GÓMEZ PALACIO, Dgo. (OEM).-Con 87 años a cuestas, de mirada cansada pero de mente muy lúcida y con su inseparable paliacate rojo, Ricardo Martínez Reza, dice que no se arrepiente de haber dejado sus tierras y su casa en el ejido Seis de Octubre, de este municipio lagunero para aceptar el proyecto del gobierno del entonces presidente de México Adolfo López Mateos (1958-1964) y cultivar la tierra en plena selva del sureste.
Martínez Reza encabezó una de los cientos de familias que hace 56 años dejaron sus desérticas tierras en la Región Lagunera y otras partes del norte del país para poblar las selvas del Estado de Campeche al sur del Estado.
A su esposa, Estela Reyes, ya fallecida, la recuerda como una persona que lo ayudó mucho en la atención de una tiendita que abrió desde los inicios de Nuevo Coahuila, la última de las colonias establecidas en las márgenes del Río Candelaria.
En una visita que realizó a su lugar natal, el ejido 6 de Octubre, comentó que a 56 años de haber emigrado y estar en estas selvas del sur del país donde unas cuantas gentes vivían aquí, dijo no arrepentirse, pues en la actualidad son más de 40 ejidos nuevos, gente que se mantiene de la ganadería, de la agricultura, “Puedo decir que sí valió la pena, porque era un sitio despoblado de Campeche”.
Expuso que en aquellos años, en Gómez Palacio había una época muy difícil, había escasez de agua y la gente no sembraba lo que había sembrado antes, por lo que el gobierno federal de entonces promovió entre esta región y otras del país, beneficios a quienes quisieran ir a poblar la parte sur de Campeche.
“El hecho de irme a Campeche me cambió mucho, pues me tocaron buenas tierras. Hice desde el principio la manera de vivir. Puse mi negocito (una tienda). Mi esposa era especial para esas cosas; ella era buena para vender”, expresó.
Y agregó que, “aunque debo mencionar que el clima sí nos afectó por el calorón que hace, es muy húmedo por la cercanía con el mar, pero eso pasó, ya me acostumbré. En La Laguna es caliente también, aunque muy seco, un clima extremoso y es árido”.
La movilización de la gente hacia ese lugar del país, cómo la considera como, “Fue un éxito, aunque las familias que llegamos del norte nos quedamos pocos, pero también vinieron gentes de otras partes, sobre todo de Jalisco, Zacatecas y de otros lugares”.
Muy pocas veces he regresado a la laguna, pero no me desarraigo de la tierra que me vio nacer, pues están mis hermanos; se quedaron en el 6 de Octubre los que estaban casados y una es maestra, pero yo ya hice mi vida en Campeche.
Pero dijo que recuerda a la Laguna como región bonita, mis papás trabajaban, "tenían su parcela, yo nomás los ayudaba. Yo regresé ya casado. Pasó un año y nos vinimos para acá. No viví mucho en la región".
Para finalizar Ricardo Martínez con gran nostalgia dijo que recuerda mucho la fiesta de aniversario del ejido, se hacía una fiesta muy bonita, el Seis de Octubre es un nombre bonito. Cuando se inició el ejido recuerdo que fuimos del ejido Palo Blanco, que nos llevó mi papá.
Estaba yo muy chico pero recuerdo. En un carretón de mulas nos fuimos de Palo Blanco al Seis, íbamos todos, pero de una cosa si estoy seguro, el día de mi partida, quiero que me entierren a un lado de mi esposa, en el panteón de la Colonia en Campeche.
