/ viernes 5 de julio de 2019

En cartera

A un año del triunfo de la democracia

La lucha por el poder tiene muchas aristas, desde la realidad que imponen los mercados, la cercanía y dependencia del gobierno de Donald Trump, los ex presidentes, algunos hombres del dinero, los medios de difusión y sus conductores, articulistas y editorialistas. También hay que señalar la inseguridad, la conexión de la impunidad que se heredó del gobierno pasado.

La apuesta de López Obrador a la inseguridad es la Guardia Nacional, pero también hay que mejorar a magistrados, fiscales, jueces y cárceles. La promesa es un cambio de régimen, es decir, nuevas estructuras políticas y nuevas formas de relaciones entre políticos y la sociedad. No habrá una gran transformación social mientras la sociedad se sienta vulnerable. El pueblo quiere paz y concordia en los espacios públicos y privados, está harto de la violencia y el conflicto, de la incertidumbre y la inseguridad.

Muchas cosas están sucediendo a la vez en este gobierno. Y existe prisa, y más por recuperar la seguridad pública. Siete meses son pocos para exigir resultados cuando le dejaron a López Obrador un país en ruinas, situado en los últimos lugares en homicidios diarios, en índices de corrupción y con un vergonzoso 96% en impunidad y en desigualdad.

Los programas sociales ahora van directamente a estudiantes, jóvenes, campesinos, personas de la tercera edad, discapacitados, mujeres que sin duda representan un alivio para las familias mexicanas. La realidad avasalla la inconformidad. Hoy las marchas son de expresidentes, empresarios que ya no hacen negocios con los corruptos políticos, los guaruras, los “fifís cuando antes -dicen los memes- las marchas eran de los campesinos, los obreros y los estudiantes. Algo raro está pasando en el país. ¿Seguirán los cuerpos de seguridad al servicio de los propios grupos criminales?

El informe del presidente de los mexicanos del lunes 1° de julio confirma que la mayoría del pueblo cree en sus políticas, las considera correctas y que van por el camino adecuado. López Obrador sigue disfrutando de los altos niveles de popularidad y según encuesta de Consulta Mitofsky, el 74% de la población cree que las condiciones en el país son mejores para sus familias y la mayoría de sus políticas tienen un fuerte apoyo.

Se aprobó la Ley de Austeridad, por supuesto que con la abstención del PRI. Se eliminan los seguros médicos y de vida, oficialmente se eliminan también las pensiones a los expresidentes y se prohíbe el nepotismo hasta el 4to. grado de parentesco.

México lidera en exportaciones a Estados Unidos, es el primer socio comercial según registros en los 5 primeros meses del presente año. En enero de 2022 estará terminada la terminal de Santa Lucía. La refinería de Dos Bocas está en proceso. En Yucatán se instalará una termoeléctrica. Se realizan los estudios de impacto ambiental del Tren Maya.

Sus adversarios han tratado de frenar sus proyectos ya sea a través de la “Lluvia de Amparos” o de las marchas de los fifís.

Estamos mejor que ante una presidencia llegada mediante el fraude, ante un presidente que procedió a la venta de 250 empresas públicas al sector privado (Telmex, Mexicana de Aviación, Televisión Azteca, Siderúrgica Lázaro Cárdenas, Altos Hornos de México, entre otras) mucho mejor que ante un PRIAN que privatizó el servicio público de la banca de crédito, Salinas entrego 18 bancos propiedad de la nación a sus amigos y socios; estamos mucho mejor que con los presidentes con acciones contrarrevolucionarias que permitieron la venta de tierras ejidales y comunales, y también modificaron la Ley Minera para concesionar la minería a particulares y la privatización de minas estatales, agregando que Salinas entregó 6 millones 600 mil hectáreas de reservas nacionales a Peñoles, Grupo México y Grupo Carso y las mineras poseen ahora 25 millones 386 mil 611 hectáreas que corresponden al 13% del territorio nacional.

Y podríamos seguir enumerando las traiciones a México y la entrega de nuestros recursos a los extranjeros: también reformaron la ley para permitir a empresas privadas generar electricidad, al grado de que hoy le venden a la CFE casi el 50% de la luz que consumimos mientras que las plantas de la CFE están paradas o subutilizadas; y qué decir de la reforma al artículo tercero constitucional para limitar la gratuidad de la educación pública solo en los niveles de primaria y secundaria y se dejó al mercado la educación media superior y universitaria, y por ello cada año se rechazan a 300 mil jóvenes que aspiran ingresar a esos ciclos, bajo el pretexto de que no pueden ingresar porque no pasan el examen de admisión y la realidad es que no hay cupo para ellos en los planteles públicos mientras que la matrícula de escuelas privadas se duplica, con la idea que sólo puede estudiar quien tenga los recursos económicos, de ahí el acierto de la Reforma Educativa de AMLO al establecer por Ley la gratuidad de la educación incluyendo los niveles medio superior y universitaria, también cabe señalar la reforma a la ley para vender Ferrocarriles Federales de México a empresas nacionales y extranjeras, no por nada Ernesto Zedillo fue contratado como asesor del Consejo de Administración de Union Pacific Corp, a la que entregó parte de la infraestructura ferroviaria del país, del pueblo mexicano.

Y su voracidad no tiene límites: modificaron el sistema de ahorro para el retiro (SAR) y entregaron la pensiones de millones de trabajadores sin su consentimiento a financieras privadas que administran turbiamente esos montos (INBURSA invirtió las pensiones en la construcción del nuevo aeropuerto que quedó cancelado y las pensiones de los trabajadores están en el aire, con poca o nula rentabilidad para los trabajadores pero con el cobro de comisiones muy altas por manejo. Y seguimos cargando con el gran fraude del “Fobaproa” al convertir las deudas de empresarios y de banqueros en deuda pública, en deuda del pueblo, que a la fecha asciende a un billón 300 mil millones de pesos y lo absurdo es que en 15 años hemos pagado más de 600 mil millones de pesos tan sólo de intereses y la deuda sigue aumentando; también reformaron la ley del ISSSTE y entregaron las pensiones de los trabajadores del Estado a los banqueros y ahora, los trabajadores pagaran más por sus pensiones y al final recibirán menos; también aprobaron la Ley de Petróleos Mexicanos que permite otorgar contratos inconstitucionales a empresas nacionales y extranjeras, para explorar petróleos y entregarles áreas del territorio nacional en exclusiva hasta por 25 años y ya se han licitado contratos. Y también se aprobaron los incrementos del IVA del 10 al 15% y en el 2009 se aumentó de 15% a 16% y del 28 al 30% el Impuesto sobre la Renta, con los aumentos mensuales a las gasolinas, el diesel, el gas y la luz.

Y vino la firma de un “Pacto por un nuevo México”, acordando aprobar 11 reformas nocivas contra los mexicanos como la Reforma Laboral, Reforma Educativa, Reforma Fiscal y Hacendaría, Reforma en Telecomunicaciones, Reformas Sector de Salud, Reforma Energética, Ley General de Aguas que no es otra cosa que la entrega de nuestro recuso líquido a las transnacionales.

Y los grandes escándalos: la Casa Blanca, la Estafa Maestra, la liberación de Elva Esther, el avión presidencial más costoso del mundo, la muerte de 43 estudiantes, la devolución de lo bienes a Raúl Salinas, los 22 exgobernadores priistas en el sexenio de Peña Nieto acusados de desvíos de recursos que suman 258 mil 829 millones 185 mil pesos. La corrupción e impunidad de los guachicoleros de cuello blanco.

En este sexenio se está descubriendo la grave situación que vive el país, mucho más grave de lo que creíamos. Se están tocando fibras y callos de la mafia del poder, México necesita unidad para rescatar y recuperar los bienes y la riqueza de nuestro país. Se debe de recuperar todo lo saqueado y establecer las bases para evitar otro desastre.

No hagamos caso de los gritos que confunden con un mensaje de doble moral porque ahora gritan poner en pocos meses la ruina que dejaron en su administración en muchos sexenios. No más impunidad ni corrupción. No permitamos que regresen los abusos, la corrupción y la impunidad del pasado. Ahora sin la mano negra de ex presidentes, políticos y beneficiarios de corrupción dentro de la policía federal que apoyan las movilizaciones de los elementos federales que se niegan a estar dentro de la guardia nacional.

A un año del triunfo de la democracia

La lucha por el poder tiene muchas aristas, desde la realidad que imponen los mercados, la cercanía y dependencia del gobierno de Donald Trump, los ex presidentes, algunos hombres del dinero, los medios de difusión y sus conductores, articulistas y editorialistas. También hay que señalar la inseguridad, la conexión de la impunidad que se heredó del gobierno pasado.

La apuesta de López Obrador a la inseguridad es la Guardia Nacional, pero también hay que mejorar a magistrados, fiscales, jueces y cárceles. La promesa es un cambio de régimen, es decir, nuevas estructuras políticas y nuevas formas de relaciones entre políticos y la sociedad. No habrá una gran transformación social mientras la sociedad se sienta vulnerable. El pueblo quiere paz y concordia en los espacios públicos y privados, está harto de la violencia y el conflicto, de la incertidumbre y la inseguridad.

Muchas cosas están sucediendo a la vez en este gobierno. Y existe prisa, y más por recuperar la seguridad pública. Siete meses son pocos para exigir resultados cuando le dejaron a López Obrador un país en ruinas, situado en los últimos lugares en homicidios diarios, en índices de corrupción y con un vergonzoso 96% en impunidad y en desigualdad.

Los programas sociales ahora van directamente a estudiantes, jóvenes, campesinos, personas de la tercera edad, discapacitados, mujeres que sin duda representan un alivio para las familias mexicanas. La realidad avasalla la inconformidad. Hoy las marchas son de expresidentes, empresarios que ya no hacen negocios con los corruptos políticos, los guaruras, los “fifís cuando antes -dicen los memes- las marchas eran de los campesinos, los obreros y los estudiantes. Algo raro está pasando en el país. ¿Seguirán los cuerpos de seguridad al servicio de los propios grupos criminales?

El informe del presidente de los mexicanos del lunes 1° de julio confirma que la mayoría del pueblo cree en sus políticas, las considera correctas y que van por el camino adecuado. López Obrador sigue disfrutando de los altos niveles de popularidad y según encuesta de Consulta Mitofsky, el 74% de la población cree que las condiciones en el país son mejores para sus familias y la mayoría de sus políticas tienen un fuerte apoyo.

Se aprobó la Ley de Austeridad, por supuesto que con la abstención del PRI. Se eliminan los seguros médicos y de vida, oficialmente se eliminan también las pensiones a los expresidentes y se prohíbe el nepotismo hasta el 4to. grado de parentesco.

México lidera en exportaciones a Estados Unidos, es el primer socio comercial según registros en los 5 primeros meses del presente año. En enero de 2022 estará terminada la terminal de Santa Lucía. La refinería de Dos Bocas está en proceso. En Yucatán se instalará una termoeléctrica. Se realizan los estudios de impacto ambiental del Tren Maya.

Sus adversarios han tratado de frenar sus proyectos ya sea a través de la “Lluvia de Amparos” o de las marchas de los fifís.

Estamos mejor que ante una presidencia llegada mediante el fraude, ante un presidente que procedió a la venta de 250 empresas públicas al sector privado (Telmex, Mexicana de Aviación, Televisión Azteca, Siderúrgica Lázaro Cárdenas, Altos Hornos de México, entre otras) mucho mejor que ante un PRIAN que privatizó el servicio público de la banca de crédito, Salinas entrego 18 bancos propiedad de la nación a sus amigos y socios; estamos mucho mejor que con los presidentes con acciones contrarrevolucionarias que permitieron la venta de tierras ejidales y comunales, y también modificaron la Ley Minera para concesionar la minería a particulares y la privatización de minas estatales, agregando que Salinas entregó 6 millones 600 mil hectáreas de reservas nacionales a Peñoles, Grupo México y Grupo Carso y las mineras poseen ahora 25 millones 386 mil 611 hectáreas que corresponden al 13% del territorio nacional.

Y podríamos seguir enumerando las traiciones a México y la entrega de nuestros recursos a los extranjeros: también reformaron la ley para permitir a empresas privadas generar electricidad, al grado de que hoy le venden a la CFE casi el 50% de la luz que consumimos mientras que las plantas de la CFE están paradas o subutilizadas; y qué decir de la reforma al artículo tercero constitucional para limitar la gratuidad de la educación pública solo en los niveles de primaria y secundaria y se dejó al mercado la educación media superior y universitaria, y por ello cada año se rechazan a 300 mil jóvenes que aspiran ingresar a esos ciclos, bajo el pretexto de que no pueden ingresar porque no pasan el examen de admisión y la realidad es que no hay cupo para ellos en los planteles públicos mientras que la matrícula de escuelas privadas se duplica, con la idea que sólo puede estudiar quien tenga los recursos económicos, de ahí el acierto de la Reforma Educativa de AMLO al establecer por Ley la gratuidad de la educación incluyendo los niveles medio superior y universitaria, también cabe señalar la reforma a la ley para vender Ferrocarriles Federales de México a empresas nacionales y extranjeras, no por nada Ernesto Zedillo fue contratado como asesor del Consejo de Administración de Union Pacific Corp, a la que entregó parte de la infraestructura ferroviaria del país, del pueblo mexicano.

Y su voracidad no tiene límites: modificaron el sistema de ahorro para el retiro (SAR) y entregaron la pensiones de millones de trabajadores sin su consentimiento a financieras privadas que administran turbiamente esos montos (INBURSA invirtió las pensiones en la construcción del nuevo aeropuerto que quedó cancelado y las pensiones de los trabajadores están en el aire, con poca o nula rentabilidad para los trabajadores pero con el cobro de comisiones muy altas por manejo. Y seguimos cargando con el gran fraude del “Fobaproa” al convertir las deudas de empresarios y de banqueros en deuda pública, en deuda del pueblo, que a la fecha asciende a un billón 300 mil millones de pesos y lo absurdo es que en 15 años hemos pagado más de 600 mil millones de pesos tan sólo de intereses y la deuda sigue aumentando; también reformaron la ley del ISSSTE y entregaron las pensiones de los trabajadores del Estado a los banqueros y ahora, los trabajadores pagaran más por sus pensiones y al final recibirán menos; también aprobaron la Ley de Petróleos Mexicanos que permite otorgar contratos inconstitucionales a empresas nacionales y extranjeras, para explorar petróleos y entregarles áreas del territorio nacional en exclusiva hasta por 25 años y ya se han licitado contratos. Y también se aprobaron los incrementos del IVA del 10 al 15% y en el 2009 se aumentó de 15% a 16% y del 28 al 30% el Impuesto sobre la Renta, con los aumentos mensuales a las gasolinas, el diesel, el gas y la luz.

Y vino la firma de un “Pacto por un nuevo México”, acordando aprobar 11 reformas nocivas contra los mexicanos como la Reforma Laboral, Reforma Educativa, Reforma Fiscal y Hacendaría, Reforma en Telecomunicaciones, Reformas Sector de Salud, Reforma Energética, Ley General de Aguas que no es otra cosa que la entrega de nuestro recuso líquido a las transnacionales.

Y los grandes escándalos: la Casa Blanca, la Estafa Maestra, la liberación de Elva Esther, el avión presidencial más costoso del mundo, la muerte de 43 estudiantes, la devolución de lo bienes a Raúl Salinas, los 22 exgobernadores priistas en el sexenio de Peña Nieto acusados de desvíos de recursos que suman 258 mil 829 millones 185 mil pesos. La corrupción e impunidad de los guachicoleros de cuello blanco.

En este sexenio se está descubriendo la grave situación que vive el país, mucho más grave de lo que creíamos. Se están tocando fibras y callos de la mafia del poder, México necesita unidad para rescatar y recuperar los bienes y la riqueza de nuestro país. Se debe de recuperar todo lo saqueado y establecer las bases para evitar otro desastre.

No hagamos caso de los gritos que confunden con un mensaje de doble moral porque ahora gritan poner en pocos meses la ruina que dejaron en su administración en muchos sexenios. No más impunidad ni corrupción. No permitamos que regresen los abusos, la corrupción y la impunidad del pasado. Ahora sin la mano negra de ex presidentes, políticos y beneficiarios de corrupción dentro de la policía federal que apoyan las movilizaciones de los elementos federales que se niegan a estar dentro de la guardia nacional.

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