/ martes 1 de noviembre de 2022

Uriel García: joyero duranguense se inspira en el Día de Muertos para su nueva colección

20 años dedicado a la elaboración artesanal de joyería de plata y 10 años de tener su propia marca, el duranguense triunfa a nivel nacional e internacional

Veinte años dedicado a la elaboración artesanal de joyería de plata y 10 años de tener su propia marca, el duranguense Uriel García es el protagonista en esta ocasión de nuestra historia de vida para “El Sol de Durango”.

De niño nunca se pensó que realizaría esta loable labor, “vengo de una familia de maestros, mi mamá dio clases de primaria y secundaria durante 50 años de su vida, mi papá era maestro de carpintería y matemáticas, así que yo quería ser maestro y quería irme por la docencia también. Pero mi mamá decía ¡no, no puedes ser maestro, aunque nosotros seamos maestros tú puedes elegir otra cosa!

Uriel García: artesano joyero duranguense se inspira en el Día de Muertos para su nueva colección / Foto: Miriam Ontiveros | El Sol de Durango


Fui un niño hiperactivo y ella se encargó de bajarme eso con muchas actividades, por eso aprendí a tejer macramé y pintura desde los seis años, todos mis hermanos pintan, mi mamá sabía hacer muchas cosas de la vieja escuela y me enseñó a hacerlas, para el deporte nunca pude, pero se dio cuenta que en las manualidades y bordados tenía aptitud y se encargó de que aflorara todo más y ver para qué era bueno”.

De ahí surgió la creatividad, “el arte de la joyería me interesó desde que empecé a ver las películas de la época de oro, con las joyas que usaban, principalmente María Félix y empecé a investigar cómo se elaboraban, gracias a mi curiosidad, aquí no hubo quién me enseñara, lo hice sólo, empecé a dibujar bocetos, a diseñar cruces, me gustan mucho y las mandaba hacer, en una ocasión le pregunté a uno de los joyeros viejos de aquí el señor Juan Irungaray, que estaba en el Multifamiliar, le dije que si me aceptaba como alumno pero me dijo que no porque siempre tenían carga de trabajo, dijo que tendría que aprender sobre la marcha y por azahares del destino no pude estar con él, tuve que hacer mi carrera de Ingeniería en Sistemas, después llegó un curso aquí a Durango que trajo el Gobierno del Estado, era básico, pero quería aprender y fue con un maestro taxqueño, era como bisutería, de ahí me gustó, vi que la armaba para las pinzas, a hacer alambritos y todo ese tipo de cosas”.

El maestro vio en Uriel aptitudes para eso y le enseñó todo lo que sabía, en una ocasión le extendió la invitación para ir con él al Congreso Hispanoamericano en Zacatecas “el maestro estaba invitado, me dijo si íbamos, le dije que sí, conocí a diseñadores, artesanos más en forma y me dije quiero aprender más, en esa ocasión tuve oportunidad de conocer a Oscar Figueroa y a él también le llamó la atención que estuviera preguntando y me propuso aprender más, me dijo: te espero en Taxco, no pude aceptar en ese momento porque estaba terminando mi carrera, pero la propuesta quedó abierta, así que al concluir mi carrera y me fui, inicialmente iba por tres días y se río, dijo: ponga su boleto abierto ida y vuelta, solo se va a preocupar de su boleto, yo te voy a dar hospedaje y comidas, él es una marca grande con mucho trabajo a nivel nacional e internacional y cuando llego al taller eran 90 personas y cada uno en su distinta rama, porque me di cuenta que era mucho trabajo no tan sencillo como creía y ahí duré con él ocho meses, iniciando desde cero otra vez, con personas de todas edades hasta niños de 10 y 12 años que ya estaban trabajando y haciendo piezas increíbles”.



Sus creaciones, su mayor satisfacción

En estas dos décadas el joyero, originario de Nombre de Dios, Durango, ha tenido múltiples satisfacciones y la principal es que cada pieza que ha realizado, "a veces dices tú, la voy a hacer en un día, pero tiene tanta complejidad por más sencilla que se vea que te motiva y dices no me salió, ¿cómo que no me salió?, va a salir porque va a salir y entregar esa pieza al cliente y que te diga: era lo que estaba buscando por todos lados y nunca la encontré, es una satisfacción dejar contenta a la gente con lo que pidieron, a veces se desesperan porque no entienden la complejidad de hacer una pieza a mano, muchas veces creen que son moldes o máquinas las que las hacen y en mi caso aprendí a trabajar de manera tradicional, hecho a mano”.

Uriel García afirma que muchas veces el cliente dice que mis piezas son muy distintas a las que vieron en las joyerías “y sí, porque ahí venden piezas en cantidad para cumplir con el estándar de tener un stock y aquí cada pieza es única, aunque repita diseños va a variar siempre, principalmente cuando se trabaja con piedras naturales, porque siempre van a ser distintas por las vetas que tienen. Cada pieza tiene un carácter único, tiene mucho qué ver el estado de ánimo que tenga”.

Su principal inspiración para crear son sus vivencias “además de la naturaleza, el sentimiento a veces de la persona a la que le vas a diseñar, no es lo mismo que haga una pieza para mi mamá, para un amigo o un cliente sin conocerlo, si a ese cliente todavía le agrego que después de que lo conocí y se enamoró del trabajo, voy entendiendo la personalidad de la persona, sus gustos en colores y largo de la pieza. Tengo dos en particular, una de Ciudad de México que es muy jovial, le gustan los colores brillantes y chillones, ¡yo no soy así!, pero si se las hago porque me saca de mi rutina y digo: se va a ver bonita. A la otra le gustan mucho las rosas ella es de Tamaulipas, chicas, grandes, en prendedores, aretes y ella siempre va a estar feliz con las rosas”.

Afirma que existen varias escuelas en Taxco al ser la capital de la joyería, igual que Guadalajara, dijo que han ido saliendo personas que van creando escuelas, algunas con reconocimiento, otras no, “en Taxco hay una extensión de la UNAM que se dedica a formar joyeros y en México está el Centro de Formación Joyera por parte del Instituto Nacional de Bellas Artes”.

Finalmente pidió los futuros joyeros que se preparen para entender que las piezas no se arman, se construyen desde pensarlas, hasta dibujarlas y conocer los metales y saber cómo se manejan, "lo principal es empezar con bisutería, porque aprendes a mover tus manos con las pinzas, muchas veces quieren llegar a empezar a fundir, a cortar, a usar máquinas, se desesperan y se aburren, porque las personas que han llegado conmigo las pongo a hacer armaditos y se desesperan y ya quieren aretes así y no entienden que no están preparados, eso daría para un año y medio, pero con constancia y trabajando día a día, si sale se perfecciona, todo en esto es constancia y disciplina. Si hay personas que han llegado aquí y han querido que en tres meses sean joyeros o diseñadores y no, yo con veinte años en esto y diez con mi marca y a diario aprendo y buscando quién me enseñe más, es cosa de que te guste”.

Veinte años dedicado a la elaboración artesanal de joyería de plata y 10 años de tener su propia marca, el duranguense Uriel García es el protagonista en esta ocasión de nuestra historia de vida para “El Sol de Durango”.

De niño nunca se pensó que realizaría esta loable labor, “vengo de una familia de maestros, mi mamá dio clases de primaria y secundaria durante 50 años de su vida, mi papá era maestro de carpintería y matemáticas, así que yo quería ser maestro y quería irme por la docencia también. Pero mi mamá decía ¡no, no puedes ser maestro, aunque nosotros seamos maestros tú puedes elegir otra cosa!

Uriel García: artesano joyero duranguense se inspira en el Día de Muertos para su nueva colección / Foto: Miriam Ontiveros | El Sol de Durango


Fui un niño hiperactivo y ella se encargó de bajarme eso con muchas actividades, por eso aprendí a tejer macramé y pintura desde los seis años, todos mis hermanos pintan, mi mamá sabía hacer muchas cosas de la vieja escuela y me enseñó a hacerlas, para el deporte nunca pude, pero se dio cuenta que en las manualidades y bordados tenía aptitud y se encargó de que aflorara todo más y ver para qué era bueno”.

De ahí surgió la creatividad, “el arte de la joyería me interesó desde que empecé a ver las películas de la época de oro, con las joyas que usaban, principalmente María Félix y empecé a investigar cómo se elaboraban, gracias a mi curiosidad, aquí no hubo quién me enseñara, lo hice sólo, empecé a dibujar bocetos, a diseñar cruces, me gustan mucho y las mandaba hacer, en una ocasión le pregunté a uno de los joyeros viejos de aquí el señor Juan Irungaray, que estaba en el Multifamiliar, le dije que si me aceptaba como alumno pero me dijo que no porque siempre tenían carga de trabajo, dijo que tendría que aprender sobre la marcha y por azahares del destino no pude estar con él, tuve que hacer mi carrera de Ingeniería en Sistemas, después llegó un curso aquí a Durango que trajo el Gobierno del Estado, era básico, pero quería aprender y fue con un maestro taxqueño, era como bisutería, de ahí me gustó, vi que la armaba para las pinzas, a hacer alambritos y todo ese tipo de cosas”.

El maestro vio en Uriel aptitudes para eso y le enseñó todo lo que sabía, en una ocasión le extendió la invitación para ir con él al Congreso Hispanoamericano en Zacatecas “el maestro estaba invitado, me dijo si íbamos, le dije que sí, conocí a diseñadores, artesanos más en forma y me dije quiero aprender más, en esa ocasión tuve oportunidad de conocer a Oscar Figueroa y a él también le llamó la atención que estuviera preguntando y me propuso aprender más, me dijo: te espero en Taxco, no pude aceptar en ese momento porque estaba terminando mi carrera, pero la propuesta quedó abierta, así que al concluir mi carrera y me fui, inicialmente iba por tres días y se río, dijo: ponga su boleto abierto ida y vuelta, solo se va a preocupar de su boleto, yo te voy a dar hospedaje y comidas, él es una marca grande con mucho trabajo a nivel nacional e internacional y cuando llego al taller eran 90 personas y cada uno en su distinta rama, porque me di cuenta que era mucho trabajo no tan sencillo como creía y ahí duré con él ocho meses, iniciando desde cero otra vez, con personas de todas edades hasta niños de 10 y 12 años que ya estaban trabajando y haciendo piezas increíbles”.



Sus creaciones, su mayor satisfacción

En estas dos décadas el joyero, originario de Nombre de Dios, Durango, ha tenido múltiples satisfacciones y la principal es que cada pieza que ha realizado, "a veces dices tú, la voy a hacer en un día, pero tiene tanta complejidad por más sencilla que se vea que te motiva y dices no me salió, ¿cómo que no me salió?, va a salir porque va a salir y entregar esa pieza al cliente y que te diga: era lo que estaba buscando por todos lados y nunca la encontré, es una satisfacción dejar contenta a la gente con lo que pidieron, a veces se desesperan porque no entienden la complejidad de hacer una pieza a mano, muchas veces creen que son moldes o máquinas las que las hacen y en mi caso aprendí a trabajar de manera tradicional, hecho a mano”.

Uriel García afirma que muchas veces el cliente dice que mis piezas son muy distintas a las que vieron en las joyerías “y sí, porque ahí venden piezas en cantidad para cumplir con el estándar de tener un stock y aquí cada pieza es única, aunque repita diseños va a variar siempre, principalmente cuando se trabaja con piedras naturales, porque siempre van a ser distintas por las vetas que tienen. Cada pieza tiene un carácter único, tiene mucho qué ver el estado de ánimo que tenga”.

Su principal inspiración para crear son sus vivencias “además de la naturaleza, el sentimiento a veces de la persona a la que le vas a diseñar, no es lo mismo que haga una pieza para mi mamá, para un amigo o un cliente sin conocerlo, si a ese cliente todavía le agrego que después de que lo conocí y se enamoró del trabajo, voy entendiendo la personalidad de la persona, sus gustos en colores y largo de la pieza. Tengo dos en particular, una de Ciudad de México que es muy jovial, le gustan los colores brillantes y chillones, ¡yo no soy así!, pero si se las hago porque me saca de mi rutina y digo: se va a ver bonita. A la otra le gustan mucho las rosas ella es de Tamaulipas, chicas, grandes, en prendedores, aretes y ella siempre va a estar feliz con las rosas”.

Afirma que existen varias escuelas en Taxco al ser la capital de la joyería, igual que Guadalajara, dijo que han ido saliendo personas que van creando escuelas, algunas con reconocimiento, otras no, “en Taxco hay una extensión de la UNAM que se dedica a formar joyeros y en México está el Centro de Formación Joyera por parte del Instituto Nacional de Bellas Artes”.

Finalmente pidió los futuros joyeros que se preparen para entender que las piezas no se arman, se construyen desde pensarlas, hasta dibujarlas y conocer los metales y saber cómo se manejan, "lo principal es empezar con bisutería, porque aprendes a mover tus manos con las pinzas, muchas veces quieren llegar a empezar a fundir, a cortar, a usar máquinas, se desesperan y se aburren, porque las personas que han llegado conmigo las pongo a hacer armaditos y se desesperan y ya quieren aretes así y no entienden que no están preparados, eso daría para un año y medio, pero con constancia y trabajando día a día, si sale se perfecciona, todo en esto es constancia y disciplina. Si hay personas que han llegado aquí y han querido que en tres meses sean joyeros o diseñadores y no, yo con veinte años en esto y diez con mi marca y a diario aprendo y buscando quién me enseñe más, es cosa de que te guste”.

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