Home office llegó para quedarse
La adaptación a una nueva cultura de trabajo de oficina. No dudo estimado lector que en el mundo laboral hemos oído hablar de “home office”.
Para empezar le propongo que juntos le demos una ojeada a este tema que revolucionará la forma de trabajo de oficina con sus consecuencias laborales al corto plazo en el ámbito legal, económico, social y político.
Este término se refiere a la posibilidad de trabajar en casa de manera literal, pero el concepto es mucho más profundo de lo que se puede pensar, porque esto implica la oportunidad de hacerlo en un contexto distinto al de la oficina, tanto en espacio como en tiempo con las TIC.
Las TIC es una abreviación para las Tecnologías de la Información y Comunicaciones, estas tecnologías nos permiten acceder, producir, guardar, presentar y transferir información.
Ellas están presentes en todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana, en lo social, familiar y educativa. Los dispositivos son las PC (computadoras personales), el celular, teléfono, cámara digital, entre otros muchos más.
Está el internet, dentro del cual se engloba la navegación web y el correo electrónico. Y dependiendo del caso están los blogs, sitios web, software de traducción, mensajería instantánea o sea los chats, telefonía, videoconferencias y un montón de otras cosas más.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el teletrabajo, mejor conocido ahora como trabajo a distancia o home office, “como una forma de trabajo que se realiza en una ubicación alejada de una oficina central o instalaciones de producción, separando al trabajador del contacto personal con colegas de trabajo que estén en esa oficina y cómo la nueva tecnología hace posible esta separación facilitando la comunicación”.
La cosa es que muchas tareas que se ejecutan en una oficina, no precisan de la presencia del trabajador en su puesto y pueden realizarse a distancia utilizando las TIC. En términos de tiempo se disminuyen los desplazamientos y disminuyen los tiempos muertos sin tareas que realizar.
Esta “nueva” manera de laborar, implica una verdadera revolución del trabajo de oficina que empieza antes que nada, con la comprensión primero del “jefe”, si lo acepta, después requiere del replanteamiento de la planificación del trabajo, de horas en la oficina a horas dedicadas al trabajo.
Un obstáculo para que esta “nueva” modalidad de trabajo se acepte y establezca, es que el “jefe” no concibe que el trabajador pueda desempeñar su labor en una casa, en un centro, en un lugar al que le denominan coworking que puede ser un restaurante, un cibercafé, el camión, el avión o un hotel.
¿Por qué sucede esto? Porque existe la cultura de querer tener, constatar y ver la presencia del trabajador.
El trabajador de home office tiene acceso a la base de datos, a reuniones virtuales y transferencia de información, lo cual permite a los “jefes” tomar decisiones en tiempo real, maximizando su eficiencia dentro de los procesos… cualquiera que éstos sean.
Hay que aceptar que aunque el trabajador no se encuentra físicamente vinculado en su entorno de trabajo, cumple con sus obligaciones contractuales.
Ciertamente que hay un “choque cultural”, hay que admitirlo, que el trabajador de home office tiene más oportunidad para organizar su tiempo, el tiempo que dedica al trabajo y… la cierta autonomía que conlleva la combinación con otros fines, regularmente el de la familia.
Para el trabajador temporal o de tiempo completo, valora mucho este trabajo porque le significa mezclar las labores familiares con las labores del trabajo en un ambiente flexible de tiempo, donde lo que manda es el trabajo porque de él come, las prioridades de tiempo las pone, las exige y con toda la razón, la organización pública o privada.
También hay desventajas muy importantes como la falta de ambiente laboral y la disminución de relaciones sociales que también pueden impactar en la familia creando conflictos, porque se desvanecen las barreras entre trabajo y familia. Puede ocurrir que el trabajador con el tiempo, dé prioridad a los labores de la casa, además está latente la posible deslealtad porque tiene el acceso a banco de datos, entre otros muchos más.
¿México está preparado para hacer home office ante Covid-19?
Hay una premisa que debemos aceptar de entrada. Alrededor del mundo, muchos organismos del sector público y privado han adoptado medidas de confinamiento para sus trabajadores ante el inminente riesgo de contraer el Covid-19.
Dentro de las medidas sugeridas está la opción de laborar a distancia sin salir de casa. El fin primordial -sine qua non- es la prevención de contagio y la obvia protección del trabajador ante el Covid-19.
La noticia de “paralización” de actividades en un principio desconcertó, en seguida inquietaron, luego preocuparon, después asimilaron y finalmente adoptaron una gran cantidad de organismos públicos y privados. Las organizaciones más desarrolladas migraron de inmediato a la modalidad de distancia o home office. Otras lo hicieron de manera gradual. Otras aunque aún no saben cómo hacerlo, sin embargo, están buscando la forma de resolverlo. Otras, se resisten a hacerlo por desconfianza o por desconocimiento.
Finalmente opino que el trabajo a distancia o home office… llegó para quedarse.
Las organizaciones que así lo requieran tendrán que pasar por un proceso: Aceptar, diagnosticar, establecer procesos de trabajo, crear nuevas reglas de trabajo, capacitar… y a trabajar se ha dicho.
De momento… ¡no hay opción! Hasta la próxima.
