Hermosamente ataviada con un bonito ropón fue acercada hasta la pila bautismal de la Catedral Basílica Menor de Durango la encantadora niña Romina Garduño Gallegos para que recibiera el primero de los sacramentos que otorga la iglesia católica.
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Ella estuvo acompañada de sus padres Andrés Garduño Martín del Campo y Mayra Lorena Gallegos Aguilar, además de sus padrinos Gerardo Gareduño Martín del Campo y Diana Gallegos Aguilar.
El padrino de óleos fue el sacerdote Fernando Contreras, quien felicitó a los esposos Garduño Gallegos por su decisión de acercar a la pequeña para que recibiera su primer sacramento y de esta forma ingresar a las filas del catolicismo.
Les comentó que el sacramento del bautismo abre la puerta a una nueva vida en Jesucristo... una vida que va más allá de nuestra muerte y en la vida del cielo después de nuestra muerte. El bautismo es el sacramento de la salvación: un encuentro con Dios que nos limpia del pecado y nos hace verdaderos hijos de Dios, compartiendo su propia vida divina.
Agregó que este gran regalo se ofrece a todos los que creen y a los hijos de familias de fe. Desde sus primeros días, la Iglesia ha bautizado a adultos y niños porque es la única forma ordinaria en que Dios ha revelado que podemos recibir la gracia de la salvación a través de esta participación en la muerte y resurrección de Jesucristo, como San Pablo enseña en Romanos capítulo 6: “Por lo tanto, fuimos sepultados con él por el bautismo en la muerte, de modo que cuando Cristo resucitó de la muerte por la gloria del Padre, nosotros también podríamos caminar en una nueva vida ... si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él ... Entonces también deben considerarse muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús”.
Finalmente agregó que el bautismo es el primero de los tres Sacramentos de Iniciación. Los otros dos son la Confirmación y la Sagrada Comunión (Eucaristía). Los niños generalmente reciben los otros Sacramentos de Iniciación después de alcanzar los 7 años y antes de los 16.
Destacando también que es una costumbre antigua y también un requisito de la ley de la Iglesia que cada nuevo Cristiano tenga al menos un patrocinador, tradicionalmente llamado padrino, que “junto con los padres presenta un bebé para el bautismo. Un patrocinador también ayuda a la persona bautizada a llevar una vida Cristiana de acuerdo con el bautismo y a cumplir fielmente las obligaciones” de esta nueva vida.
Posteriormente bañó con las aguas benditas del Río Jordán a la nueva cristiana y les felicitó por su decisión de acercarla a recibir esta hermosa bendición.
Al término de la ceremonia, familiares y amistades que les acompañaron los felicitaron y posteriormente se trasladaron a conocido salón de eventos sociales en donde disfrutaron de una espléndida recepción.
