Una fe sin obras es una fe muerta y por ello los católicos no debemos quedarnos cruzados de brazos en este momento difícil, por ello la Arquidióceais de Durango en conjunto con agrupaciones sociales y religiosas inició una cadena de solidaridad para extender la mano samaritana a quienes ya padecen las consecuencias de la pandemia, señaló el arzobispo Faustino Armendáriz Jiménez. Así se refirió durante su homilía sabatina
No podemos dejar de hablar de Dios con o sin coronavirus, subrayó el líder de la grey católica y seguir con esperanza a esa presencia sanadora, protectora, que impulsa para salir adelante. Debemos aprender la valentía de los apóstoles para profesar la doctrina cristiana.
No podemos quedarnos cruzados de brazos en la predicación de la Buena Nueva, se debe hacer vida la palabra de Dios, ayudando a los demás como El lo hizo. Creer sin ayudar al prójimo es como dijo el apóstol Santiago: "Una Fe sin obras, es una fe muerta".
En la arquidiócesis de Durango se ha puesto manos a la acción, se han sumado 98 parroquias, organizaciones sociales, empresariales y personas de buena voluntad para llevar apoyos alimentarios a quienes sufren la falta de comida debido a la pandemia del Covid-19.
