/ miércoles 2 de noviembre de 2022

Lectora más longeva de El Sol de Durango celebra 100 años de vida

Son 75 años de ser lectora del Sol de Durango, los mismos que cumple este año nuestra casa editora, la señora Teresita Galván, esposa del primer voceador de este impreso

Son 75 años de ser lectora del Sol de Durango, los mismos que cumple este año nuestra casa editora, la señora Teresita Galván de Rodríguez, esposa del primer voceador de este impreso, don Salvador Rodríguez Hernández (+), quien desde el primer día empezó a repartir por las calles de Durango, los primeros ejemplares de este reconocido periódico.

La señora Teresita recuerda que don Chava Rodríguez, “Sola” como le decían de cariño, cargaba alrededor de 250 ejemplares en su bicicleta, y desde muy temprana hora (de madrugada) empezaba a repartir El Sol a los duranguenses, haciéndose acreedor de reconocimientos por parte del mismo director de la Organización Editorial Mexicana (OEM), en aquella época, don Mario Vázquez Raña, de feliz memoria.

Doña Teresita nació en Durango capital, ella vivió en la calle 20 de Noviembre y Pateros, “Ahí me críe y de ahí salí para casarme”, es hija de don Jesús y Josefa, y solo tuvo una hermana, Jovita.

Como toda niña anhelaba jugar con sus muñecas a doña Teresita le encantaba , ellas nos cuenta que le encantaba jugar con ellas “Son ya 75 años, desde que apareció el primer ejemplar mi esposo me lo llevó para que lo leyera”, además le preguntamos ¿Qué sección es su favorita?: “Todas las secciones me gustan, pero me gusta historias, de personas que existieron y cosas de antes”.

Ella nos relata que la ciudad de Durango; estaba fea, porque la Plaza de Armas no tenía casi asientos, tenían unas 3 bancas, estaba abandonada, y así muchas cosas, en el mercado salía la gente afuera, más bien vendían afuera, también adentro pero estaba uno acostumbrado a comprar así; me acuerdo de la primer policía montada, que en las noches andaban, estaba uno ya acostado y se oían los caballos galopear y al fin retirado decían: “Alto ahí, cálmense”, a los que andaban en las calles haciendo el desorden, si porque antes no había patrullas, ellos solo traían su rifle”.

Doña Teresita nos compartió que trabajo muchos años en la casa de Nepo Romero (reportero de la sección de policiaca del Diario de Durango), con la señora Carmelita, mucho tiempo porque yo me sentí muy a gusto”.

Además también platicó de cuando era pequeñita, “Cuando estaba pequeña mi mamá trabajaba con unos señores Cano, don Manuel Cano, ahí trabajó mucho tiempo y ahí crecí en la casa de ellos, porque mi mamá era la sirvienta de ahí y llevaba muchos años trabajando hasta que muere uno de ellos, pues ya quitaron la casa, pero yo ahí comía, desayunaba, haga de cuenta que era de la familia, y ya nos veían de la familia, y ya crecí y trabajaba donde podía, trabajé mucho tiempo en los baños y oficinas del Parque Roma (frente a Soriana centro), y de ahí fue que me salí ya a casarme”.

Cabe mencionar que doña Teresita tuvo 13 hijos, cuenta con 40 nietos, 70 bisnietos y 25 tataranietos.



Algún acontecimiento que le haya tocado vivir aquí en Durango, “Conocí a don Lázaro Cárdenas, cuando vino a inaugurar la Estación del Ferrocarril y se fue a pie al Hotel San Carlos, en Negrete y Constitución y ahí tuvieron un accidente que se subieron todos al techo y se vino el techo abajo, y hubo como 3 muertos, y todo por dar la bienvenida a Cárdenas”.

La Guerra Cristera también le tocó vivir a doña Teresita, fue una guerra civil en México que se prolongó durante tres años, desde 1926 hasta 1929, entre el gobierno y milicias de religiosos católicos que se resistían a la aplicación de la llamada Ley Calles, la cual proponía limitar y controlar el culto católico en la nación, el cual proliferaba en la nación mexicana.

De la época de la revolución mexicana recuerda que: “yo vi cuando andaba aquí toda la gente, cuando yo estaba chiquilla, teníamos todas las puertas cerradas, en la noche no prendía la luz la gente, para que no supieran que había gente, porque andaban unas personas que les decían los “cristeros”, y andaban haciendo puras maldades, y entonces tenía uno que esconderse temprano, ya nada más empezaba a obscurecerse y toda las tiendas cerradas, haga de cuenta que no había nadie, andaban ellos en la calle tirando balazos, hay muy feo”.

A pesar de su edad, doña Teresita no padece de ninguna enfermedad crónica, es una persona sana y aun sin lentes todavía lee el periódico, por ellos nos compartió su secreto para mantenerse jovial a lo largo de los años, “yo he vivido mi vida muy tranquila, empezando que cuando me casé yo pensaba que iba a tener sufrimiento, porque decía yo, y cuando se emborrache mi esposo, y si me pega, y mi mamá me decía, allá tu pues ya te casaste, quién te lo manda, y nada que viví muy tranquila con mi esposo, porque nunca tomaba, él salía a trabajar y regresaba a sus horas, a veces se iba que al cine o alguna casa, pero mi vida la pase muy tranquila, muy bien con mi esposo Salvador, que era el primer voceador del periódico, recalcó.

Comentó que; fuimos muy felices y muy contentos, todos viviendo de lo que mi esposo ganaba pero de todos modos muy tranquilos, muy felices, y hasta ahorita mis hijos han sido muy tranquilos, muy amables, ellos son muy trabajadores.

Pues se puede decir que yo no he tenido sufrimiento, porque yo vivía con mi mamá y con mi hermana, entonces ya después que ya me casé que me fui a vivir a mi casa allá en la calle de Elorreaga y Pasteur, viví mucho tiempo como quien dice toda una vida, vivimos ahí entonces ya vendieron ahí, y tuvimos que salirnos y luego ya por otro lado, mi esposo se fue a trabajar, a Culiacán, a Mazatlán y trabajaba en un Circo, duró algunos años por allá”.

Comentan los hijos de doña Teresita, “Primero vivimos en la colonia Porfirio Díaz, luego en el San Gabriel y luego en el San Marcos, a la fecha, y todos lectores de El Sol de Durango; de mi madre tuvo que ver mucho su alimentación donde ella vivía había una huerta, y comía muy sano y eso tiene mucho que ver, todo natural”, expresaron.

En su juventud, doña Teresita, nos platica que asistió a una fiesta a un club en las calles de Negrete y Constitución, en ese evento conoció a su esposo, “Seguimos de novios y duramos un mes de novios, y luego luego me casé por las dos leyes y él nunca se separo de mi, ni de mis hijos”.

Un consejo que dé a los jóvenes. “Pues decirles a los jóvenes que no tomen, que no se desvelen tanto, mi esposo no tomaba y él trabajaba todo el día, ha sido muy pacífica mi vida, mi casa, mis hijos”.


Ella asistió a la inauguración del ITD, un 2 de agosto de 1948, también asistió a la inauguración de la Ciudad Deportiva un 15 de septiembre de 1949, que estaba el Lic. Enrique Torres Sánchez, también plática que cuando ella tenía como 10 años, que aquí vivió parte de su infancia Plácido Domingo, sus padres don Plácido Domingo Ferrer y su esposa Pepita Embil, tenían un teatro que se llamaba Teatro Lírico, era de carpa de opereta, y estuvieron ahí por el Teatro Alameda, y se regresaron a España, a doña Teresita le gustaba ir mucho al teatro.

Le tocó vivir lo de la fiebre amarilla, es sobreviviente también de la gripa española y del Covid-19, asimismo nos platica que le gusta que le lleven serenata sus hijos cuando festeja su cumpleaños y su santo, su canción favorita es “Tatuajes”, además le gusta bailar el “Sauce y la Palma” le encanta bailar y la música.

“He estado bien y ha sido una vida tranquila con mi esposo y mis hijos, y casi todos vivimos cerca, gracias a Dios, y por eso me siento a gusto y tranquila”, finalizó.

Son 75 años de ser lectora del Sol de Durango, los mismos que cumple este año nuestra casa editora, la señora Teresita Galván de Rodríguez, esposa del primer voceador de este impreso, don Salvador Rodríguez Hernández (+), quien desde el primer día empezó a repartir por las calles de Durango, los primeros ejemplares de este reconocido periódico.

La señora Teresita recuerda que don Chava Rodríguez, “Sola” como le decían de cariño, cargaba alrededor de 250 ejemplares en su bicicleta, y desde muy temprana hora (de madrugada) empezaba a repartir El Sol a los duranguenses, haciéndose acreedor de reconocimientos por parte del mismo director de la Organización Editorial Mexicana (OEM), en aquella época, don Mario Vázquez Raña, de feliz memoria.

Doña Teresita nació en Durango capital, ella vivió en la calle 20 de Noviembre y Pateros, “Ahí me críe y de ahí salí para casarme”, es hija de don Jesús y Josefa, y solo tuvo una hermana, Jovita.

Como toda niña anhelaba jugar con sus muñecas a doña Teresita le encantaba , ellas nos cuenta que le encantaba jugar con ellas “Son ya 75 años, desde que apareció el primer ejemplar mi esposo me lo llevó para que lo leyera”, además le preguntamos ¿Qué sección es su favorita?: “Todas las secciones me gustan, pero me gusta historias, de personas que existieron y cosas de antes”.

Ella nos relata que la ciudad de Durango; estaba fea, porque la Plaza de Armas no tenía casi asientos, tenían unas 3 bancas, estaba abandonada, y así muchas cosas, en el mercado salía la gente afuera, más bien vendían afuera, también adentro pero estaba uno acostumbrado a comprar así; me acuerdo de la primer policía montada, que en las noches andaban, estaba uno ya acostado y se oían los caballos galopear y al fin retirado decían: “Alto ahí, cálmense”, a los que andaban en las calles haciendo el desorden, si porque antes no había patrullas, ellos solo traían su rifle”.

Doña Teresita nos compartió que trabajo muchos años en la casa de Nepo Romero (reportero de la sección de policiaca del Diario de Durango), con la señora Carmelita, mucho tiempo porque yo me sentí muy a gusto”.

Además también platicó de cuando era pequeñita, “Cuando estaba pequeña mi mamá trabajaba con unos señores Cano, don Manuel Cano, ahí trabajó mucho tiempo y ahí crecí en la casa de ellos, porque mi mamá era la sirvienta de ahí y llevaba muchos años trabajando hasta que muere uno de ellos, pues ya quitaron la casa, pero yo ahí comía, desayunaba, haga de cuenta que era de la familia, y ya nos veían de la familia, y ya crecí y trabajaba donde podía, trabajé mucho tiempo en los baños y oficinas del Parque Roma (frente a Soriana centro), y de ahí fue que me salí ya a casarme”.

Cabe mencionar que doña Teresita tuvo 13 hijos, cuenta con 40 nietos, 70 bisnietos y 25 tataranietos.



Algún acontecimiento que le haya tocado vivir aquí en Durango, “Conocí a don Lázaro Cárdenas, cuando vino a inaugurar la Estación del Ferrocarril y se fue a pie al Hotel San Carlos, en Negrete y Constitución y ahí tuvieron un accidente que se subieron todos al techo y se vino el techo abajo, y hubo como 3 muertos, y todo por dar la bienvenida a Cárdenas”.

La Guerra Cristera también le tocó vivir a doña Teresita, fue una guerra civil en México que se prolongó durante tres años, desde 1926 hasta 1929, entre el gobierno y milicias de religiosos católicos que se resistían a la aplicación de la llamada Ley Calles, la cual proponía limitar y controlar el culto católico en la nación, el cual proliferaba en la nación mexicana.

De la época de la revolución mexicana recuerda que: “yo vi cuando andaba aquí toda la gente, cuando yo estaba chiquilla, teníamos todas las puertas cerradas, en la noche no prendía la luz la gente, para que no supieran que había gente, porque andaban unas personas que les decían los “cristeros”, y andaban haciendo puras maldades, y entonces tenía uno que esconderse temprano, ya nada más empezaba a obscurecerse y toda las tiendas cerradas, haga de cuenta que no había nadie, andaban ellos en la calle tirando balazos, hay muy feo”.

A pesar de su edad, doña Teresita no padece de ninguna enfermedad crónica, es una persona sana y aun sin lentes todavía lee el periódico, por ellos nos compartió su secreto para mantenerse jovial a lo largo de los años, “yo he vivido mi vida muy tranquila, empezando que cuando me casé yo pensaba que iba a tener sufrimiento, porque decía yo, y cuando se emborrache mi esposo, y si me pega, y mi mamá me decía, allá tu pues ya te casaste, quién te lo manda, y nada que viví muy tranquila con mi esposo, porque nunca tomaba, él salía a trabajar y regresaba a sus horas, a veces se iba que al cine o alguna casa, pero mi vida la pase muy tranquila, muy bien con mi esposo Salvador, que era el primer voceador del periódico, recalcó.

Comentó que; fuimos muy felices y muy contentos, todos viviendo de lo que mi esposo ganaba pero de todos modos muy tranquilos, muy felices, y hasta ahorita mis hijos han sido muy tranquilos, muy amables, ellos son muy trabajadores.

Pues se puede decir que yo no he tenido sufrimiento, porque yo vivía con mi mamá y con mi hermana, entonces ya después que ya me casé que me fui a vivir a mi casa allá en la calle de Elorreaga y Pasteur, viví mucho tiempo como quien dice toda una vida, vivimos ahí entonces ya vendieron ahí, y tuvimos que salirnos y luego ya por otro lado, mi esposo se fue a trabajar, a Culiacán, a Mazatlán y trabajaba en un Circo, duró algunos años por allá”.

Comentan los hijos de doña Teresita, “Primero vivimos en la colonia Porfirio Díaz, luego en el San Gabriel y luego en el San Marcos, a la fecha, y todos lectores de El Sol de Durango; de mi madre tuvo que ver mucho su alimentación donde ella vivía había una huerta, y comía muy sano y eso tiene mucho que ver, todo natural”, expresaron.

En su juventud, doña Teresita, nos platica que asistió a una fiesta a un club en las calles de Negrete y Constitución, en ese evento conoció a su esposo, “Seguimos de novios y duramos un mes de novios, y luego luego me casé por las dos leyes y él nunca se separo de mi, ni de mis hijos”.

Un consejo que dé a los jóvenes. “Pues decirles a los jóvenes que no tomen, que no se desvelen tanto, mi esposo no tomaba y él trabajaba todo el día, ha sido muy pacífica mi vida, mi casa, mis hijos”.


Ella asistió a la inauguración del ITD, un 2 de agosto de 1948, también asistió a la inauguración de la Ciudad Deportiva un 15 de septiembre de 1949, que estaba el Lic. Enrique Torres Sánchez, también plática que cuando ella tenía como 10 años, que aquí vivió parte de su infancia Plácido Domingo, sus padres don Plácido Domingo Ferrer y su esposa Pepita Embil, tenían un teatro que se llamaba Teatro Lírico, era de carpa de opereta, y estuvieron ahí por el Teatro Alameda, y se regresaron a España, a doña Teresita le gustaba ir mucho al teatro.

Le tocó vivir lo de la fiebre amarilla, es sobreviviente también de la gripa española y del Covid-19, asimismo nos platica que le gusta que le lleven serenata sus hijos cuando festeja su cumpleaños y su santo, su canción favorita es “Tatuajes”, además le gusta bailar el “Sauce y la Palma” le encanta bailar y la música.

“He estado bien y ha sido una vida tranquila con mi esposo y mis hijos, y casi todos vivimos cerca, gracias a Dios, y por eso me siento a gusto y tranquila”, finalizó.

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