/ lunes 9 de enero de 2023

Joe Biden le cumple a AMLO previo a la Cumbre de Líderes de América del Norte

Andrés Manuel López Obrador recibió ayer por la noche al presidente de Estados Unidos, luego de ocho años de sequías en visitas oficiales de mandatarios de ese país a México

Joe Biden llegó a México ayer en la noche y de paso cumplió dos de los tres propósitos fijados en su agenda: iniciar el deshielo en la relación bilateral, luego de ocho años de sequías en visitas oficiales de mandatarios estadounidenses, así como cumplir la petición de Andrés Manuel López Obrador de aterrizar en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). El tercer objetivo del presidente de

Estados Unidos, el de buscar vías de solución y acuerdos concretos a los principales temas de la agenda entre ambas naciones, es decir, migración y narcotráfico, estará por verse en los próximos días.

Te puede interesar: La relación más importante de México es con América del Norte: embajadora en Colombia

Desde el primer momento el presidente mexicano manifestó en su semblante un timbre de orgullo por la llegada de Joe Biden al AIFA, más allá de lo que pueda surgir en la Cumbre de Líderes de América del Norte.

López Obrador tiene esa sonrisa que se dibuja en los rostros de los niños que acaban de hacer una travesura. Es una mueca como de un triunfo personal. El tabasqueño sólo ha estado en este lugar en dos ocasiones desde su apertura, el 21 de marzo del año pasado.

La primera visita del tabasqueño a este aeropuerto fue en su inauguración y la segunda este domingo, para recibir al presidente de Estados Unidos. Nunca ha tomado un vuelo desde esa terminal aérea, a pesar de que es un tema recurrente en sus conferencias mañaneras en Palacio Nacional.

El narcotráfico y migración son dos de los principales temas de la agenda que hay entre México y Estados Unidos / Mauricio Guizar | El Sol de México

Poco después de las siete de la noche, en la escalinata del Air Force One se abre un nuevo capítulo en la siempre controvertida relación entre México y Estados Unidos, esa que inició hace 200 años, con el reconocimiento de la Independencia de México por parte de la Unión Americana y el envío de Joel Roberts Poinsett como primer embajador estadounidense.

López Obrador recibe en ese contexto a su contraparte del vecino país del norte, harto orgulloso de que el demócrata haya aceptado su petición de aterrizar en el polémico aeropuerto de Zumpango, la otrora base aérea militar de Santa Lucía que desde hace casi un año funciona a medias y busca ganar prestigio internacional.

El acto protocolario de bienvenida a Joe Biden es sencillo. Lo que predominan son los símbolos, las formas diplomáticas, las expectativas y las reservas de lo que saldrá para los próximos dos días en esta visita oficial del mandatario estadounidense y del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, quien llega hoy también al AIFA.

Son esos símbolos los que delimitan la camaradería entre funcionarios mexicanos y estadounidenses. En el ambiente, en el imaginario de los que asisten a la ceremonia, está la compleja agenda bilateral de temas pendientes y postergados entre ambas naciones: la migración y el narcotráfico.

Las referencias a la intrincada relación bilateral están presentes. Esas que hablan del “patio trasero”, del “vecino distante”, de la “vecindad incómoda”, del “tan lejos de Dios, tan cerca de Estados Unidos”. También está esa que anotó Carlos Fuentes en su libro Nuevo tiempo mexicano: “La frontera entre México y Estados Unidos es una herida abierta de más de tres mil kilómetros”.

López Obrador y Joe Biden suben a La Bestia, ataviada con banderines de ambas naciones, para dirigirse a un hotel de la zona de Polanco, en la Ciudad de México, donde el demócrata estará hospedado hasta el martes. Y sí. El tabasqueño no deja de sonreír por la deferencia de su contraparte estadounidense de aterrizar en el AIFA.

Previo a su llegada a México, Biden visitó la ciudad de El Paso, Texas, estado gobernado por su rival republicano Greg Abbott que día a día critica en Twitter las políticas migratorias del presidente estadounidense. Biden arribó a esta ciudad fronteriza con México en medio de una crisis migratoria que tiene a más de 35 mil indocumentados varados del lado mexicano, principalmente en Juárez, ciudad vecina de El Paso, donde otros miles abarrotan los albergues y las calles.

Llegó acompañado de Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional, y Antony Blinken, Secretario de Estado, así como los congresistas Verónica Escobar, Vicente González y Henry Cuellar, quienes fueron recibidos por Greg Abbot y Oscar Lesser, alcalde de El Paso.

Luego de saludarlo cordialmente, el gobernador de Texas le entregó una carta donde le solicita que haga su trabajo y asegure la frontera, que se cumplan las leyes federales de migración para contener el cruce de indocumentados.

“Su viaje es 20 mil millones (de dólares) demasiado poco y dos años demasiado tarde”, criticó Abbott en redes sociales. Abbott proporcionó cinco acciones específicas que el presidente puede tomar de inmediato para asegurar la frontera y restablecer el orden en una crisis de migración fuera de control, entre las que destacan realizar deportaciones, continuar con la construcción del muro fronterizo y designar como terroristas a los grupos del crimen organizado que operan en México.

“Este caos es el resultado directo de su fracaso en hacer cumplir las leyes de inmigración que promulgó el Congreso”, dice la carta. "Sus políticas de fronteras abiertas han envalentonado a los cárteles, que se enriquecen traficando con fentanilo letal e incluso con seres humanos”, agregó.

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El primer punto que visitó el presidente Biden fue la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) , por sus siglas en inglés) en el Puente de las Américas, donde sostuvo una conversación con los agentes fronterizos sobre cruces ilegales de migrantes.

Después de acudir al CBP, el presidente realizó un recorrido a pie por el bordo del río Bravo, el cual no tenía agendado, acompañado del alcalde de El Paso. Finalizó con una recorrido por un Centro de Servicios para Migrantes del Condado de El Paso, donde permaneció solo algunos minutos y en el cual el personal le solicitó fondos para comprar los artículos que ofrecen a las personas en situación de movilidad. Mientras Biden realizaba su visita en El Paso, decenas de personas se manifestaron en su contra.



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Joe Biden llegó a México ayer en la noche y de paso cumplió dos de los tres propósitos fijados en su agenda: iniciar el deshielo en la relación bilateral, luego de ocho años de sequías en visitas oficiales de mandatarios estadounidenses, así como cumplir la petición de Andrés Manuel López Obrador de aterrizar en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). El tercer objetivo del presidente de

Estados Unidos, el de buscar vías de solución y acuerdos concretos a los principales temas de la agenda entre ambas naciones, es decir, migración y narcotráfico, estará por verse en los próximos días.

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Desde el primer momento el presidente mexicano manifestó en su semblante un timbre de orgullo por la llegada de Joe Biden al AIFA, más allá de lo que pueda surgir en la Cumbre de Líderes de América del Norte.

López Obrador tiene esa sonrisa que se dibuja en los rostros de los niños que acaban de hacer una travesura. Es una mueca como de un triunfo personal. El tabasqueño sólo ha estado en este lugar en dos ocasiones desde su apertura, el 21 de marzo del año pasado.

La primera visita del tabasqueño a este aeropuerto fue en su inauguración y la segunda este domingo, para recibir al presidente de Estados Unidos. Nunca ha tomado un vuelo desde esa terminal aérea, a pesar de que es un tema recurrente en sus conferencias mañaneras en Palacio Nacional.

El narcotráfico y migración son dos de los principales temas de la agenda que hay entre México y Estados Unidos / Mauricio Guizar | El Sol de México

Poco después de las siete de la noche, en la escalinata del Air Force One se abre un nuevo capítulo en la siempre controvertida relación entre México y Estados Unidos, esa que inició hace 200 años, con el reconocimiento de la Independencia de México por parte de la Unión Americana y el envío de Joel Roberts Poinsett como primer embajador estadounidense.

López Obrador recibe en ese contexto a su contraparte del vecino país del norte, harto orgulloso de que el demócrata haya aceptado su petición de aterrizar en el polémico aeropuerto de Zumpango, la otrora base aérea militar de Santa Lucía que desde hace casi un año funciona a medias y busca ganar prestigio internacional.

El acto protocolario de bienvenida a Joe Biden es sencillo. Lo que predominan son los símbolos, las formas diplomáticas, las expectativas y las reservas de lo que saldrá para los próximos dos días en esta visita oficial del mandatario estadounidense y del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, quien llega hoy también al AIFA.

Son esos símbolos los que delimitan la camaradería entre funcionarios mexicanos y estadounidenses. En el ambiente, en el imaginario de los que asisten a la ceremonia, está la compleja agenda bilateral de temas pendientes y postergados entre ambas naciones: la migración y el narcotráfico.

Las referencias a la intrincada relación bilateral están presentes. Esas que hablan del “patio trasero”, del “vecino distante”, de la “vecindad incómoda”, del “tan lejos de Dios, tan cerca de Estados Unidos”. También está esa que anotó Carlos Fuentes en su libro Nuevo tiempo mexicano: “La frontera entre México y Estados Unidos es una herida abierta de más de tres mil kilómetros”.

López Obrador y Joe Biden suben a La Bestia, ataviada con banderines de ambas naciones, para dirigirse a un hotel de la zona de Polanco, en la Ciudad de México, donde el demócrata estará hospedado hasta el martes. Y sí. El tabasqueño no deja de sonreír por la deferencia de su contraparte estadounidense de aterrizar en el AIFA.

Previo a su llegada a México, Biden visitó la ciudad de El Paso, Texas, estado gobernado por su rival republicano Greg Abbott que día a día critica en Twitter las políticas migratorias del presidente estadounidense. Biden arribó a esta ciudad fronteriza con México en medio de una crisis migratoria que tiene a más de 35 mil indocumentados varados del lado mexicano, principalmente en Juárez, ciudad vecina de El Paso, donde otros miles abarrotan los albergues y las calles.

Llegó acompañado de Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional, y Antony Blinken, Secretario de Estado, así como los congresistas Verónica Escobar, Vicente González y Henry Cuellar, quienes fueron recibidos por Greg Abbot y Oscar Lesser, alcalde de El Paso.

Luego de saludarlo cordialmente, el gobernador de Texas le entregó una carta donde le solicita que haga su trabajo y asegure la frontera, que se cumplan las leyes federales de migración para contener el cruce de indocumentados.

“Su viaje es 20 mil millones (de dólares) demasiado poco y dos años demasiado tarde”, criticó Abbott en redes sociales. Abbott proporcionó cinco acciones específicas que el presidente puede tomar de inmediato para asegurar la frontera y restablecer el orden en una crisis de migración fuera de control, entre las que destacan realizar deportaciones, continuar con la construcción del muro fronterizo y designar como terroristas a los grupos del crimen organizado que operan en México.

“Este caos es el resultado directo de su fracaso en hacer cumplir las leyes de inmigración que promulgó el Congreso”, dice la carta. "Sus políticas de fronteras abiertas han envalentonado a los cárteles, que se enriquecen traficando con fentanilo letal e incluso con seres humanos”, agregó.

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El primer punto que visitó el presidente Biden fue la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) , por sus siglas en inglés) en el Puente de las Américas, donde sostuvo una conversación con los agentes fronterizos sobre cruces ilegales de migrantes.

Después de acudir al CBP, el presidente realizó un recorrido a pie por el bordo del río Bravo, el cual no tenía agendado, acompañado del alcalde de El Paso. Finalizó con una recorrido por un Centro de Servicios para Migrantes del Condado de El Paso, donde permaneció solo algunos minutos y en el cual el personal le solicitó fondos para comprar los artículos que ofrecen a las personas en situación de movilidad. Mientras Biden realizaba su visita en El Paso, decenas de personas se manifestaron en su contra.



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