/ domingo 28 de noviembre de 2021

Seis veces Premio Nacional de Periodismo: Fernando Meraz

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura lo reconoció como uno de los mejores 10 reporteros en el mundo

Reconocido en su momento como uno de los diez mejores reporteros del mundo por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ganador en seis ocasiones del Premio Nacional de Periodismo para ubicarse al nivel de figuras de la talla de Manuel Mejido, Manuel Buendía o Regino Díaz Redondo, el duranguense Fernando Meraz Mejorado, tras más de cinco décadas, hoy está de regreso en su tierra, en busca de consuelo, del cobijo de familia y amigos ante la profunda pena que le ha producido la pérdida de un ser querido.

Durante el sexenio de Luis Echeverría, el connotado periodista que inició su carrera en El Sol de Durango, ya como reportero de Excélsior, se enteró de la injusticia de que eran objeto comuneros de Santa Úrsula Coapa, de la delegación Coyoacán en el entonces Distrito Federal. El profundizar en la investigación del caso y concluir con justicia para los dueños de aquellas tierras, le generó su primer Premio Nacional de Periodismo.

Fernando nació en la ciudad de Durango, aunque su familia es originaria de Santiago Papasquiaro. Su papá fue empleado de la oficina federal de Hacienda, en tanto que su madre, abrazó la docencia y fue una profesora muy apreciada por sus alumnos.

Sus hermanos: Gregorio Meraz, con más de 20 años en Televisa, hoy con CNN; Antonio y Eduardo; sus sobrinos Ángel y Aldo Meraz, todos fotoperiodistas.

Vivió una infancia feliz en el campo principalmente por las vacaciones con el abuelo José, donde se hacía todo lo que se hace en el medio rural, desde ordeñar vacas, hacer quesos y, si quedaba luz, elaborar sogas para lazar el ganado.

La incursión en medios de comunicación, considera que fue algo congénito o que el destino ya lo tenía señalado. Sentía desde primaria la necesidad de comunicar y en la escuela número 7 Miguel Alemán, hizo su primer periódico mural. Luego en la secundaria 6 continuó con una publicación escolar mimeografiada.

En su menta está clara aquella escena, en la que su padre, llevó a los hijos a comprar útiles escolares. Había una imprenta donde se imprimía La Voz de Durango; “me atrajo mucho, sentí una fascinación por el olor de la tinta y el manejo de la tipografía, por cierto aun con elementos de madera para armar las cabezas principales”.

Decidió ser periodista para darles voz a los que no la tienen y llegó primero ya reporteando, a El Sol de Durango, donde procuraba juntarse con el grupo que más destacaba en este periódico, como Emilio Matar, Nepo Romero, Rubén Escárgaza, Tino Herrera, Armando Mendívil, Guille, Jesús Alvarado, Melina Carrete en Sociales, de quien afirma que se trata de una mujer admirable. El jefe de redacción era el señor Rodolfo Sánchez y el secretario don Rodrigo Morales, don Rodri. Dirigía don Ricardo Isaac Ahumada.

Una anécdota con don Isaac, que le hizo sentirse periodista en todo el sentido de la palabra; “llevaba mi columna Ecos Estudiantiles que se publicaba en El Sol. Ese día la entregué y ya de salida me vio don Ricardo, que tendría junta con reporteros”. Isaac Ahumada le preguntó qué andaba haciendo, apenas le respondió, el directivo le dio instrucciones para que se añadiera a la reunión. “Usted ya es de El Sol”, le dijo y fue una fecha inolvidable.

En renglón aparte, recordó a el “Chale” González, don Ángel González Silva, jefe de publicidad, todo un personaje en El Sol de aquellos años.

La noticia que más recuerda le tocó escribir, la relativa a las condiciones sumamente difíciles, increíbles, en las que vivían los pacientes psiquiátricos del Factor, en la colonia Benjamín Méndez.

En el periodismo nacional, su arribo fue a El Sol de México, por recomendación de la señora Bertha Isaac, entonces directora de El Sol de Durango. Aquel periódico era comandado por Benjamín Wong, quien le ordenó sus primeros reportajes precisamente sobre la recién descubierta figura de la Coyolxauhqui.

Pasó luego a Excélsior. Sucedió que estudiando Ciencias Políticas en la UNAM, el maestro Fernando Benítez, por alguna razón, le designó como adjunto, para auxiliarle en recoger tareas, revisar listas de asistencia, etcétera, en una ocasión, viendo sus textos, le dijo que ya estaba listo para el periódico y preguntó porqué no había ido a Excélsior. Lo invitó a acercarse con Julio Scherer, quien efusivo, dándole palmadas en la espalda como solía recibir a algunos, lo vio ahí en el tercer piso de ese inmueble, en su oficina con balcón hacia Paseo de la Reforma.

Tras varias visitas a este medio, finalmente Scherer le pidió que se reportar con el jefe de información, que, no se encontraba en la ciudad de México, pues estaba en Sinaloa documentando información sobre el famoso Cochiloco. Laurita Medina y Helenita Guerra, secretarias, le informaron que el jefe estaba fuera haciendo un reportaje, y le recomendaron ver en Últimas Noticias a Pancho Cárdenas Cruz, a quien tiene por cierto como amigo entrañable. Él le dio la primera orden y ahí comenzó la historia, para dar el primer teclazo en este importante medio nacional.

Le tocó cubrir la fuente agraria. Supo de campesinos de Santa Úrsula Coapa, gente irritada que se manifestaba ante la injusticia. El líder de la CNC le dijo que eran comuneros y que Televisa no les quería pagar los terrenos donde se construyó el Estadio Azteca y todas sus instalaciones. Ellos, los afectados, contaban incluso con las Mercedes Reales, que los reyes de España los reconocía como legítimos dueños del gran predio,reconocimiento que refrendó en su momento Benito Juárez y finalmente el General Lázaro Cárdenas.

El propio dirigente Pepe Sánchez Miranda, le proporcionó un cúmulo de información sobre el caso de Santa Úrsula y una vez con todos los elementos, le enteró a Scherer del asunto, quien le respondió claro: “No me la platique, póngase a escribirla”. De ahí siguieron cerca de 45 días consecutivos llevándose la primera plana de Excélsior con información del novedoso asunto sobre la injusticia de los comuneros de Coapa, en un trabajo que le condujo a su primer Premio Nacional de Periodismo, para ubicarse enseguida en los tamaños de periodistas como Manuel Mejido, Manuel Buendía o Regino Díaz, luego de que el tiempo y abrazar con pasión su profesión, le llevó a adjudicarse seis premios nacionales de periodismo, una vara muy alta que hasta ahora no ha sido alcanzada por nadie tras varias décadas.

En otra parte de la plática, Fernando Meraz habla sobre su retorno a Durango. Lamentablemente la desgracia lo trajo a refugiarse a su tierra, con su familia.

“Me trae una pérdida muy senislbe. Moralmente estuve devastado, y algo me dijo ve a Durango. Aquí me he reconfortado, Durango me ha cobijado”.


Fernando perdió a la mayor de sus hijas, de 31 años de edad

Esto le ha ocurrido, luego de que en 2020, su hija que ha partido, lo internó muy grave en un hospital. Un episodio complicado, en el que incluso, Joaquín López Doriga en sus redes informó sobre la muerte de Fernando Meraz Mejorado; “en realidad la intervención de mi Ángel de la Guarda, me salvó la vida”.

Hoy, la partida de ella, de su hija mayor, le intensifica la pena, una pena exacerbada además por la partida de su madre durante su periodo crítico en salud y de la que se enteró, meses después.

Finalmente, en esta charla, Meraz Mejorado se dirige a su familia, por ser la que más le ha apoyado de manera muy generosa, a su hermana Guadalupe, a sus hermanos Antonio, Sergio, Luis Eduardo, los sobrinos Aldo y Ángel, así como sus amigos Paco Canales, Wlfrano Torres, y otros muchos que, aclara, resultaría prolijo enumerarlos y la idea es no omitir a ninguno, porque todos son muy queridos y les agradece en grado sumo el soporte que le han proporcionado en un pasaje de su vida complicado.

Reconocido en su momento como uno de los diez mejores reporteros del mundo por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ganador en seis ocasiones del Premio Nacional de Periodismo para ubicarse al nivel de figuras de la talla de Manuel Mejido, Manuel Buendía o Regino Díaz Redondo, el duranguense Fernando Meraz Mejorado, tras más de cinco décadas, hoy está de regreso en su tierra, en busca de consuelo, del cobijo de familia y amigos ante la profunda pena que le ha producido la pérdida de un ser querido.

Durante el sexenio de Luis Echeverría, el connotado periodista que inició su carrera en El Sol de Durango, ya como reportero de Excélsior, se enteró de la injusticia de que eran objeto comuneros de Santa Úrsula Coapa, de la delegación Coyoacán en el entonces Distrito Federal. El profundizar en la investigación del caso y concluir con justicia para los dueños de aquellas tierras, le generó su primer Premio Nacional de Periodismo.

Fernando nació en la ciudad de Durango, aunque su familia es originaria de Santiago Papasquiaro. Su papá fue empleado de la oficina federal de Hacienda, en tanto que su madre, abrazó la docencia y fue una profesora muy apreciada por sus alumnos.

Sus hermanos: Gregorio Meraz, con más de 20 años en Televisa, hoy con CNN; Antonio y Eduardo; sus sobrinos Ángel y Aldo Meraz, todos fotoperiodistas.

Vivió una infancia feliz en el campo principalmente por las vacaciones con el abuelo José, donde se hacía todo lo que se hace en el medio rural, desde ordeñar vacas, hacer quesos y, si quedaba luz, elaborar sogas para lazar el ganado.

La incursión en medios de comunicación, considera que fue algo congénito o que el destino ya lo tenía señalado. Sentía desde primaria la necesidad de comunicar y en la escuela número 7 Miguel Alemán, hizo su primer periódico mural. Luego en la secundaria 6 continuó con una publicación escolar mimeografiada.

En su menta está clara aquella escena, en la que su padre, llevó a los hijos a comprar útiles escolares. Había una imprenta donde se imprimía La Voz de Durango; “me atrajo mucho, sentí una fascinación por el olor de la tinta y el manejo de la tipografía, por cierto aun con elementos de madera para armar las cabezas principales”.

Decidió ser periodista para darles voz a los que no la tienen y llegó primero ya reporteando, a El Sol de Durango, donde procuraba juntarse con el grupo que más destacaba en este periódico, como Emilio Matar, Nepo Romero, Rubén Escárgaza, Tino Herrera, Armando Mendívil, Guille, Jesús Alvarado, Melina Carrete en Sociales, de quien afirma que se trata de una mujer admirable. El jefe de redacción era el señor Rodolfo Sánchez y el secretario don Rodrigo Morales, don Rodri. Dirigía don Ricardo Isaac Ahumada.

Una anécdota con don Isaac, que le hizo sentirse periodista en todo el sentido de la palabra; “llevaba mi columna Ecos Estudiantiles que se publicaba en El Sol. Ese día la entregué y ya de salida me vio don Ricardo, que tendría junta con reporteros”. Isaac Ahumada le preguntó qué andaba haciendo, apenas le respondió, el directivo le dio instrucciones para que se añadiera a la reunión. “Usted ya es de El Sol”, le dijo y fue una fecha inolvidable.

En renglón aparte, recordó a el “Chale” González, don Ángel González Silva, jefe de publicidad, todo un personaje en El Sol de aquellos años.

La noticia que más recuerda le tocó escribir, la relativa a las condiciones sumamente difíciles, increíbles, en las que vivían los pacientes psiquiátricos del Factor, en la colonia Benjamín Méndez.

En el periodismo nacional, su arribo fue a El Sol de México, por recomendación de la señora Bertha Isaac, entonces directora de El Sol de Durango. Aquel periódico era comandado por Benjamín Wong, quien le ordenó sus primeros reportajes precisamente sobre la recién descubierta figura de la Coyolxauhqui.

Pasó luego a Excélsior. Sucedió que estudiando Ciencias Políticas en la UNAM, el maestro Fernando Benítez, por alguna razón, le designó como adjunto, para auxiliarle en recoger tareas, revisar listas de asistencia, etcétera, en una ocasión, viendo sus textos, le dijo que ya estaba listo para el periódico y preguntó porqué no había ido a Excélsior. Lo invitó a acercarse con Julio Scherer, quien efusivo, dándole palmadas en la espalda como solía recibir a algunos, lo vio ahí en el tercer piso de ese inmueble, en su oficina con balcón hacia Paseo de la Reforma.

Tras varias visitas a este medio, finalmente Scherer le pidió que se reportar con el jefe de información, que, no se encontraba en la ciudad de México, pues estaba en Sinaloa documentando información sobre el famoso Cochiloco. Laurita Medina y Helenita Guerra, secretarias, le informaron que el jefe estaba fuera haciendo un reportaje, y le recomendaron ver en Últimas Noticias a Pancho Cárdenas Cruz, a quien tiene por cierto como amigo entrañable. Él le dio la primera orden y ahí comenzó la historia, para dar el primer teclazo en este importante medio nacional.

Le tocó cubrir la fuente agraria. Supo de campesinos de Santa Úrsula Coapa, gente irritada que se manifestaba ante la injusticia. El líder de la CNC le dijo que eran comuneros y que Televisa no les quería pagar los terrenos donde se construyó el Estadio Azteca y todas sus instalaciones. Ellos, los afectados, contaban incluso con las Mercedes Reales, que los reyes de España los reconocía como legítimos dueños del gran predio,reconocimiento que refrendó en su momento Benito Juárez y finalmente el General Lázaro Cárdenas.

El propio dirigente Pepe Sánchez Miranda, le proporcionó un cúmulo de información sobre el caso de Santa Úrsula y una vez con todos los elementos, le enteró a Scherer del asunto, quien le respondió claro: “No me la platique, póngase a escribirla”. De ahí siguieron cerca de 45 días consecutivos llevándose la primera plana de Excélsior con información del novedoso asunto sobre la injusticia de los comuneros de Coapa, en un trabajo que le condujo a su primer Premio Nacional de Periodismo, para ubicarse enseguida en los tamaños de periodistas como Manuel Mejido, Manuel Buendía o Regino Díaz, luego de que el tiempo y abrazar con pasión su profesión, le llevó a adjudicarse seis premios nacionales de periodismo, una vara muy alta que hasta ahora no ha sido alcanzada por nadie tras varias décadas.

En otra parte de la plática, Fernando Meraz habla sobre su retorno a Durango. Lamentablemente la desgracia lo trajo a refugiarse a su tierra, con su familia.

“Me trae una pérdida muy senislbe. Moralmente estuve devastado, y algo me dijo ve a Durango. Aquí me he reconfortado, Durango me ha cobijado”.


Fernando perdió a la mayor de sus hijas, de 31 años de edad

Esto le ha ocurrido, luego de que en 2020, su hija que ha partido, lo internó muy grave en un hospital. Un episodio complicado, en el que incluso, Joaquín López Doriga en sus redes informó sobre la muerte de Fernando Meraz Mejorado; “en realidad la intervención de mi Ángel de la Guarda, me salvó la vida”.

Hoy, la partida de ella, de su hija mayor, le intensifica la pena, una pena exacerbada además por la partida de su madre durante su periodo crítico en salud y de la que se enteró, meses después.

Finalmente, en esta charla, Meraz Mejorado se dirige a su familia, por ser la que más le ha apoyado de manera muy generosa, a su hermana Guadalupe, a sus hermanos Antonio, Sergio, Luis Eduardo, los sobrinos Aldo y Ángel, así como sus amigos Paco Canales, Wlfrano Torres, y otros muchos que, aclara, resultaría prolijo enumerarlos y la idea es no omitir a ninguno, porque todos son muy queridos y les agradece en grado sumo el soporte que le han proporcionado en un pasaje de su vida complicado.

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