/ lunes 17 de febrero de 2020

[Video] Atiende el CRIA a 30 menores por año

El problema de las adicciones es un problema social que se vive en todo el país, y aunque afecta en mayor porcentaje a los adultos, los casos de consumo en niños y adolescentes van en aumento

En Durango el Consejo Estatal para la Prevención y Asistencia a las Adicciones, reportó que en 2019, se atendieron a cerca de mil 800 personas a través de los 4 Centros de Atención Primaria a las Adicciones, de las cuales, 800 fueron casos de menores de edad.

Para la atención de menores que requieren tratamiento por abuso de sustancias, en Durango se cuenta con el Centro de Rehabilitación Infantil Analco (CRIA), único en su tipo a nivel nacional que brinda el servicio de manera gratuita, para el paciente y sus familias, el lugar depende directamente de DIF Municipal.

Desde hace 13 años ofrece su servicio a menores hombres de 8 a 15 años que requieren apoyo para dejar alguna adicción, se sigue un protocolo de atención para cuidar los derechos de los que ingresan, el lugar esta supervisado por la propia Secretaría de Salud a través de la Coprised, por Derechos Humanos y diversos organismos encargados de la Protección de Niñas, Niños y Adolescentes.

Martina Sosa Chavez coordinadora del Centro, precisó que el tratamiento que se da en el lugar, es por 9 meses, en los 3 primeros, los pacientes tienen que permanecer bajo techo y cuidado del personal del lugar, los otros 6 son fuera, un seguimiento donde la familia es factor clave para la recuperación.

Desde su creación, han llegado al lugar cerca de mil 317 pacientes, de los cuales 524 requirieron internamiento, ellos pertenecen a diversos municipios del estado, pero también se ha dado el apoyo a 3 ciudadanos americanos que lo solicitaron y a menores pertenecientes a comunidades indígenas.

Se atienden en promedio por año, cerca de 30 pacientes, y se tiene una capacidad de 18 espacios, cada menor tiene su cama y habitación propia, también hacen actividades deportivas, continúan con apoyo escolar para que no pierdan sus estudios, temazcal y actividades artísticas.

Para salir adelante de las adicciones, el centro ofrece terapia individual y grupal a la familia, terapia individual y grupal para el paciente, atención de un grupo multidisciplinario, en el que se encuentra un psiquiatra, personal de enfermería, nutriólogo, trabajadores sociales, terapeuta, médicos generales y psicólogos.

La coordinadora asegura que no hay un status social, ni edad que quede exento del consumo de drogas, pero si es más lamentable en los pequeños, porque hay mayor riesgo. Se ha atendido a niños de 8 años por consumo de cannabis y tabaco.

La droga de impacto es la marihuana y alcohol, pero muchos se acercaron a solventes, metanfetaminas o cristal, altamente adictivos y benzodiacepinas, algo que puede causar un gran daño orgánico si no es atendido a tiempo.

Explicó que un problema al que se enfrenta un menor que está consumiendo algún tipo de droga, es que sus padres entran en un proceso de negación en ese consumo de sus hijos, y eso retrasa el proceso de atención, entonces muchos padres traen a sus hijos cuando ya son disfuncionales, agresivos, no aceptan normas ni limites, con conductas violentas a ellos mismos y los demás.

Sosa Chávez señala que de manera general el tejido social esta deteriorado, incluso el medio ambiente, algo que afecta a los más pequeños, por lo que los padres son responsables de dar una buena crianza para fortalecer a sus hijos.

En el CRIA la psicóloga Mónica Estela Toca Garvalena atiende a los menores en el área de psicología individual, pero también es el primer contacto con los menores que ingresan. Señala que muchos llegan con gran distorsión de la realidad, alteración del tiempo, condiciones de higiene deplorables, muchas de las ocasiones aún traen consumo, por lo que tienen que ir directamente al área de desintoxicación.

Dice que aunque de manera general los adolescentes expresan que iniciaron su consumo a manera de exploración, durante el proceso se han percatado que el común denominador por así decirlo, es que provienen de una familia disfuncional donde no hay vínculos afectivos de sus padres, también se ha detectado que algunos han tenido perdida de un familiar importe y utilizan el consumo como una manera de evadir la realidad.

El impacto para una familia al descubrir que un miembro de la familia está consumiendo drogas, es muy fuerte, y es aún más devastador cuando ese familiar es un menor de edad. Además se puede considerar que el adolescente es solo un síntoma, ya que toda la familia se puede considerar enferma.

Durante la terapia hay reclamos del padre al hijo, de ¿por qué hace eso?, si se le da lo necesario para que este bien, mientras que el hijo reclama que no tiene la atención que requiere, “nunca estuviste” “mi abuelita me cuidaba”, son expresiones que se dan por resentimiento.

Signos de alarma

Los padres o tutores deben estar muy pendientes del comportamiento del menor, algunas acciones que se deben tomar en cuenta como foco rojo son: si el menor tiene cambio de conducta, se ausenta, no quiere comer, si perdió interés por alguna actividad, no duerme, está inquieto, su higiene disminuye, va mal en la escuela, se aísla de la familia y aunque no exprese nada con palabras se puede determinar con la conducta que algo está pasando y no debe confundirse con la rebeldía de la etapa adolescente.

Aunque lo ideal es que no hubiera este tipo de lugares y que los menores se drogaran, lo cierto es que ya es una realidad, los menores se están drogando y es necesario atenderlos.

En Durango el Consejo Estatal para la Prevención y Asistencia a las Adicciones, reportó que en 2019, se atendieron a cerca de mil 800 personas a través de los 4 Centros de Atención Primaria a las Adicciones, de las cuales, 800 fueron casos de menores de edad.

Para la atención de menores que requieren tratamiento por abuso de sustancias, en Durango se cuenta con el Centro de Rehabilitación Infantil Analco (CRIA), único en su tipo a nivel nacional que brinda el servicio de manera gratuita, para el paciente y sus familias, el lugar depende directamente de DIF Municipal.

Desde hace 13 años ofrece su servicio a menores hombres de 8 a 15 años que requieren apoyo para dejar alguna adicción, se sigue un protocolo de atención para cuidar los derechos de los que ingresan, el lugar esta supervisado por la propia Secretaría de Salud a través de la Coprised, por Derechos Humanos y diversos organismos encargados de la Protección de Niñas, Niños y Adolescentes.

Martina Sosa Chavez coordinadora del Centro, precisó que el tratamiento que se da en el lugar, es por 9 meses, en los 3 primeros, los pacientes tienen que permanecer bajo techo y cuidado del personal del lugar, los otros 6 son fuera, un seguimiento donde la familia es factor clave para la recuperación.

Desde su creación, han llegado al lugar cerca de mil 317 pacientes, de los cuales 524 requirieron internamiento, ellos pertenecen a diversos municipios del estado, pero también se ha dado el apoyo a 3 ciudadanos americanos que lo solicitaron y a menores pertenecientes a comunidades indígenas.

Se atienden en promedio por año, cerca de 30 pacientes, y se tiene una capacidad de 18 espacios, cada menor tiene su cama y habitación propia, también hacen actividades deportivas, continúan con apoyo escolar para que no pierdan sus estudios, temazcal y actividades artísticas.

Para salir adelante de las adicciones, el centro ofrece terapia individual y grupal a la familia, terapia individual y grupal para el paciente, atención de un grupo multidisciplinario, en el que se encuentra un psiquiatra, personal de enfermería, nutriólogo, trabajadores sociales, terapeuta, médicos generales y psicólogos.

La coordinadora asegura que no hay un status social, ni edad que quede exento del consumo de drogas, pero si es más lamentable en los pequeños, porque hay mayor riesgo. Se ha atendido a niños de 8 años por consumo de cannabis y tabaco.

La droga de impacto es la marihuana y alcohol, pero muchos se acercaron a solventes, metanfetaminas o cristal, altamente adictivos y benzodiacepinas, algo que puede causar un gran daño orgánico si no es atendido a tiempo.

Explicó que un problema al que se enfrenta un menor que está consumiendo algún tipo de droga, es que sus padres entran en un proceso de negación en ese consumo de sus hijos, y eso retrasa el proceso de atención, entonces muchos padres traen a sus hijos cuando ya son disfuncionales, agresivos, no aceptan normas ni limites, con conductas violentas a ellos mismos y los demás.

Sosa Chávez señala que de manera general el tejido social esta deteriorado, incluso el medio ambiente, algo que afecta a los más pequeños, por lo que los padres son responsables de dar una buena crianza para fortalecer a sus hijos.

En el CRIA la psicóloga Mónica Estela Toca Garvalena atiende a los menores en el área de psicología individual, pero también es el primer contacto con los menores que ingresan. Señala que muchos llegan con gran distorsión de la realidad, alteración del tiempo, condiciones de higiene deplorables, muchas de las ocasiones aún traen consumo, por lo que tienen que ir directamente al área de desintoxicación.

Dice que aunque de manera general los adolescentes expresan que iniciaron su consumo a manera de exploración, durante el proceso se han percatado que el común denominador por así decirlo, es que provienen de una familia disfuncional donde no hay vínculos afectivos de sus padres, también se ha detectado que algunos han tenido perdida de un familiar importe y utilizan el consumo como una manera de evadir la realidad.

El impacto para una familia al descubrir que un miembro de la familia está consumiendo drogas, es muy fuerte, y es aún más devastador cuando ese familiar es un menor de edad. Además se puede considerar que el adolescente es solo un síntoma, ya que toda la familia se puede considerar enferma.

Durante la terapia hay reclamos del padre al hijo, de ¿por qué hace eso?, si se le da lo necesario para que este bien, mientras que el hijo reclama que no tiene la atención que requiere, “nunca estuviste” “mi abuelita me cuidaba”, son expresiones que se dan por resentimiento.

Signos de alarma

Los padres o tutores deben estar muy pendientes del comportamiento del menor, algunas acciones que se deben tomar en cuenta como foco rojo son: si el menor tiene cambio de conducta, se ausenta, no quiere comer, si perdió interés por alguna actividad, no duerme, está inquieto, su higiene disminuye, va mal en la escuela, se aísla de la familia y aunque no exprese nada con palabras se puede determinar con la conducta que algo está pasando y no debe confundirse con la rebeldía de la etapa adolescente.

Aunque lo ideal es que no hubiera este tipo de lugares y que los menores se drogaran, lo cierto es que ya es una realidad, los menores se están drogando y es necesario atenderlos.

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