esta situación y en su carácter de Coordinador Estatal, nos respondió que por principio de cuentas, a nivel nacional al interior de la Dirección General de Bibliotecas de México ya manifestó esta problemática.
